La izquierda iberoamericana frente al 2026

Ernesto Hernández Norzagaray

La aplastante derrota electoral del PSOE en Extremadura que tradicionalmente ha sido bastión socialista lo explican los escándalos de corrupción en la esfera pública y el acoso sexual de algunos de sus dirigentes.

La derrota de la coalición de izquierda “Unidad por Chile”, conformada por varias organizaciones sociales y políticas la han explicado por la falta de eficacia del gobierno de Gabriel Boric para combatir la inseguridad y la llegada de la migración ilegal.

Y, podríamos continuar hasta tener un cuadro completo, explicativo, de los realineamientos electorales en varios países y el retroceso de la izquierda variopinta iberoamericana.

Pero, no tendríamos la película completa, si no hablamos de la mayor o menor capacidad de la oposición para explotar estas debilidades como un insumo poderoso para estimular las alternancias iberoamericanas.

Y es que hasta ahora el ciudadano de a pie podrá soportar que falle la dotación de los servicios públicos, le afecta el burocratismo en la gestión pública, la ineficiencia y hasta cierta dosis de corrupción; sin embargo, cuando un gobierno no es capaz de garantizar la seguridad o, su sentido de comunidad, alterada por los flujos migratorios legales o ilegales, simplemente, voltea a ver que opción le ofrece la solución sea oportunista o ficticia, lo que quiere, es que por encima de lealtades ideológicas o políticas se vaya, quien, no pudo con el paquete.

Acaso, por poner un ejemplo, ¿López Obrador no lo hizo cuando la corrupción del peñismo fue notoriamente escandalosa? O, Sheinbaum Pardo, siguiendo el relato de la corrupción del pasado ¿no siguió explotando ese filón que le permitió mantener en los primeros meses buenos índices de aprobación, pero, a un año y dos meses de gobierno ineficaz en materia de seguridad existe una baja en las políticas de su gobierno?

Ese oportunismo estratégico está en el ADN de quienes tienen ambiciones de poder, en los dueños de las empresas demoscópicas, los poderosos medios de comunicación y los estrategas políticos que sacan raja política de las debilidades de los opositores y alcanzar o conservar el poder.

Es el ABC del manual de la política democrática posmoderna donde todo se vale y en política autoritaria es otra historia, pero, no tanto, cuando ambas se parecen en algunos ejercicios que buscan vender sueños de bienestar.

Y es muy probable que siga ocurriendo en los procesos electorales presidenciales y legislativos que se celebrarán en varios países latinoamericanos en 2026: Costa Rica (1 de febrero), Perú (2 de abril), Colombia (31 de mayo), Haití (30 de agosto) y Brasil (4 de octubre) con un ingrediente adicional la presencia activa del Presidente Donald Trump opinando sobre partidos y candidatos.

La pregunta es si en estos procesos de relevó continuará la debacle electoral que se inició prácticamente con el triunfo del outsider Javier Milei en Argentina o si tendremos un alto en lo que parece ya una tragedia para muchos izquierdistas.

Soy de la idea de que la tendencia continuará en Costa Rica donde los liberales han gobernado casi siempre y han garantizado estabilidad económica y política. Actualmente gobierna Rodrigo Chávez, un político de centro derecha que tiene un nivel de aprobación del 63 por ciento y esa aprobación busca heredarlo a Laura Fernández, su ex jefa de gabinete. La ultraderecha la representa el Diputado Fabricio Alvarado que buscará la Presidencia por tercera ocasión mientras la izquierda postulará a la ambientalista Claudia Dobles. Hasta hoy, el 55 por ciento de los ticos no ha manifestado su voto, pero la derecha lidera la intención de voto.

Perú, con un serio problema de estabilidad política, ya que en 10 años ha tenido nueve presidentes, irá a elecciones donde la izquierda hasta ahora no tiene figuras relevantes -Pedro Castillo, está en la cárcel acusado de intentar un golpe de Estado y Betsy Chávez, su exministra, está refugiada en la Embajada mexicana acusada del mismo delito esperando un salvoconducto de asilo para viajar a México-.

El nuevo Presidente podría salir de dos candidatos de derecha: Keiko Fujimori, hija del expresidente Alberto Fujimori, o Rafael López Aliaga, Alcalde de Lima, quien es considerado admirador de Donald Trump, o el outsider Carlos Álvarez, un comediante y presentador de televisión que se vende como ajeno a la política tradicional.

En Colombia, la incapacidad del Presidente Gustavo Petro para cumplir con sus ofertas de campaña y los exabruptos que han sido la constante ha provocado que su gobierno tenga un 57 por ciento de desaprobación. Su mandato constitucional ha estado caracterizado por la incapacidad de cumplir su agenda de reformas estructurales, el plan de paz con un repunte de la violencia política. Y un dato no menor, de acuerdo con una encuesta de percepción, el 81 por ciento de los colombianos quieren un Presidente cercano a la administración Trump, lo que favorece a Alberto de la Espriella (18 por ciento) que está en segundo lugar en intención de voto sólo por debajo del Senador de izquierda Iván Cepeda (32 por ciento).

Es importante destacar que en marzo habrá elecciones legislativas y primarias para las presidenciales donde en las primeras encuestas llevan la delantera entre sus promotores: Sergio Fajardo, exalcalde de Medellín; Miguel Uribe Londoño, conservador y padre del senador y aspirante presidencial asesinado Miguel Uribe Turbay y Claudia López, exalcaldesa progresista de Bogotá.

Haití, después de más de 10 años sin elegir democráticamente a su Presidente constitucional por el asesinato del presidente Jovenel Moïse y el exilio de Ariel Henry, el Primer Ministro interino. No se conocen aspirantes. El nuevo gobierno, tendrá la difícil tarea de enfrentar la crisis de seguridad que conservadoramente ha significado 16 mil personas asesinadas desde enero de 2022 y un gran desplazamiento de haitianos por el mundo.

Finalmente, Brasil, donde el Presidente Lula Da Silva se presentaría por séptima vez y, hasta ahora, la intención de voto le favorece. Además, hasta ahora la macro y microeconomía va bien. Y la inseguridad es la mayor preocupación de los brasileños. Jair Bolsonaro, el expresidente y principal líder de la derecha está en la cárcel por intento de golpe de Estado. Sin embargo, su hijo Flavio, Senador de la República, ha manifestado interés en ser el candidato presidencial de la derecha sólo que se la disputa a Tarcísio de Freitas, actual Gobernador del estado de Rio de Janeiro, un exmilitar, conservador, que cuenta con un 10 por ciento de intención de voto.

En definitiva, las derechas de estos países tienen un nuevo aliento y desde mi punto de vista, hay un elemento en el diseño electoral que las potencia en los cinco países, la segunda vuelta electoral y es que sí hay dos y hasta tres candidatos de derecha, podría suceder lo ocurrido en Chile donde la suma hizo la diferencia en un electorado cada vez más pragmático y estratégico cómo se ve en España.

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