¡La venganza como política de Estado!

Ricardo Alemán

Las “persecuciones ejemplares” son uno de los principales instrumentos empleados por los dictadores, para infundir miedo y terror entre la población civil que los repudia.

Se trata de perseguir judicialmente a personalidades de la vida civil, para que el resto de la sociedad entienda lo que le puede pasar a quienes se atrevan a disentir, criticar y cuestionar a los dictadores.

Sí, es parte fundamental de la represión dictatorial para callar, con la amenaza de la cárcel, a todo aquel que se atreva a pensar distinto a lo que ordena la dictadura.

Es, junto con la difamación y la calumnia contra los ciudadanos, uno de los mecanismos más eficientes para “doblar”, tanto a los críticos como a los opositores.

Y es que la amenaza de vivir durante décadas en una de las peores cárceles mexicanas es una de las más temerarias amenazas que pueda vivir ciudadano alguno.

Pero, sobre todo, es un instrumento de terror. Sí, todo un instrumento “terrorista”; el “garrote”, que significa el uso del miedo y el terror como arma de control social.

Sí, porque una “persecución ejemplar” no es otra cosa que una venganza en donde los dictadores lanzan todo el peso de las instituciones del Estado bajo su control –en este caso la fiscalía general–, contra aquellos ciudadanos que se atreven a cuestionar, a señalar, a denunciar y, en especial, a exhibir de manera pública las trapacerías del dictador.

Y ese es, precisamente, el caso de la persecución judicial ordenada por la “señora presidenta” contra María Amparo Casar, a quien la fiscalía general de la República inició una carpeta de investigación por el supuesto cobro ilegal de la pensión que ha recibido en las últimas tres décadas de la empresa productiva Petróleos Mexicanos, luego de la muerte de su esposo.

Sin embargo –el pero de siempre–, resulta que por pura casualidad, María Amparo Casar es la presidenta de la ONG denominada: Mexicanos contra la Corrupción, una organización civil dedicada a la investigación y denuncia de la corrupción oficial.

Es decir, que en la última década, Mexicanos Contra la Corrupción ha revelado decenas de casos de corrupción de políticos y los servidores públicos de la mal llamada “4T”, lo que tiene bajo el ojo público a los principales dueños de ese cártel criminal llamado Morena.

Sí, mexicanos contra la Corrupción ha revelado decenas de casos de corruptelas oficiales, como el llamado “huachicol fiscal”, que alcanza incluso a los hijos del ex “narco-presidente” López Obrador, por citar sólo un caso de la trama corrupta de la “nueva mafia del poder”.

Y por eso, porque Mexicanos Contra la Corrupción es una de las organizaciones civiles más incómodas para la dictadura de los gobiernos de Morena, se ha convertido en el primer objetivo de la nueva “fiscala carnala” de la presidenta Claudia Sheinbaum.

Y es que la fiscalía general de la República ordenó abrir una “carpeta de investigación” contra María Amparo Casar, por el supuesto delito de “uso ilícito de atribuciones y facultades”.

El supuesto delito es cobrar la pensión de viudez, de su esposo, quien en su momento fue alto funcionario de Pemex.

Está claro, por donde se le quiera ver, que se trata de una venganza de la dictadura de Claudia Sheinbaum contra la presidenta de la ONG más crítica de Morena y de sus “narco-gobiernos”; una venganza que ratifica que fiscalía general no es más que “el garrote” para amenazar, amedrentar y asustar a los críticos del régimen dictatorial del cártel criminal llamado Morena.

Y luego de la intolerable persecución de María Amparo Casar, veremos a otros perseguidos políticos, como Ricardo Salinas Pliego y a críticos y opositores a la dictadura.

Por lo pronto, los idiotas de Palacio no entienden que están convirtiendo en víctima a la líder social que pretenden destruir. ¿Lo dudan?

Al tiempo.

EN EL CAMINO.

Por cierto, la señora María Amparo Casar y su claque, difamaron y calumniaron a Ricardo Alemán durante años, por cometer el “delito” de ser uno de los columnistas más críticos de López Obrador. Sí, hizo lo mismo que hoy le hacen a ella.

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