Salud en la encrucijada: los edulcorantes
Alejandro Calvillo
A Teresa, por su gran amor a la vida plena
El Gobierno de México y la Secretaría de Salud se encuentran en una encrucijada: si apoyarán la estrategia de las refresqueras para promover el consumo de bebidas con edulcorantes no calóricos como una opción a las bebidas con azúcares añadidos —propuesta en la que Coca-Cola quiere capturarle— o, abiertamente, señalan que no son opción y que la opción es el agua.
Esta industria, en especial Coca-Cola, de forma directa o a través de las asociaciones que la representan, como en su momento fue la AMPRAC y ahora MexBeb, ha negado históricamente que el consumo de su bebida ícono sea causa de sobrepeso, obesidad, diabetes, enfermedades renales, enfermedades del corazón y demás. Por ejemplo, durante más de 50 años se ocultó la relación del consumo de azúcar con las enfermedades cardiovasculares, con una fuerte intervención de Coca-Cola en este ocultamiento, como ha quedado expuesto en el análisis de documentos internos de la Fundación del Azúcar.
Ahora se sabe que el consumo de esta bebida en niveles inferiores al consumo promedio de los mexicanos se asocia con el riesgo de enfermedades cardiovasculares, como se ha demostrado en estudios realizados con fondos de los Institutos Nacionales de Salud de los Estados Unidos, antes de que Trump comenzara a recortarles los fondos. Ahora la evidencia es contundente: el consumo de las bebidas azucaradas es responsable en México de 230 mil casos nuevos de diabetes y enfermedades cardiovasculares cada año, de que se estime que anualmente 43 mil muertes se asocien a su consumo y de que un número aún indeterminado de personas enfermen y mueran por enfermedades del riñón y varios tipos de cáncer.
Ante la evidencia internacional del daño por las bebidas azucaradas, los organismos de salud internacionales y nacionales, libres de conflicto de interés, recomiendan impuestos altos, prohibir su publicidad, etiquetados de advertencia, entre otras medidas dirigidas a evitar o, al menos, reducir su consumo. Frente a estas medidas, las refresqueras han introducido bebidas con endulzantes químicos no calóricos para no perder el mercado que las regulaciones les estaba provocando: sustituir las azucaradas con las de edulcorantes no calóricos es la estrategia para mantener las ganancias. Este movimiento ha sido similar al de la industria del tabaco que, ante las regulaciones de los cigarrillos —a través de altos impuestos, prohibición de su publicidad, advertencias en los empaques y, por tanto, caída en el consumo y sus ventas—, está introduciendo al mercado productos como los llamados vapeadores, cigarrillos electrónicos y bolsas de nicotina. Todos estos productos han sido presentados como alternativas al cigarrillo y menos dañinas; incluso, como una opción para dejar de fumar. La realidad es que han resultado en lo contrario: el uso de estas llamadas “alternativas” ha comenzado a edades más tempranas y sus daños comienzan a evidenciarse.
Sobre las bebidas con edulcorantes, Coca-Cola ya logró un acuerdo con la Secretaría de Salud y Hacienda para que no tengan el mismo impuesto que las bebidas azucaradas. ¿Qué sabemos sobre el riesgo de los edulcorantes no calóricos, sobre estos compuestos químicos desarrollados para endulzar los productos sin calorías o muy bajas en calorías? Como siempre, nos basamos en evidencia que dejamos como referencia al final de este artículo y no en frases huecas de que “están permitidos”, “son seguros”, “se usan en todos lados”, etc., etc., que suelen repetir las refresqueras, sus aliados y cabilderos. Lo mismo se ha dicho sobre muchos otros compuestos que, después de años de evidencia, terminan por ser prohibidos, tras décadas de provocar severos daños en la población. ¿Qué sabemos sobre los edulcorantes?
En 2023, la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó sus directrices sobre el consumo de edulcorantes, las cuales reúnen una amplia revisión de la evidencia científica disponible. En este documento, la OMS desaconseja su uso para el control del peso corporal o para la reducción del riesgo de enfermedades no transmisibles, como la diabetes tipo 2 o enfermedades cardiovasculares. Además, señaló posibles efectos adversos por el uso prolongado de edulcorantes, entre ellos el aumento del riesgo de diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares y mortalidad en adultos.1
Diversos estudios científicos han advertido diversos riesgos por el consumo de estos edulcorantes, especialmente los riesgos cardiometabólicos:
- Un estudio publicado en el British Journal of Nutrition con datos de seis mil 371 participantes del National Health and Nutrition Examination Survey (NHANES) encontró que quienes consumían edulcorantes artificiales con más frecuencia presentaban mayores riesgos cardiometabólico: hasta 1.5 veces más hipertensión, tres veces más diabetes, 1.5 más obesidad, 1.9 más probabilidad de sufrir insuficiencia cardíaca y 1.5 veces más de presentar ataque al corazón. Además, en participantes que consumían edulcorantes de forma diaria, el riesgo de mortalidad también aumentó más del doble (2.62).2
- En los estudios de cohorte, es decir, que comprenden el seguimiento de decenas de miles de personas por varios años, el consumo habitual de edulcorantes no calóricos se asoció con un incremento del índice de Masa Corporal (IMC) (0.05 kg/m²), y mayor incidencia de obesidad.3
