Los mensajes al Químico Benítez

Francisco Chiquete

Cualquiera que sepa someramente de administración pública se asombra ante barbaridades administrativas como las que ha hecho el gobierno de Luis Guillermo Benítez Torres, El Químico. Asignar contratos multimillonarios sin hacer una licitación pública es un suicidio en estos tiempos de revisiones, con todo y las deficiencias y complicidades que puedan existir.

Pero el Químico está picado de soberbia. Cree que haber librado los problemas en que él mismo se ha metido le garantiza impunidad inagotable. Eso y conclusiones torpes como la que le tiene hoy convencido de que otra vez no le va a pasar nada. Sus cuentas son muy simples: si los compromisos que se echa (como las luminarias adquiridas en más de 400 millones de pesos), quedan cubiertos antes que se termine su periodo, el Congreso del Estado no tendría por qué meterse. Pero tan tiene, que ya se metió, o al menos eso se ha declarado.

Ya el gobernador Rubén Rocha Moya hizo declaraciones muy fuertes, advirtiendo que nadie pude contratar sin licitar, si no se respetan las disposiciones legales. Luego hizo denuncias muy severas contra la empresa Azteca Lightning, la contratante del Químico.

Por si fuera poco, vino el delegado estatal de Morena, Manuel de Jesús Guerrero Verdugo, con la evidente encomienda de advertir al alcalde. Morena no lo va a respaldar mientras no se aclare ese contrato, dijo. Y lo acompañó la senadora Imelda Castro Castro para decir lo mismo, a pesar de que en un momento el Químico e Imelda fueron socios en la fallida aventura de detener la alianza de Rocha con el PAS.

Guerrero Verdugo ha sido siempre un activista casi personal de Rocha Moya. Fue uno de sus funcionarios más fieles y apegados cuando él hoy gobernador fue rector de la UAS y trabajó mucho en la campaña para el Senado, además de reiterarse como hombre de uso del candidato a la gubernatura. Es obvio, más que obvio, que al hacer esta declaración era una “boca de ganso” del gobernador.

Ya para remachar, el propio mandatario aprovechó su viaje al sur de Sinaloa para mandar el mensaje directo. En Escuinapa advirtió que no será palero de nadie. Ningún gobierno debe hacer las cosas mal y si la hace mal hay que sancionarlo, hay que meterlos a la cárcel, dijo, para luego apuntar: aquí no importa de qué partido sea, no vamos a ser paleros de nadie.

Aunque en Escuinapa hay problemas serios, pues la administración municipal no ha alcanzado ni siquiera a cubrir salarios, la advertencia iba más allá de la Ciudad camaronera y tenga usted por seguro que llegó a los oídos que buscaban en Mazatlán. Que se atienda la advertencia ya es otra cosa.

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