Esteban Moctezuma, ausente en relación México-EEUU

Carlos Montesinos
Actualmente se vive uno de los momentos más complicados de la relación bilateral entre México y Estados Unidos, y en ese contexto político, el embajador Esteban Moctezuma ha mantenido un papel secundario, casi marginal. Mientras son otros funcionarios quienes llevan temas prioritarios de la agenda como el aspecto comercial o el de seguridad.
Si bien constantemente presume encuentros con legisladores estadounidenses, casi siempre para dialogar sobre temas coyunturales, el embajador sigue sin asumir un papel más activo como demandaría la intensa ofensiva de Donald Trump que incluye sus políticas antiinmigrantes o la constante amenaza arancelaria.
En lugar de ello, Moctezuma ha mantenido un desempeño más bien pasivo desde mediados del sexenio pasado, cuando Andrés Manuel López Obrador lo nombró embajador ante la llegada de Joe Biden a la presidencia estadounidense. Un escenario completamente distinto al que se desarrolla actualmente en plena era Trump.
Incluso parece haber reenfocado su estrategia, pues durante el primer mes de la administración Trump se dedicó a presumir encuentros con funcionarios como el secretario de Comercio, Howard Lutnik, o Christopher Landau, subsecretario de Estado. Figuras importantes dentro del gabinete del republicano.
Transcurridas unas semanas, la agenda de reuniones pasó a enfocarse en alcaldes, gobernadores y legisladores, principalmente demócratas, y en representantes de la iniciativa privada estadounidense. Así como con organizaciones de migrantes y el ocasional accidente que demanda atención consular, como el ocurrido con el buque escuela Cuauhtémoc.
Para analizar el desempeño de Moctezuma, Reporte Indigo consultó a Arlene Ramírez, doctora en relaciones internacionales por la Universidad de Norwich, quien considera que este ha sido bueno, si bien el embajador no ha tenido la respuesta adecuada a una situación tan compleja como la actual.
“Yo no lo calificaría como a la altura de los retos que tiene la relación bilateral México-Estados Unidos. México, en los últimos años, ha perdido, ese derecho de picaporte que se tenía, que tenían durante años los embajadores mexicanos”, dice Arlene Ramírez, internacionalista sobre el trato directo con el presidente estadounidense.
Así, explica que Moctezuma debe enfrentar el siempre presente reto de articular el servicio consular para dar atención a las necesidades de los mexicanos en EEUU, pero esta vez sorteando un contexto de alejamiento y hasta de golpeteo fomentado por el mismo Presidente estadounidense.
“Hay que empezar a leer los mensajes. A México, el presidente Donald Trump le tiene una narrativa muy definida y justamente el embajador ya debería estar sentado en mesas de negociación, de acuerdos, incluso de abrir las puertas en varias formas. No está ocurriendo”, recalca la doctora Ramírez.
Una nueva etapa en política exterior
En octubre del año pasado, apenas asumió la presidenta Claudia Sheinbaum, se confirmó que todos los embajadores nombrados por López Obrador se mantendrían en el cargo. Pese a los rumores de un posible relevo, Moctezuma fue ratificado a los pocos días de que Trump regresó a la Casa Blanca.
“Por lo pronto, se queda ahí Esteban y ya vamos a ver si hay un cambio o no, ya lo estaríamos informando”, dijo la primera mandataria en su conferencia mañanera del 29 de enero. Haciendo hincapié en una revisión constante y en que parte de la decisión recae en la SRE que encabeza Juan Ramón de la Fuente, tres veces compañero de gabinete de Moctezuma.
Sobre esta ratificación, la también académica de la Universidad Iberoamericana comenta que “a la presidenta Claudia Sheinbaum le ha tocado de alguna forma seguir trabajando estos meses con el equipo, con las decisiones, incluso hasta con la línea política marcada en la administración anterior y creo que hoy la relación bilateral necesita una nueva etapa”.
La forma de operar de Moctezuma y los retos propios que tiene la red consular en EEUU se podrían traducir en dificultades para la SRE. Tales como la intención del canciller De la Fuente de utilizar las embajadas y consulados para promover las inversiones del Plan México, una tarea que sexenio atrás desempeñaba la oficina ProMéxico.
“La poca fuerza que se le ve al embajador con respecto a las instituciones y a los liderazgos políticos en Estados Unidos dista mucho del perfil que se necesita para operar pues una estrategia de las proporciones de las que se plantea el Plan México”, dice Ramírez sobre las dificultades que podrían presentarse en el camino.
Pero más allá de una figura en particular como la de Moctezuma, también señala una problemática más profunda en el área que corresponde a la SRE puesto que “lo que estamos haciendo en realidad es apagar los fuegos. No estamos haciendo una estrategia, no hay planeación estratégica desde la política exterior”.
Esto siendo que personajes como Marcelo Ebrard u Omar García Harfuch, secretarios de Economía y Seguridad, han asumido un mayor protagonismo al conducir sus agendas directamente con sus homólogos estadounidenses. En lugar de que la SRE asumiera esas líneas de política exterior.
“Tristemente es una extensión de lo que vimos el sexenio pasado. Una Cancillería abandonada en la parte de la relevancia que tiene para las políticas públicas en México y creo que el que falten expertos en políticas exteriores, no porque no haya sino porque justamente están relegados, nos dicen la prioridad que prevén en temas internacionales”, concluye.