Sinaloa: el Consejo Estatal de Seguridad Pública despide el olor a trinchera política-electoral

Álvaro Aragón Ayala

Dada la minimizacion de los esfuerzos desplegados por las fuerzas federales para combatir, amainar o replegar las acciones violentas de dos facciones del Cartel de Sinaloa que se disputan, con un poderío letal impresionante, el predominio territorial en Culiacán y Navolato y otros municipios de Sinaloa, el gobierno de Claudia Sheinbaum Pardo concentró su atención en el Consejo Estatal de Seguridad Pública para saber sus alcances y limitantes ya que la línea discursiva asumida por su coordinador general, Miguel Enrique Calderón Quevedo, levantó la sospecha y la hipótesis en el sentido de que el organismo pudiera ser usado como plataforma de proyectos político-electorales o como trinchera para erosionar las políticas en materia de seguridad pública de la Cuarta Transformación.

La guía temática, el enfoque “estratégico” de la narrativa de Calderón Quevedo ya levantó suspicacias en la administración de Claudia Sheinbaum. Hay dudas razonables, interrogantes que hay que desentrañar para entender porqué siempre coloca en el filo del descrédito o subestima el trabajo que desarrolla en Sinaloa la Sedena, la Guardia Nacional, la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana y la Marina Nacional. Por el contenido o lecturas de su posición (conferencias de prensa y participación en reuniones o foros) sobre la agenda nacional de seguridad, con su deriva en Sinaloa, y el análisis de hechos concretos y las observaciones de información existente, el gobierno está interesado en saber si atrás de las críticas de Miguel Enrique Calderón se esconde o no el apuntalamiento de un proyecto político.

Y es que la genética de Miguel Ángel Quevedo es política. Es un “Homo politicus” o un Zoón Politikón, si se abraza el concepto de Aristóteles. Bajo el padrinazgo del legendario y otrora político Alfredo Villegas y el apoyo del exgobernador Mario López Valdez fue diputado local del PRI y posteriormente asumió la alcaldía de Navolato para el periodo 2014-2016, etapa en la que, precisamente, en una jornada sangrienta en la que se registró una matazón de agentes municipales los herederos del narcotraficante Amado Carrillo Fuentes, “El Señor de los Cielos”, perdieron el control de ese territorio. Durante el periodo municipal de Calderón Quevedo se consolidó el poderío en esa jurisdicción, por él gobernada, de Joaquín Guzmán Loera, quien tomó incluso el control de la Policía Municipal.

Después de su desastrosa administración en la que Navolato trascendió a nivel mundial por el asesinato e incineración de los surfistas australianos Dean Lucas y Adam Coleman, en posición de exalcalde que acumuló centenas de críticas y denuncias de la población, Quevedo buscó de nuevo, ya expulsado del PRI, elevarse en diputado local con las siglas del Partido Verde Ecologista de México. Su campaña transmutó en show: llevó como candidato suplente a Marco Vinicio Verdugo, mejor conocido como “Marquitos, el de la venganza del queso”, personaje popular en las redes, quien acaparó los reflectores lanzando guasas a diestra y siniestra. El proyecto político fue un fracaso.

Desde el PVEM, partido que abrazó a Quirino Ordaz Coppel para “triangular” su candidatura al gobierno de Sinaloa disputada por un ejército de priistas, que al final se alinearon a la jugada política-electoral, Miguel Ángel Quevedo fue construyendo su acercamiento con la familia Coppel, poseedora de un consorcio o una cadena de negocios, ganándose su confianza plena. Opera ya, abiertamente, iniciativas de Alberto Coppel Luken, presidente fundador de GC1 Holdings, con inversiones en Spotify, Uber y Pinterest, y quien, junto con sus hermanos, Enrique, Rubén, José y Agustín acumulan una fortuna estimada en más de 9 mil millones de dólares.

En una conferencia con tintes de jugada política y que para el gobierno federal tiene el olor a la sincronización, de la cual se desprende la sospecha y la hipótesis que llama ya a los órganos de inteligencia política a investigar qué está pasando y porqué Miguel Calderón Quevedo, en su papel de coordinador general del Consejo Estatal de Seguridad Pública, y Alberto Coppel Luken coincidieron, en una conferencia, en la exigencia de que se aumente este año, pero para su aplicación el 2026, el presupuesto para combatir la violencia y proteger a la sociedad. Coppel fue enfático, ahí, al señalar que el incremento presupuestal debe ser contundente si se pretende revertir los rezagos estructurales.

Nada es casual. Nada. Para el gobierno de la Cuarta Transformación el CESP pudiera mutarse en una trinchera política desde donde se fraguan ataques no sólo contra el gobernador de Sinaloa Rubén Rocha Moya, sino también contra Claudia Sheinbaum en la ruta de la sucesión en Sinaloa. Que Miguel Ángel Quevedo puede ser la carta de los Coppel para la alcaldía de Culiacán en el 2027, es una de las hipótesis porque todavía su trayectoria y presencia no de la para más, pues carece, además, de base social y sus antecedentes de su paso por la alcaldía de Navolato lo hunden….

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