Defender a buscadoras, detener las desapariciones

Rubén Martín
María del Carmen Morales buscaba a su hijo Evaristo Julián Ramírez Morales, privado de la libertad en febrero de 2024 en el fraccionamiento Las Villas, en Tlajomulco, Jalisco. Desde entonces permanece desaparecido. Para fortalecer su lucha, María del Carmen Morales se unió a Guerreros Buscadores de Jalisco, el mismo colectivo que reveló el centro de entrenamiento y de exterminio en el rancho Izaguirre de Teuchitlán. Lamentablemente María del Carmen Morales fue asesinada arteramente la noche del pasado miércoles, junto a su otro hijo Jaime Daniel Ramírez Morales. Unos sicarios encapuchados los asesinaron en un ataque directo en el mismo fraccionamiento donde había desaparecido Evaristo Julián. María del Carmen Morales perdió la vida siendo una madre buscadora.
Apenas el pasado 2 de abril se confirmó el fallecimiento de Teresa González Murillo, quien buscaba a su hermano Jaime desaparecido en 2024. A Teresa González la emboscaron hombres armados quienes le dispararon dentro de su domicilio en Guadalajara, una semana antes de fallecer. En ambos casos, la Fiscalía General de Jalisco se apresuró a deslindar su labor de mujeres buscadoras como posible causa de sus asesinatos. El viernes pasado la Fiscalía de Jalisco intentó rectificar en el caso de María del Carmen Morales y aseguró que mantiene como línea de investigación, su labor como madre buscadora.
Con el asesinato de María del Carmen Morales son ya 28 (29 si consideramos a su hijo Jaime Daniel) familiares de hijos desaparecidos asesinados y tres desaparecidos desde el año 2010, según un recuento de Analy Nuño y Aranzazú Ayala en el portal A Dónde Van los Desaparecidos (https://cutt.ly/brh8TOgW). En el listado hay madres, padres, hermanas que han sido asesinados mientras buscaban a sus hijos, esposos o hermanos.
La lista inicia con el asesinato de Marisela Escobedo, ultimada el 16 de diciembre de 2010, afuera del Palacio de Gobierno de Chihuahua, al terminar una protesta para exigir justicia para su hija, asesinada y su cuerpo desaparecido por su pareja sentimental, Sergio Barraza, en 2008. Este caso fue inmortalizado en el documental Las Tres Muertes de Marisela Escobedo, del director Carlos Pérez Osorio (Netflix, 2020).
En la lista se registran los asesinatos de varias madres buscadoras, justo en su domicilio, como el caso de Miriam Rodríguez, asesinada en su casa en San Fernando, Tamaulipas el 10 de mayo de 2017. La señora Miriam fue ultimada por los mismos sicarios que secuestraron y asesinaron a su hija Karen Alejandra Salinas Rodríguez, de 16 años, en enero de 2014 en Tamaulipas.
En otros casos, las madres fueron ultimadas mientras acudían a una cita con una falsa pista, como fue el caso de Sandra Luz Hernández, asesinada en Culiacán, Sinaloa el 12 de mayo de 2015, cuando se dirigía a un encuentro con una persona que supuestamente le daría información del paradero de su hijo Edgar García Hernández, de 25 años, desaparecido el 12 de febrero de 2012.
Un caso semejante es el de Pablo Iván Miramontes desaparecido y asesinado en julio de 2018 en Guadalajara mientras buscaba a su hermano César Alejandro, desaparecido en abril del mismo año. Pablo Iván Miramontes había recibido una llamada de un supuesto informante sobre el paradero de su hermano, pero ya no regresó. “Dos semanas más tarde, su cuerpo fue localizado en una fosa clandestina ubicada a pocos kilómetros de la casa familiar”, precisa el reportaje de Analy Nuño y Aranzazú Ayala.
En la lista hay padres que fueron ultimados mientras buscaban a sus hijos, como Nepomuceno Moreno Núñez, asesinado en Hermosillo, Sonora, el 28 de noviembre de 2011 cuando viajaba en su camioneta. “Don Nepo”, como era conocido en el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, buscaba a su hijo Jorge Mario de 18 años, desaparecido el 1 de julio de 2010, cuando viajaba con amigos desde Hermosillo a Ciudad Obregón, Sonora.
Otro padre asesinado mientras buscaba a su hijo desaparecido es José de Jesús Jiménez Gaona. Su hija Jenny Isabel Jiménez Vázquez, de 23 años, desapareció en mayo de 2011, tras salir a cenar con unos amigos. José de Jesús Jiménez Gaona fue asesinado en junio de 2016 mientras circulaba en su auto en Poza Rica, Veracruz, a unos metros de la fiscalía del estado.
Un hilo conductor que une a la mayoría de estos casos, es la impunidad. A un mes del asesinato de Teresa González en su casa de Guadalajara, la Fiscalía de Jalisco no ha dado ningún avance en la investigación, me informó Héctor Flores, vocero del colectivo Luz de Esperanza, al que pertenecía esta hermana buscadora. La terrible práctica de la impunidad para hacer justicia en estos casos, permite que se repitan una y otra vez. La impunidad es el hilo conductor de la desaparición y asesinato de la hija de Marisela Escobedo, y fue la misma impunidad la que la condenó a ser asesinada frente al mismo Palacio de Gobierno de Chihuahua. Pero la impunidad es más que un concepto: es una práctica que impregna y corrompe a todo el sistema de procuración e impartición de justicia en México.
Mientras no se corten las cadenas de complicidad e impunidad entre los ejércitos privados de crimen organizado y amplias franjas del aparato público, las desapariciones y las amenazas y muertes de madres, padres, y hermanas buscadoras, continuará indefinidamente.
Se debe terminar la impunidad. Identificar y detener a los asesinos de María del Carmen Morales y de su hijo Jaime Daniel ocurrido la semana pasada en Tlajomulco, Jalisco, podría hacer que las cosas comiencen a cambiar y que las y los buscadores no tengan que temer por sus vidas después de cargar todavía con la desaparición de un hijo.
A la par de terminar con la impunidad, se debe brindar protección a las y los buscadores. Sólo en Jalisco al menos tres dirigentes de colectivos han denunciado que han recibido amenazas y vigilancia incluso en sus domicilios: Indira Navarro del colectivo Guerreros Buscadores de Jalisco; Guadalupe Aguilar, la madre buscadora pionera de Familias Unidas por Nuestros Desaparecidos Jalisco (Fundej); y Héctor Flores, del colectivo Luz de Esperanza. Estas amenazas se repiten por todo el país y lamentablemente muchas veces se cumplen.
La Presidenta Claudia Sheinbaum se prenunció sobre el asesinato de María del Carmen Morales en Tlajomulco, Jalisco la semana pasada y ofreció brindar protección a las buscadoras. Debemos proteger a todas las y los buscadores en México y hacer lo necesario para que no haya más buscadores en la patria porque ya no hay desaparecidos. Falta mucho por hacer, pero debemos empezar ahora a detener esta maquinaria criminal y asesina.