El tufo de la corrupción apesta la disputa por la dirigencia de la Sección 27 del SNTE

Álvaro Aragón Ayala

El saqueo y la disolución del Fideicomiso del Sistema de Ahorro y Préstamo SIAP, en los que se involucraron dirigentes sindicales y funcionarios del gobierno del Estado, hurto que ocurrió durante el régimen de Mario López Valdez, da cuenta de la corrupción que aún se anida al interior de la Sección 27 del SNTE

Con el actual representante sindical, no líder, Genaro Torrecillas López, en estado supino, aletargado, muy alejado de la base sindical, pero con las alforjas retacadas de dinero, arrancó en Sinaloa la disputa por la dirigencia de la Sección 27 del SNTE. En el taste sindical se acomodaron, a su gusto, cuatro aspirantes que no se ajustan a las necesidades coyunturales del dirigente nacional Alfonso Cepeda Salas.

Se promueven sin consenso sindical, más bien obedeciendo intereses individuales, Juan Antonio López Osuna – “El Yoni” ´-, Everardo Meléndrez Hernández; el tristemente célebre Segismundo Mendívil Chaparro y Héctor de Jesús Urías Castro – “El Chetos”-. Ninguno le gusta a Alfonso Cepeda Salas. Carecen de presencia y prestigio sindical. Lo más lógico es que sean cribados.

De hecho, cuando el líder nacional Alfonso Cepeda leyó y escuchó los nombres de los precandidatos que se mueven cada uno a título personal, sin respaldo nacional, expresó: “¡estamos muy amolados!!, y es que ninguno encaja en el perfil que él exige para rescatar la Sección 27. Más aún: el que más desconfianza le despierta es Everardo Meléndrez.

Hasta ahora, no hay proceso sindical formal porque no se ha lanzado la convocatoria. Lo que hay es el acelere de cuatro aspirantes con deseos de visibilizarse, de aparecer como los redentores de la 27, pese a que sus cartas credenciales son demasiado pobres como para encabezar una organización que en los años recientes ha desplazado a las maestras y a los maestros más jóvenes.

En busca de un buen perfil para dirigir el sindicato en Sinaloa, Alfonso Cepeda exige lealtad al SNTE, reclama un verdadero defensor de los derechos laborales de profesoras y profesores, en activo y jubilados, con habilidades de negociación, con una visión de servicio y transparencia, no “líderes” que busquen enriquecerse con las cuotas sindicales y con los “moches” o las utilidades del FigloSNTE.

Y es que en Sinaloa los tufos de la corrupción sindical son penetrantes: debido a la falta de rendición de cuentas, la Sección 27 del SNTE parió nuevos millonarios, una hornada de dirigentes pillos y demagogos, ya en estado geriátrico, que amasaron fortunas, dándose el lujo de comprar mansiones, vehículos de lujo y hasta tráiler, y convertirse en inversionistas en prósperos negocios….

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