Derechistas hipócritas
Martí Batres
Los últimos tiempos nos han permitido ver con mucha claridad la actuación hipócrita de los derechistas mexicanos, su doble moral, su doble discurso, en suma, su falsedad, el horror ético que encarnan.
Hablan de paz y manejan grupos violentos dedicados a la provocación en las calles.
Acusan narco-Estado cuando la verdadera conformación de un narco Estado ocurrió entre 2006 y 2012 con un gobierno federal que reorganizó pactos, alianzas, guerras y territorios entre los cárteles.
Exigen Estado de derecho y se niegan a cumplir con las leyes fiscales y las resoluciones de los tribunales que ellos crearon.
Critican la falta de presupuesto para la salud y se niegan a cumplir con el pago de impuestos que sirven para financiar la salud pública.
Rechazan pagar sus adeudos con el Estado, pero, eso sí, no le perdonan un sólo adeudo, un sólo abonito, a los clientes de sus empresas.
Afirman que los servidores públicos viven de los impuestos que ellos pagan, cuando ellos ni siquiera pagan impuestos.
Descalifican a los servidores públicos por vivir de los impuestos que pagan los mexicanos, pero ellos viven y se enriquecen de los impuestos no pagados que pertenecen al pueblo de México.
Asumen el discurso de la libre empresa como doctrina que condena la intervención del Estado en la economía, pero algunas de sus grandes fortunas están construidas por los subsidios, préstamos, servicios, concesiones y empresas que el Estado les dio.
Reclaman pluralidad, pero en sus medios de comunicación no la hay.
Señalan autoritarismo del gobierno actual, pero se quejan de que a calles y colonias les quiten el nombre de Díaz Ordaz.
Claman autoridad, mano dura, uso de la fuerza pública, pero agreden y golpean a los elementos de la Policía.
Hablan de derechos humanos y denostan con grotescos discursos misóginos, racistas y homofóbicos a quienes critican sus actos.
Acusan ideas extranjeras en la acción política de la izquierda, y al mismo tiempo piden la intervención de potencias extranjeras en nuestro territorio.
Dicen que México se parece cada vez más a Venezuela, pero copian todas las estrategias de la derecha venezolana.
En suma, los derechistas mexicanos nada tienen que ver con la libertad, los derechos humanos, la paz, la seguridad, la patria o la libre empresa.
La construcción del país con esos altos valores encuentra su base hoy en día en una consistente coalición que conforma el Gobierno de la República con el empresariado productivo que cumple las leyes, las clases medias profesionistas, los jóvenes universitarios, las y los trabajadores y, desde luego, los pobres y humildes que van saliendo adelante, prosperando, con el proyecto de transformación que sacude privilegios y edifica bienestar.
