Militariza Trump las tierras fronterizas; cruzar sin permiso sería un acto de invasión que usaría a las fuerzas armadas

Carlos Ramírez
El presidente Donald Trump dio otro paso concreto hacia lo que parece estarse definiendo como el objetivo final de lanzar ataques armados con drones contra fortificaciones y zonas de los cárteles mexicanos en territorio mexicano.
El viernes, la Casa Blanca dio a conocer el Memorándum Presidencial de Seguridad Nacional NSPM-4 para, en términos concretos, sellar la frontera sur de Estados Unidos con México y utilizar para ello a las Fuerzas Armadas americanas y a la Guardia Nacional de los estados americanos fronterizos.
El lenguaje utilizado por el presidente Trump es realmente un discurso de guerra: “asigné a las Fuerzas Armadas de Estados Unidos la misión militar de repeler la invasión y sellar la frontera sur de Estados Unidos contra la entrada ilegal, a fin de mantener la soberanía, la integridad territorial y la seguridad del país”. Este lenguaje se utiliza solo por países que están en proceso o a punto de ser invadidos por alguna otra potencia y significa, en términos concretos, convertir los puestos fronterizos de la línea México-EU en grandes trincheras militares.
A diferencia de otras instrucciones más o menos similares, el memorándum de seguridad nacional autoriza a las Fuerzas Armadas a tomar el control físico de tierras federales a lo largo de la frontera entre los dos países como un instrumento de disuasión frente a los migrantes y narcotraficantes, pero convirtiendo la línea fronteriza en una zona de guerra.
El documento establece con claridad que cualquiera que cruce la frontera en esas áreas sin pasar por los requisitos legales migratorios –contrabandistas de drogas y polleros de personas– “no solo estará infringiendo la Ley Federal al entrar ilegalmente en el país, sino que también invadirá una instalación militar”. Y en caso de darse esta invasión, el Departamento de Justicia presentará cargos por allanamiento de morada en una base militar y será remitido a prisión.
El Memorándum Presidencial NSPM-4 forma parte de la estructuración ya no tan paulatina de un cerco completo alrededor de México con miras a lo que sería la decisión ejecutiva más importante y más provocadora: la autorización –hoy solo en modo de declaración– para que drones estadounidenses armados crucen la frontera y ataquen fortificaciones territoriales de los cárteles en los estados mexicanos donde no solo se refugian, sino viven y operan los laboratorios de protección de drogas.
A partir de su toma de posesión el 20 de enero, el presidente Donald Trump ha sido muy claro en definir su proyecto de liquidar las estructuras de los cárteles del narcotráfico en territorio mexicano. A lo largo de estos poco más de dos meses, el presidente Trump ha movilizado a las Fuerzas Armadas, barcos de guerra, la Guardia Costera, drones de espionaje y, sobre todo, a la Agencia Central de Inteligencia (CIA) en modo de grupo de operación para atacar espacios de narcotraficantes en México.
El martes 8 de abril, el presidente Trump declaró que tiene planeado atacar con drones a cárteles mexicanos en México, toda vez que no está satisfecho con los resultados hasta ahora de las autoridades de México en decomisos, y la Casa Blanca ha dejado muy en claro que requiere la destrucción física de instalaciones, refugios y laboratorios de cárteles mexicanos que siguen contrabandeando droga a Estados Unidos.
Asimismo, también la semana pasada, el embajador de Estados Unidos en México, Ronald Johnson, en el escenario de su ratificación en el Congreso, dijo que su país estaba preparado para dar el paso siguiente contra los narcos en México.
Y la prensa estadounidense también recogió informaciones no oficiales pero de fuentes con credibilidad de que el secretario de Defensa, Pete Hegseth, dijo que todas las cartas contra el narcotráfico mexicano “están sobre la mesa” y, entre ellas, la de atacar unilateralmente con drones americanos instalaciones del narco dentro del territorio mexicano.
El tema del narco en México ha sido central en el discurso del presidente Trump en sus dos periodos presidenciales, pero en este segundo ha insistido en que México no ha dado suficientes muestras de lucha contra el narcotráfico, que los grandes capos que están en Estados Unidos presos fueron conseguidos a base de amenazas estadounidenses y que el objetivo central es la destrucción de seis cárteles del narcotráfico que han sido ya caracterizados como narcoterroristas, como un paso estratégico de la Casa Blanca para poder tomar decisiones que tendrían que ponerse en operación dentro del territorio mexicano con o sin autorización gubernamental.
La justificación mexicana insiste en que se trataría de una violación del derecho internacional, pero la decisión del presidente Barack Obama en 2011 de crear la figura de organizaciones criminales trasnacionales le permitió a Estados Unidos asumir de manera unilateral el criterio jurídico de extraterritorialidad, es decir, obtener facultades para atacar a enemigos clandestinos fuera de Estados Unidos, como son los cárteles del narcotráfico que están instalados en México.
En el contexto de la Directiva de Seguridad Nacional NSPM-4, uno de los principales asesores de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de EU, Ron Vitiello, declaró que la decisión de militarizar tierras civiles sería una forma de “marcar” esa tierra como zona militar para que sean declarados invasores territoriales aquellos que ingresen de manera ilegal a Estados Unidos, con el dato adicional de que con ese memorándum se militarizará la tierra fronteriza y permitirá la acción implacable de las Fuerzas Armadas contra los que no cumplan la obligación de acatar las exigencias migratorias.
En términos concretos, el memorándum del viernes del presidente Trump militarizó no solo el ambiente fronterizo, sino toda la tierra donde comienza, de la frontera hacia el norte, el territorio estadounidense, y con ello no tendrá problemas en movilizar tropas para reprimir como acto de guerra a los que, en términos jurídicos y de seguridad nacional, están invadiendo al país.