La guardiana que defiende los pulmones de México
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Liliana Gómez
Conectar con la madre naturaleza es lo que más hace feliz a Martha “Pati” Ruiz Corzo, una activista que ama profundamente la Sierra Gorda de Querétaro, uno de los pulmones de México, ese amor la llevó a unir lazos con los habitantes para crear conciencia sobre el deterioro que la Sierra Gorda estaba sufriendo, por lo que creó el Grupo Ecológico Sierra Gorda (GESG).
“He encontrado mi camino espiritual aquí, es algo que yo buscaba, que me despertara pasión en mi corazón, y que fuera tan real como amar la naturaleza”, comenta Pati.
Grupo Ecológico Sierra Gorda, fue fundado en 1987 por Pati y un grupo de queretanos preocupados por el deterioro ambiental de la región, el GESG inició su labor enfocándose en la educación ambiental. “Nuestro objetivo es la conservación de los recursos naturales, pero lo hacemos desde un modelo participativo, con amor y paciencia, forjando soluciones”, explica, en entrevista con Forbes, Martha Pati Ruiz Corzo, fundadora y directora general del GESG, quién es conocida como la guardiana de la Sierra Gorda.
La Sierra Gorda, en 2003, fue declarada Reserva de la Biósfera por la UNESCO, esta región abarca 383,567 hectáreas, lo que representa 32.02% del estado de Querétaro. Sin embargo, el 70% del territorio es propiedad privada, 27% ejidal y 3% es federal.

Pati es miembro de la Junta Directiva de Forest Trends, en Estados Unidos, y Leaders pour la Paix, en Francia. Además, cuenta con los siguientes galardones: 2001 Schwab Foundation; Ashoka Foundation en el 1996 como emprendedora excepcional; 2002 Rolex al emprendimiento; 2012 National Geographic- Buffet Premio por liderazgo en la conservación en América Latina, también de National Geographic el World Legacy Award 2017; 2018 la Organización Mundial de Turismo de Naciones Unidas, por la innovadora visión incluyente de las comunidades locales, el premio Campeón de la Tierra 2013 por PNUMA, y otros 37 premios nacionales e internacionales.
No obstante, este ecosistema no solo es un “pulmón” de oxígeno para Querétaro, también alberga a 100,000 habitantes distribuidos en 683 comunidades de cinco municipios, quienes han sido aliados y testigos de la conservación del modelo participativo del Grupo Ecológico Sierra Gorda. “Ver cómo agricultores, docentes y amas de casa se unen en torno a la conservación, me llena de esperanza”, comenta Pati, como es conocida.
Regenerar la Sierra Gorda
El enfoque del GESG ha sido transformar estas comunidades en agentes activos de conservación, generando empleos y mejorando la calidad de vida. Más del 80% de los proyectos del grupo son gestionados directamente por los habitantes locales, quienes reciben capacitación en prácticas sustentables.
Desde sus inicios, el GESG ha implementado programas educativos en escuelas rurales, capacitando a más de 15,000 estudiantes y maestros. “No se trata solo de enseñar sobre el medio ambiente, sino de fomentar una conexión emocional con la naturaleza”, explica Pati.
El GESG cuenta con cinco pilares que le dan vida y esperanza a la Sierra Gorda de Querétaro, los cuales son llevados a cabo por centenas de ejidatarios, quienes han aprendido a preservar la naturaleza con cuidados especiales. Así como gobierno y empresas privadas que se han sumado a la iniciativa de poner un granito de arena para que la Sierra Gorda se regenere y sus especies vivan por más tiempo.
“Estas montañas son mi hogar y mi responsabilidad, mi misión en la vida es servir, ayudar a los demás y cuidar nuestra madre tierra. Por eso desde los años ochentas estamos con proyectos, que ayudan tanto a los habitantes como a la naturaleza”, enfatiza “Pati”.

