Impuestos: el único lugar donde el robo es legal y obligatorio

Carlos Avendaño

Pagar impuestos en México es como estar atrapado en una suscripción forzosa a un servicio que nunca funciona. Te descuentan por todo, te cobran por todo, y encima te exigen que les aplaudas. Pagas: ISR, IVA, IEPS, predial, tenencia, verificación, derechos y hasta el aire que respiras cuando llenas un formulario. ¿Y para qué? Para ver cómo el dinero que ya fue gravado… vuelve a serlo, y luego otra vez, y otra, y otra, como si el SAT pensara que vivimos en Dubái, pero con baches. El ciudadano promedio paga impuestos por trabajar, por consumir, por circular, por vivir, inclusive por morirse. Pero cuando voltea a ver en qué se está gastando todo ese dinero, lo único que encuentra es: calles hechas trizas, escuelas cayéndose, hospitales sin medicinas, policías sin equipo, servicios públicos de cuarta, y funcionarios públicos… de cinco estrellas. Porque si el gobierno fuera una empresa, ya estaría en bancarrota o en la cárcel. Pero aquí no. Aquí, el gobierno te exige “cumplimiento fiscal” mientras ellos derrochan en camionetas blindadas, asesores de asesores y en campañas “institucionales” que solo sirven para inflar los egos y para preparar candidaturas. ¿En dónde está el retorno de nuestra inversión ciudadana? Porque esto no es contribución, es extorsión con código fiscal. ¿Seguridad? Te asaltan en la esquina. ¿Educación? Maestros mal pagados y aulas sin pizarrón. ¿Salud? A ver si alcanzas cita en el IMSS en unos tres meses. ¿Servicios públicos? Pregúntale a tu calle, si es que sobrevives al cráter que tienes afuera. Y lo peor: cuando exiges cuentas, te tachan de revoltoso, de insensible, de enemigo del progreso. ¡Progreso de ellos, claro! Porque aquí el progreso se mide en declaraciones, no en obras públicas. El gobierno tiene una gran deuda con la ciudadanía: no solo es económica, sino moral. Porque si tú le fallas al SAT, te embargan. Pero si ellos te fallan, te mandan una disculpa en PowerPoint y siguen como si nada. Así es que pagamos impuestos sobre lo ya gravado, con dinero que ya trabajamos, por servicios que no recibimos y con un cinismo que ya raya en el insulto. La pregunta no es por qué la gente evade impuestos, la verdadera pregunta obligada es: ¿Por qué el gobierno evade su responsabilidad?…

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