- Este estudio, que incluyó a más de 100 mil participantes con un seguimiento de 9.1 años, encontró que el consumo elevado de edulcorantes artificiales se asoció con un mayor riesgo de desarrollar diabetes tipo 2. Los participantes que consumían entre 16.4 y 18.5 mg/día presentaron un riesgo significativamente mayor de hasta 69 por ciento de desarrollar diabetes tipo 2, en comparación con los no consumidores. Los riesgos fueron más altos para el aspartame, el acesulfame-K y la sucralosa.4
- En la cohorte NutriNet-Santé con más de 100 mil participantes, se encontró que el consumo de edulcorantes artificiales se asoció con casi un 10 por ciento más de riesgo de enfermedades cardiovasculares y hasta un 18 por ciento específicamente para enfermedades cerebrovasculares.5
- Otro estudio con datos del UK Biobank encontró que por cada cucharadita de edulcorantes artificiales aumentaba el riesgo de enfermedad cardiovascular, enfermedad coronaria y enfermedad arterial periférica. Estos riesgos fueron independientes de la predisposición genética. Este tipo de hallazgos sugiere que los edulcorantes podrían actuar no sólo mediante efectos calóricos y de peso corporal, sino también vía mecanismos biológicos que requieren mayor exploración.6
Alteraciones en la microbiota
Investigaciones han demostrado que los edulcorantes no calóricos pueden reducir significativamente la diversidad microbiana en el intestino y alterar su estructura, lo que podría afectar la salud metabólica y la tolerancia a la glucosa.7,8 Esto en parte se puede explicar por la activación de receptores del gusto en el intestino, lo que podría generar una alteración en la absorción de glucosa y la secreción de insulina.9
Consumo de edulcorantes en niños
Por otro lado, se han observado efectos en la preferencia de cierto tipo de productos. El consumo de edulcorantes en niños se relaciona al desarrollo de preferencias por alimentos y bebidas dulces, lo que impacta en un mayor consumo de productos dulces y una modificación de los hábitos de alimentación a lo largo de la vida.10
Debido a que la evidencia sobre los posibles efectos adversos del consumo de edulcorantes es controversial y de que el uso de edulcorantes no calóricos no ha mostrado beneficios claros sobre su consumo, la Asociación Americana del Corazón ha declarado que su uso no está recomendado en niños.11 A esta recomendación se han sumado otros grupos de expertos, quienes tampoco recomiendan el consumo de bebidas con edulcorantes para niños menores de 13 años.12
Debido a la evidencia presentada, los edulcorantes no calóricos lejos de ser una alternativa “saludable” al azúcar, representan también un cierto riesgo para el metabolismo y la relación natural del cuerpo con el sabor dulce; por ello, es fundamental reducir su consumo y no considerarse como una sustitución inocua a los productos azucarados.
Agradecimiento a Paulina Magaña y colegas de la campaña de Salud Alimentaria de El Poder del Consumidor por la información.
Referencias
- World Health Organization. WHO guideline on non-sugar sweeteners: Spanish version. Geneva: WHO; 2023. Disponible en: https://www.who.int/publications/i/item/9789240083578
- Zhao, Y., et al. (2024). Associations of artificial sweetener intake with cardiometabolic disorders and mortality: A population-based study. British Journal of Nutrition, 132(8), 1065–1072. https://doi.org/10.1017/S000711452400223X
- Azad, M. B., Abou-Setta, A. M., Chauhan, B. F., Rabbani, R., Lys, J., Copstein, L., … Wicklow, B. (2017). Nonnutritive sweeteners and cardiometabolic health: a systematic review and meta-analysis of randomized controlled trials and prospective cohort studies. Canadian Medical Association Journal, 189(28), E929-E939. https://doi.org/10.1503/cmaj.161390
- Bouchard, L., et al. (2023). Artificial sweeteners and risk of type 2 diabetes in the prospective NutriNet-Santé cohort. Diabetes Care, 46(3), 551–558
- Debras, C., Chazelas, E., Druesne-Pecollo, N., Kesse-Guyot, E., Touvier, M., & Hercberg, S. (2022). Artificial sweeteners and risk of cardiovascular diseases: results from the prospective NutriNet-Santé cohort. BMJ Open or similar (el artículo original está en British Medical Journal). (Cohorte francesa).
- Sun, T., Yang, J., Lei, F., Liu, J., Yang, X., Tang, H., … & Xu, C. (2024). Artificial sweeteners and risk of incident cardiovascular disease and mortality: Evidence from UK Biobank. Cardiovascular Diabetology, 23, 233. https://doi.org/10.1186/s12933-024-02333-9
- Kidangathazhe A, Amponsah T, Maji A, Adams S, Chettoor M, Wang X, Scaria J. Synthetic vs. non-synthetic sweeteners: their differential effects on gut microbiome diversity and function. Front Microbiol. 2025 May 15;16:1531131. doi: 10.3389/fmicb.2025.1531131. PMID: 40443994; PMCID: PMC12119465.
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- Liauchonak I, Qorri B, Dawoud F, Riat Y, Szewczuk MR. Non-Nutritive Sweeteners and Their Implications on the Development of Metabolic Syndrome. Nutrients. 2019 Mar 16;11(3):644. doi: 10.3390/nu11030644. PMID: 30884834; PMCID: PMC6471792.
- Mennella JA. Ontogeny of taste preferences: basic biology and implications for health. Am J Clin Nutr. 2014;99 (3):704S–11S.
- American Heart Association. Low-Calorie Sweetened Beverages and Cardiometabolic Health a Science. The American Diabetes Association supports this AHA Science Advisory and considers the clinical document to be of educational value. * (2018)
- Fox T, Corbett A, Story M, Robert Wood Johnson Foundation Healthy Eating Research Expert Panel on Recommendations for Healthier Beverages. 2013. Recommendations for Healthier Beverages. Durham, NC: Healthy Eating Research.
