México abandona la reforestación pese a incendios cada vez más destructivos

Juan Carlos Rodríguez

La reforestación en México alcanzó niveles mínimos históricos durante el sexenio del presidente Andrés Manuel López Obrador, al tiempo que los incendios continuaron su paso ascendente en capacidad destructiva.

Datos del Anexo Estadístico del Primer Informe de Gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum arrojan que entre 2019 y 2024 se reforestaron 209 mil hectáreas de suelo, una caída de 631% respecto del 1.1 millones de hectáreas que se regeneraron durante la gestión del presidente Enrique Peña Nieto.

La diferencia es aún más marcada si se le compara con los 2.2 millones de hectáreas reforestadas en el periodo del presidente Felipe Calderón Hinojosa. Es decir, hoy se reforesta una décima parte de lo que se hacía hace 15 años.

Al mismo tiempo, de acuerdo con el documento presidencial, la superficie promedio afectada por incendio cumplió una década de reportar aumentos.

Mientras en 2015 cada incendio destruía, en promedio, 23.2 hectáreas de áreas boscosas, para 2024 la capacidad destructiva alcanzó las 208.9 hectáreas, un fenómeno asociado al cambio climático, pero también a la falta de recursos y estrategia para combatirlos.

No me sorprende lo que está sucediendo”, afirma el biólogo José Sarukhán Kermez, exrector de la UNAM y experto en biodiversidad. “Es consecuencia de la depauperación económica y de otros tipos que ha habido en todo el sector ambiental desde hace seis años, y los que vienen ahora difícilmente serán mejores”.

Creador de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio) y uno de los máximos estudiosos a nivel internacional sobre recuperación de zonas tropicales, Saruhkán remarca que “la seguridad social y el bienestar social de toda la población del país depende del estado de salud de nuestros bosques y selvas, pero el sector público no lo reconoce”.

Fase crítica

En mayo, un informe del Instituto de Recursos Mundiales (WRI, por sus siglas en inglés) advirtió que México perdió el año pasado 9.2 millones de hectáreas de cobertura forestal primaria, lo que significó el impacto más grande reportado por el país desde que se mide este indicador.

El organismo internacional destacó que en 2024 México se unió por primera vez al top ten de países con mayor pérdida de bosques a escala mundial.

El Anexo Estadístico del Primer Informe señala que, por primera vez en dos décadas, a partir del año 2020 el nivel de reforestación fue inferior a las 100 mil hectáreas.

Es consecuencia de la depauperación económica y de otros tipos que ha habido en todo el sector ambiental desde hace seis años, y los que vienen ahora difícilmente serán mejoresJosé Sarukhán Kermez, exrector de la UNAM y experto en biodiversidad

El informe presidencial aclara que “a partir de 2019 la disminución respecto al año anterior se debe al cambio del esquema de apoyo, de proyectos de reforestación anuales a proyectos de restauración multianuales (tres o cinco años) con enfoque de manejo integrado del territorio”.

También consigna que “a partir de 2020, los proyectos de restauración se realizan de manera multianual (tres o cinco años) y contemplan diversas obras para el restablecimiento de las funciones ambientales”.

Las cifras mostradas por el anexo no reportan cambios significativos en 2023, 2024 y 2025, años en los que se cumplirían los plazos de tres a cinco años que marcan los nuevos esquemas de reforestación.

Con datos actualizados a junio de 2025, este año se han reforestado 21 mil 500 hectáreas, una cuota muy por debajo de las 509 mil hectáreas restauradas en 2011, o las 405 mil de 2008, cuando se registraron picos positivos de recuperación de áreas verdes.

¿Y Sembrando Vida?

Durante la gestión del presidente López Obrador se presentó al programa Sembrando Vida (cultivo de árboles frutales y maderables con el objetivo de impulsar proyectos productivos agroforestales) como un instrumento que, además de generar desarrollo en el ámbito rural, ayudaría a la reforestación de suelos.

No obstante, los datos del Primer Informe de Gobierno revelan que la reforestación con fines de plantaciones forestales comerciales también va en picada.

Mientras que durante el periodo de Felipe Calderón se reforestaron 171 mil 400 hectáreas con plantaciones comerciales, para el sexenio de Peña Nieto fueron 107 mil 100. En contraste, durante la gestión obradorista, ya con el programa Sembrando Vida, la cuota fue de apenas 24 mil 400 hectáreas.

En entrevista con El Sol de México, José Sarukhán recuerda que a principios del gobierno de López Obrador, cuando aún estaba al frente de la Conabio, se acercó a la Secretaría del Bienestar para ofrecerle un plan de acción que convertiría a Sembrando Vida en un programa verdaderamente ecológicono un esquema de distribución de dinero a la gente.

“Pero, ¿sabe usted lo que hicieron con nuestra propuestaLa escucharon, nos dijeron que la analizarían, pero jamás nos volvieron a convocar”, cuenta el científico.

El panorama es más desolador si se considera el desplome de árboles que han sembrado a lo largo de los últimos 25 añosEntre 2001 y 2006, cada año se sembraron, en promedio, 210.3 millones de plantas con fines de reforestación y restauración; entre 2007 y 2012 fueron 330.3 millones anuales, y de 2013 a 2018, 173.8 millones de plantas al año. En el sexenio de López Obrador se llegó a mínimos históricos, con apenas 13.5 millones de plantas cada año.

“Estas pérdidas de recursos naturales, muchos de los proyectos abandonados, muchas de las cosas mal planeadas se deben a una sola razón: no se le ha dado importancia al sector ambiental, porque pues no se nota, no genera clientelas políticas”, acusa el académico.

Sobre el papel de la Comisión Nacional Forestal (Conafor), Sarukhán subraya que “es una institución enormemente importante, pero no ha tenido los recursos que necesita”.

“Yo recuerdo que algunos fondos adicionales que teníamos para restauración, se los dábamos a Conafor para poder enfrentar de mejor manera los incendiosNo hay proporción entre el tamaño de este país, su diversidad geográficageológica y la diversidad de ecosistemas que tenemos, con los ínfimos recursos que Conafor tiene para enfrentar ese trabajo. Me parece que es una de las muchas cosas tristes que vive este país, que se simula que se hacen cosas pero en realidad no se logra nada”, lamenta.

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