Teuchitlán, la guerra es por la narrativa

David Ordaz
Cuando todos hablábamos del desaire que figuras de Morena hicieron a la presidenta Claudia Sheinbaum en su mensaje de ‘unidad’ y de defensa de la República y de la pleitesía que rendían a Andrés Manuel López Beltrán, surgió un nuevo hecho, que además de confirmar la terrible realidad en que vive este país desde hace años, dan muestra de la división entre los diferentes niveles de gobierno y la miseria de otros.
Dos semanas han pasado desde que un grupo de familias buscadoras dieron a conocer imágenes del interior del Rancho Izaguirre en Teuchitlán, Jalisco, destacando la fotografía de cientos de zapatos regados. Inicialmente se habló de una casa de seguridad donde secuestraban, torturaban y ejecutaban a rivales de los cárteles del crimen organizado. Hoy se señala un campo de exterminio donde además de lo anterior, reclutaban a civiles con el pretexto de darles trabajo, para después torturarlos y matarlos. Se hablaba de 200 víctimas, hoy de 1,500 al menos.
Las reacciones y las críticas no se han hecho esperar, algunas tan ridículas y falaces como las que intenta la oposición en contra del régimen actual.
Tan falso es que Teuchitlán es culpa de Sheinbaum como cuando el lopezobradorismo y sus huestes decían que Ayotzinapa era culpa de Peña Nieto.
La descomposición social y crecimiento del crimen organizado en nuestro país lleva décadas. En el priísmo se vivía un “equilibrio” derivado de acuerdos, zonas intocables y un control más o menos razonable, incluso hasta el mediocre sexenio panista de Vicente Fox. El descontrol total se dio cuando Felipe Calderón sacó al Ejército a las calles y decidió declarar la guerra al crimen organizado.
En los sexenios de Calderón y Peña Nieto, la violencia creció exponencialmente y cuando llegó Andrés Manuel López Obrador, este lo hizo con la promesa de que todo aquello terminaría porque la clave era terminar con la maldita corrupción.
Hoy, por más discursos, seis años de mañaneras mentirosas y de querer cambiar la narrativa, tanto su estrategia de abrazos no balazos y su pretexto de que todo era culpa del pasado, se agotó y dejó un legado de sangre y compromisos que se ven muy difíciles de combatir.
Hoy, el actual gobierno va dando tumbos con buenas y malas decisiones.
Por un lado, presentó acciones para atender el caso con un decreto para fortalecer la Comisión Nacional de Búsqueda, anunció reformas para usar CURP en alertas, así como crear bases de datos forenses con nuevos protocolos y la publicación de cifras de desaparecidos, pero por otro, acusó el uso de bots en redes sociales con el objetivo de generar una narrativa que persigue intoxicar la conversación y a su vez atacar al gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo y al expresidente López Obrador.
A esto hay que sumar la miseria de algunos como Gerardo Fernández Noroña, que fiel a su estilo nefasto, asegura que se trata de “presunciones” y acusó a los medios de comunicación y a sectores de la oposición de “montarse en la tragedia”.
“Hay 200 zapatos ahí, sí. Pero, ¿quién dice que esos zapatos son de personas desaparecidas, que lo que se viene contando es cierto? (…) no, la seguridad… es un cementerio el país, la chingada, tatati, tatatata. ¿Cuántas personas fueron asesinadas ahí? Todo es especulación”, dijo.
Finalmente, para aderezar un tema tan delicado, el lunes por la tarde comenzó a viralizarse un video atribuido al Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), donde supuestos integrantes de ese grupo criminal, niegan la existencia de ese centro de exterminio y acusando a los colectivos de búsqueda y a los medios de comunicación de querer manipular la narrativa del caso. Que coincidencia.
Como todo, lo cierto es que este lamentable hecho de deshumanización se ha politizado y cada quien busca sacar raja para sus intereses.
Hoy, la presidenta Sheinbaum y su gabinete de seguridad tienen la oportunidad de hacer frente a este caso sin “verdades históricas” y que Teuchitlán no se convierta en su Ayotzinapa. Hoy, este gobierno tiene la oportunidad de hacer lo que ningún otro gobierno ha hecho por el bien del país.