Inservibles indicadores de salud sin incluir Covid-19
Rafael Lozano *
Para los usuarios de estadísticas de salud internacionales la publicación anual de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) titulada “Health at the Glance” (HG) es una lectura obligada. En ella se publican los datos y tendencias comparables sobre diferentes aspectos del desempeño de los sistemas de salud de los 38 países que pertenecen a dicha organización así como de 10 países más que son candidatos a la adhesión. El pasado 7 de noviembre se publicó la versión 2023 de Health at the Glance con las estadísticas más recientes sobre el estado de salud, los factores de riesgo para la salud, el acceso y la calidad de la atención médica y los recursos del sistema de salud. Es importante dejar claro que la OCDE no genera estadísticas sino que las recopila a través de sus corresponsales de datos ubicados en las oficinas de estadísticas de salud de los países miembros. Son estos últimos, quienes proporcionaron la mayoría de los datos y metadatos, así como comentarios detallados de las fuentes de información empleadas. En otras palabras “… los datos presentados en HG provienen de estadísticas nacionales oficiales, a menos que se indique lo contrario…” El informe y los análisis se elaboran en la División de Salud de la OCDE quienes enfatizan “…las opiniones expresadas y los argumentos aquí empleados no reflejan necesariamente los puntos de vista oficiales de los países miembros…”
Habiendo dicho esto nos llama la atención que el reporte de Health at the Glance 2023 presente que la esperanza de vida al nacer —uno de los indicadores clave del estado de salud de los países— en México aumentó 0.3 años entre 2019 y 2021 (véase gráfica 3.2. Cambios en la esperanza de vida, 2019-21 y 2010-19. Pág 63) y que en 2021 México presentó una esperanza de vida al nacer (EVN) de 75.4 años para ambos sexos (ver gráfica 3.1 Esperanza de vida al nacer 2021-22. Pág 63). Lo anterior resulta muy extraño después de haber vivido el devastador impacto de la pandemia en la mortalidad a todas las edades en nuestro país. El conocimiento básico en salud pública nos dice que el efecto en la EVN debiera ser en sentido opuesto. El mismo reporte se contradice pues reconoce que hay un aumento en la mortalidad general y por grupos de edad en México de 2019 a 2021 (ver gráficas 3.3 y 3.4 en la página 65). La regla es: a mayor mortalidad en todas las edades, menor esperanza de vida al nacer.
Ante las inconsistencias observadas es recomendable revisar las fuentes de información que están detrás de estos datos. Para evitar confusiones, la División de Salud de la OCDE presenta al inicio del reporte una sección titulada Guía al Lector (página 9) en donde advierte “…para los lectores interesados en usar los datos presentados en esta publicación los invitamos a consultar la base de datos de la OCDE. La documentación completa de las definiciones, fuentes y métodos de cálculo están disponibles en https://oe.cd/health-statistics-data-sources-methods…”.
Al acudir a la segunda liga nos percatamos que el corresponsal estadístico de México mandó a la OCDE, para su reporte de 2023, los datos de la EVN estimadas por el CONAPO en 2018. El inconveniente de usar esa base de datos es que las estimaciones que derivan de esa proyección demográfica se hicieron antes de la pandemia de COVID-19 y por lo mismo la tendencia de la EVN estimada era al incremento. Posiblemente el desfase de fechas entre el envío de los datos a la OCDE para el reporte de 2023 y la publicación de las nuevas proyecciones de CONAPO en 2023 -que sí incluyen el impacto de la pandemia- fue lo que no permitió actualizar los datos. Lo que más llama la atención es que ni el corresponsal de México, ni los expertos de la División de Salud de la OCDE se percataran de la potencial inconsistencia y del efecto que tiene el usar estimaciones desactualizadas en el análisis.
Desafortunadamente los análisis que usan estimaciones con 6 años de diferencia en el EVN dejan mucha incertidumbre para cualquier lector. De haberse actualizado a 68.8 años de EVN en México en 2021, nuestro país debería estar por arriba de Indonesia solamente y no de 10 países como se muestra en la gráfica 3.1; además, una pérdida entre 2019 y 2021 de 6.1 años a diferencia de los que la gráfica 3.2 muestra. El problema se ubica en el uso de información desactualizada e incompleta y en la desatención de los expertos de ambos lados sobre las consecuencias de publicar cifras sin considerar el efecto esperado por la pandemia. Las repercusiones que tiene para los lectores no expertos y para el prestigio de la publicación son fuertes. La recomendación es no usar la parte del informe que se refiere a la EVN en México. Los datos desactualizados generan una hipérbole y ésta una narrativa sin sentido que a nadie le conviene. Esperamos que las autoridades de salud en lugar de usar la estadística publicada por la OCDE deberían buscar enmendar el problema solicitando una fe de erratas. Otro texto que debe corregirse es el Perfil de México que dice en el texto de los indicadores clave de estado de salud …México presentó una EVN de 75.4 años, 4.9 años menos que el promedio de la OCDE… cuando debería decir presentó una EVN de 68.8 años y mejor no decimos la distancia del promedio de la OCDE porque éste se debería volver a calcular.
Lamentablemente en la conferencia de prensa del 6 de noviembre, el Jefe de División Adjunto de la División de la Salud de la OCDE presentó ante los medios de comunicación mexicanos la gráfica 3.2 del reporte bajo el título “La esperanza de vida en los 4 países latinoamericanos de la OCDE subió ligeramente en la pandemia” ignorando lo que la División de Población de Naciones Unidas había publicado en junio de 2022, en donde la EVN en Chile disminuyó 1.4 años, en Costa Rica 2.4 años, en Colombia 3.9 y en México 4.1. Entiendo que las proyecciones de las Perspectivas de la Población Mundial de 2022 no son estadísticas oficiales de los países y no se pueden publicar en los análisis de la OCDE, pero me parece importante que los expertos consideraran la tendencia de la EVN cuando sí se incluyó el efecto en la mortalidad por el COVID 19. Lo grave es que afirmaciones provenientes de una institución con mucha reputación como la OCDE fueron reproducidas por los medios de comunicación de circulación nacional al día siguiente, a pesar de lo inconsistente y contradictorio de las cifras.
Para quienes estén interesados en conocer la diferencia entre las estimaciones sin COVID y con COVID vean la siguiente gráfica.
La buena noticia es que la edición de HG 2023 se centra especialmente en la salud digital y nos presenta indicadores que miden la preparación digital de los sistemas de salud de los países de la OCDE y describe lo que los países deben hacer para acelerar la transformación de la salud digital. El comentario de esta sección del reporte es pertinente y será motivo de una próxima colaboración.