Los proyectos que forman el GESG son: formación de una cultura sustentable, donde se llevan a cabo acciones de educación ambiental, manejo de residuos sólidos y comunicación con los habitantes. Protección de la vida silvestre, se llevan a cabo brigadas contra incendios. Economía regenerativa, a los habitantes se les enseña a aprovechar los recursos maderables y no maderables. Capacitación para crear un micronegocio, actualmente en la Sierra Gorda se encuentran 75 microempresarios locales, quienes venden productos naturales, artesanía, comida, tours y hospedaje. No obstante, el pilar principal del GESG es la huella de carbono.
“Desde ayer, hoy y mañana, nuestro objetivo es la conservación de los recursos naturales, y nuestra visión es un modelo muy participativo, porque es nuestro tesoro, la Sierra Gorda”, abunda Pati.
Más bosque, menos contaminación
Uno de los proyectos insignia del Grupo Ecológico Sierra Gorda es Carbono Biodiverso, lanzado en 2011, el cual se ha consolidado como un modelo replicable de compensación de emisiones. La iniciativa beneficia directamente a propietarios forestales, quienes reciben pagos por proteger sus tierras.
“Es un proyecto que tiene una derrama socio ambiental, los propietarios de los ejidos en vez de que vendan sus tierras, nosotros les pagamos para que las cuiden y así el bosque florezca más. También les explicamos que el tener ganado hace daño a las tierras, al no tener ganado doméstico se le brinda un respiro a la vegetación y eso permite que los árboles jóvenes crezcan”, comenta Roberto Pedraza, jefe del programa tierras silvestres del GESG, en entrevista.
Asimismo, los recursos que reciben los habitantes para cuidar sus tierras provienen de empresas y personas físicas que buscan mitigar su huella de carbono de manera voluntaria. Hasta el cierre de este reportaje, más de 4,000 hectáreas de bosque se han regenerado, con la ayuda de 25 millones de pesos, provenientes de las empresas que han compensado su huella de carbono con el GESG como: Uber México, Lyncott, EGLA, Fandeli Group, World Land Trust, Paruno, Adventure Travel México y Dreams Jade Resort & Spa. “Para que las empresas mitiguen su huella de carbono, el GESG cuenta con una página web, donde se pueden inscribir las personas o industrias”, dice Roberto Pedraza.
Mientras que el GESG solo recibe el 15% del recurso obtenido, porcentaje que es destinado a pagar sueldos del grupo, el cual está conformado por 65 personas, y seguir fortaleciendo el movimiento creado por Pati.
“Aquí hacemos conservación y no conversación, estamos en la trinchera”, enfatiza Pedraza.

El impacto del programa Carbono Biodiverso es evidente, comenta Ismael Lagos García, líder comunitario del ejido Tejamanil, ubicado dentro de la Sierra Gorda de Querétaro. “Antes, nuestros recursos no alcanzaban, pero ahora podemos cuidar nuestros bosques y también mejorar la calidad de vida de nuestras familias”.
El impuesto de carbono: instrumento de acción climática
El éxito de Carbono Biodiverso fue tal que en 2021 inspiró al gobierno del estado de Querétaro a implementar el Sello Estatal de Bajas Emisiones de Carbono. Este programa establece un impuesto para empresas queretanas que emiten gases de efecto invernadero, permitiendo que compensen sus emisiones invirtiendo en proyectos de conservación como los gestionados por el GESG.
“Este impuesto establece que las empresas que generan emisiones directas de C02 a la atmósfera deben pagar 637 pesos por tonelada emitida”, comenta Ricardo Javier Torres Hernández, subsecretario del medio ambiente en la Secretaría de Desarrollo Sustentable del estado de Querétaro.
Asimismo, explica que, “las empresas en Querétaro reportan sus inventarios de emisiones desde 2008, a lo largo de estos 16 años hemos capacitado a las empresas a medir, calcular y estimar las emisiones anuales y no las presentan a través de la cédula de operación anual. Sin embargo, en el 2021 entró en vigor el programa Sello Estatal de Bajas Emisiones”.
En 2023, el programa generó más de 40 millones de pesos, los cuales se canalizaron a proyectos en la Sierra Gorda. Empresas como industrias manufactureras y desarrolladores inmobiliarios han compensado más de 63,000 toneladas de carbono equivalente, una cifra récord para el estado.
“Las empresas tienen que presentar su inventario, la cantidad total de emisiones que generaron, y a partir de ello, estiman su impuesto”, enfatiza el subsecretario del medio ambiente.
Dado que se trata de un impuesto no recaudatorio, éste se puede cubrir con pagos para regenerar directamente en los bosques o a través de proyectos para la reducción de emisiones. “Por cada tonelada certificada que se pague, ese recurso va directo a los propietarios de los bosques, quienes se aseguran de que éstos no sean talados o incendiados”, comenta Torres Hernández.
Un llamado a servir y preservar
La conexión de Ruiz Corzo con la Sierra Gorda va más allá de su trabajo; es un compromiso espiritual y emocional. “Estas montañas son mi hogar y mi responsabilidad. Mi misión en la vida es servir, ayudar a los demás y cuidar de nuestra madre tierra”.
El legado del GESG, con proyectos como Carbono Biodiverso y el Sello Estatal de Bajas Emisiones de Carbono, demuestran que la conservación es posible cuando las comunidades se empoderan y se generan alianzas entre sociedad civil, gobierno y empresas.
La Sierra Gorda de Querétaro no solo es un ejemplo de resiliencia ambiental, sino también de cómo el amor por la naturaleza puede transformar vidas y dar esperanza en un mundo enfrentado al cambio climático. Por lo que Ruiz Corzo expresa su deseo de que este modelo se replique en otros estados. “Nuestra esperanza es regenerar el capital natural y recuperar las capacidades de los ecosistemas. Ojalá que otros proyectos similares surjan en México, porque el tiempo para actuar es ahora”.
Además, destaca la importancia de educar a las nuevas generaciones, “enseñen a sus hijos a amar el planeta, a abrazar los árboles y escuchar los pájaros. No los eduquen en un centro comercial. Conectar con la naturaleza es esencial”.