Miedo y autoritarismo, las marcas que dejó Conahcyt en los CPIs
Isaac Torres Cruz
En este sexenio, la relación del Consejo Nacional de (Humanidades) Ciencia y Tecnología (Conahcyt) con los 26 Centros Públicos de Investigación (CPIs) fue vertical y jerárquica. A lo largo de estos seis años, los también conocidos como Centros Conacyt han recibido línea directa desde las oficinas de Insurgentes sur.
Desde muy temprano y a lo largo del sexenio Conacyt con H de “humanidades” presionó la renuncia de directores de institutos e impuso el de académicos “cómodos” para la institución; uno de los casos más emblemáticos de esta imposición fue en el CIDE. Investigadores de estas instituciones fueron de los principales afectados por la Ley General de Ciencia y fueron cautos ante sus comentarios públicos, debido a temor a represalias.
“Crónica” suma a su recopilación de fin de sexenio y fin del Cona(h)cyt esta relación desigual entre autoridad e investigadores. El fin de la institución que existió por poco más de medio siglo concluye su relación con los CPIs entre la imposición, el miedo y el autoritarismo.
El sexenio de Conahcyt finaliza con el emblemático nombramiento de José Romero Tellaeche como investigador emérito del SNI, el nivel máximo de reconocimiento para los académicos miembros del sistema. Aunque hay opiniones divergentes sobre la calidad de los nombramientos en un sistema que ha crecido a costa de recursos del programa de becas y que generará un costo insostenible en algún momento, el reconocimiento de Tellaeche genera aversión entre comunidades académicas debido a sus plagios académicos y la crisis que provocó su dirección ilegal impuesta en el Centro de Investigación y Docencia Económica (CIDE), uno de los CPIs.
VENGANZA “TRANSGÉNICA”.
Desde muy temprano y a lo largo del sexenio Conacyt presionó la renuncia de Beatriz Xoconostle –con quien Álvarez-Buylla tenían un abierto desencuentro debido a su postura respecto a los transgénicos– en el Centro de Investigación Científica de Yucatán (CICY). Entre las pocas entrevistas que dio Xoconostle, dijo a Televisa que Álvarez-Buylla pidió su renuncia, ya que era “sujeto de investigación” por parte de la Secretaría de la Función Pública (SFP), aunque no le dijo de lo que se le acusaba.
A Yucatán acudió Alejandro Díaz, director adjunto de la Unidad de Articulación Sectorial y Regional, operador esencial de Álvarez-Buylla en este tipo de acciones, para hablar con la comunidad del centro de investigación. La televisora difundió un audio donde se escucha a Díaz citar a la directora de Conacyt: “para que se facilite la investigación lo mejor sería que tú pensaras en retirarte para que pudiera la Función Pública realizar su labor”.
Otro caso fue el de Leopoldo Altamirano, ex director del Instituto de Astrofísica Óptica y Electrónica (INAOE), quien también renunció ante una batería de denuncias provenientes de nuevo de SFP, ninguna procedió, pero fue suficiente para sacarlo tempranamente de la dirección de uno de los CPIs más antiguos y anterior al mismo Conacyt.
“Hoy le informé de las denuncias en su contra en la SFP y le pedí que si tenían sustento se retirara del cargo. Su renuncia parece confirmar la veracidad de las denuncias”, escribió Álvarez-Buylla en Twitter.
EL CIDE Y EL “ESPURIO”.
Por su parte, Sergio López-Ayllón, ex director del CIDE, renunció prematuramente a su cargo en 2021. No se hizo público el detalle de esa renuncia, lo cierto es que un par de años después Álvarez-Buylla lo acusaría –sin dar pruebas públicamente– desde la mañanera en Palacio Nacional de encabezar una red de complicidad y triangulación para el desvío de recursos de universidades e instituciones de educación e investigación a empresas trasnacionales. En ésta lanzó acusaciones a miembros de la UNAM, INE, ProCienciaMx y al INAI –entre otros–; el instituto autónomo solicitó, posteriormente, a la funcionaria que comprobar sus dichos. Una solicitud de transparencia evidenció que las acusaciones no tenían fundamento y que, en pocas palabras, Álvarez-Buylla había mentido desde Palacio Nacional.
La salida de López-Ayllón dio paso al caos en el CIDE, y uno de los varios momentos de mayor ignominia en la gerencia de Conacyt, con la elección de Romero Tellaeche –proveniente de El Colmex y recomendado de Lorenzo Meyer. La legitimidad de dicha elección fue incapaz de validarse y provocó una movilización estudiantil y de la comunidad del CIDE sin precedente que, sin embargo, no fue suficiente para evitar su desmantelamiento. Profesores y académicos renunciaron, el movimiento estudiantil silenciado y denostado y las instalaciones de la sede en Aguascalientes fueron dispuestas por Conahcyt para otro propósito.
Pero hay otros ejemplos que no llegaron a tanto, pasaron desapercibidos, pero fue parte de la estrategia para establecer en las direcciones de los CPIs académicos leales a Cona(h)cyt. Así, Álvarez-Buylla no ratificó a Jesús González Hernández en el CIDESI, a Juan Méndez Nonell en el CIAD, a Inocencio Higuera Ciápara en el CIATEJ o Miguel Rubio Godoy en el INECOL, en este último caso fue sustituido por Armando Contreras, quien generó una antipatía general en el instituto.
Fuentes cercanas a este reportero –el miedo a represalias persiste en muchos CPIs– ponen en duda los méritos académicos de muchos de sus directores, no obstante, son “serviles” a Conahcyt, señalan. En lo que coinciden estas fuentes consultadas es que esta maquinación “gangsteril” fue siempre a través de Alejandro Díaz.
Este nombre no pasó desapercibido por los pasillos de los CPIs. El titular de la Unidad de Articulación Sectorial y Regional del Conacyt fue, como en el caso de Xoconostle de realizar parte de un trabajo sombrío en la operación de los Centros Cona(h)cyt.
Alejandro Díaz, acusan fuentes anónimas de los CPIs, ha sido el encargado de imponer o nombrar a personas “mediocres, ineptas, sin las cualidades de liderazgo, con carreras ‘científicas’ muy limitadas y totalmente alineadas con la 4T” dentro de los Centros Conacyt.
“En lugar de buscar académicos distinguidos, con trayectorias reconocidas internacionalmente, están colocando mediocres consumados, que lo único que lograrán es debilitar a las instituciones, dividir a las comunidades y hacerle aún más daño del que ya le han hecho al aparato científico y tecnológico del país”.
LEALTAD A ÁLVAREZ-BUYLLA.
Ya con las direcciones de los CPIs a modo y bajo su control, Conahcyt utilizó su institucionalidad para validar sus posiciones políticas e ideológicas. Tal fue el caso de la carta de apoyo que emitieron sus directores (as) a la Ley General de Ciencia, en el marco de su discusión, en tanto que grupos de académicos de estos centros –que se expusieron públicamente a través de su firma– mostraron su preocupación. Esos mismos directores acudieron a los exiguos y simulados parlamentos abiertos en la Cámara de Diputados para apoyar la legislación, misma que acumuló amparos de los propios investigadores de los CPIs –principalmente– en todo el país, sumaron alrededor de 400 científicos tan sólo por la organización Uniendo Caminos, como reportó “Crónica” en 2023.
Conahcyt heredará a la próxima Secretaría de Ciencia, Humanidades, Tecnología e Innovación no sólo los amparos de los científicos de los CPIs, que tendrán una resolución del Poder Judicial, sino también una relación tensa con los investigadores e investigadoras de estos institutos, quienes no se sienten representados, en su mayoría, por sus direcciones.