Cumbre eleva a Celac como principal foro de unión regional
Blanche Petrich y Arturo Sánchez
El reto de consolidar la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) con respeto a la diversidad y sin exclusiones por las diferencias políticas entre los gobiernos fue el eje de las propuestas de Bolivia, Perú, Venezuela, México y Cuba durante la sexta cumbre del organismo que se realizó ayer en Palacio Nacional. Pero los presidentes de Paraguay, Mario Abdo, y de Uruguay, Luis Lacalle, desafiaron este objetivo al remarcar durante sus discursos sus opiniones adversas a los gobiernos de Caracas, La Habana y Managua.
Pese a todo, se logró realizar la cumbre anual después de dos fallidos intentos en 2018 y 2019, con la mayor asistencia de los últimos tiempos: 33 países, 16 de ellos a nivel de presidentes y primeros ministros. La mayor parte de los asistentes hicieron votos por la consolidación de este instrumento, en particular los caribeños, que ven en la opción de la Celac una oportunidad única de acceder al envío de vacunas anti-Covid.
La discusión sobre el futuro de la Organización de Estados Americanos (OEA) en el seno de la única institución regional en donde no participan Estados Unidos y Canadá apenas se esbozó, pero, según declaró el canciller mexicano Marcelo Ebrard, “en su momento se presentará un documento” sobre el tema.
Sólo Luis Lacalle, de Uruguay, defendió a la OEA y aseguró que participar en este espacio, que cumple este año su primera década de vida, “no hace caer en desuso” la participación de los mismos estados en la institución interamericana, que tiene 73 años de creada.
Momentos de fricción
En una jornada donde se abordaron los objetivos urgentes del subcontinente para concretar medidas efectivas para las crisis de la pandemia, los desastres provocados por el calentamiento global y las agravadas condiciones de pobreza y desigualdad, no faltaron los momentos de fricción.
Fue Abdo quien pronunció la primera expresión de discordia. Dijo a modo de saludo: “Mi presencia en esta cumbre en ningún sentido representa un reconocimiento al gobierno del señor Nicolás Maduro… creo que es de caballeros decirlo de frente”.
Lacalle fue más allá e incluso confrontó al presidente Andrés Manuel López Obrador, anfitrión del encuentro: “Participar en este foro no significa ser complaciente, señor presidente, y por supuesto con el respeto debido, cuando uno ve que en determinados países no hay democracia; cuando desde el poder se usa el aparato represor para acallar las protestas, cuando se encarcelan a opositores, debemos decir que vemos con preocupación lo que ocurre en Cuba, en Nicaragua y en Venezuela”.
A su vez, Colombia se autoexcluyó. La vicepresidenta Marta Lucía Ramírez había confirmado su asistencia en representación del presidente Iván Duque. En su lugar arribó la viceministra de Transporte, quien al final ni siquiera participó. En lugar de eso, la cancillería colombiana emitió un comunicado en el que “rechaza” la participación del presidente Maduro en la cumbre de la Celac y recuerda que Colombia “no reconoce a ese gobierno de facto”. Estas tres fueron las únicas posturas discordantes.
Monroismo vs bolivarismo
En su turno, Nicolás Maduro –quien llegó la noche anterior intempestivamente, ya que estaba confirmada la participación de su vicepresidenta, Delcy Rodríguez, en su lugar– respondió recordando que la Celac busca construirse “en una doctrina común sin exclusiones”. Y lanzó, muy a su estilo: “Creemos profundamente en el diálogo de diversos. Y yo le digo al presidente de Paraguay: ponga usted fecha, lugar y hora para un debate sobre democracia”.
Además, invitó a los presentes a ir a observar la “megaelección”del 21 de noviembre. “Vayan, para que vean al dictador Maduro cómo convoca a la elección número 29”.
Remató: “Hay una contradicción fundamental entre la OEA y la Celac. Es la misma contradicción que existe entre el monroismo y el bolivarismo”. Y recomendó que “se evalúe con la cabeza fría” el papel que actualmente está jugando en la institución su secretario general Luis Almagro.
Por su parte, el presidente cubano Miguel Díaz-Canel refrendó la postura de su país en defensa del modelo socialista –que le ha permitido ser el único de la región en desarrollar sus propias vacunas contra el Covid– y en contra del bloqueo económico de Estados Unidos contra la isla, “reforzado de manera oportunista en plena pandemia”.
Sin mencionar las protestas y disturbios de julio pasado en distintas ciudades de Cuba, Díaz-Canel reconoció “a los gobiernos y pueblos que nos han expresado su apoyo y comprendieron de inmediato la naturaleza de la oportunista campaña de descrédito, financiada con fondos estadunidenses”.
El presidente de Bolivia, Luis Arce, fue quien habló de la pérdida de legitimidad de la OEA y recordó que la Celac fue creada en 2010 precisamente en ese escenario generado por varios factores, entre otros la injerencia de Estados Unidos, a través de la OEA, en las democracias latinoamericanas.
Hoy, añadió, “es claro que la situación no ha cambiado; la OEA en vez de actuar bajo los mandatos de la Carta Democrática, actúa en contra; no soluciona controversias, sino que las genera. Es un organismo obsoleto e ineficaz”.
Bajo un enorme sombrero
Ajeno a esta polarización sonó con sencillez el discurso del nuevo presidente de Perú, Pedro Castillo, ataviado con su enorme e inusual sombrero. “Traigo el saludo de los hermanos quechuas, los aymaras, los awajún, los conibos, los shipibos, los hombres y mujeres que nunca han tenido voz en mi patria”.
Manifestó su esperanza de ver “de una vez por todas” que la Celac “logre atender las necesidades” de los “millones de personas que están esperando que algo salga de esto”, mas allá de los grandes discursos. “La necesidad de integración latinoamericana y el Caribe no es un tema coyuntural, sino, de verdad, es una gran necesidad. Es el sueño de Bolívar, San Martín y Túpac Amaru. Pero también de Juan Carlos Mariátegui”.
Un asunto quedó pendiente en esta reunión: la definición de la candidatura para la próxima presidencia pro tempore de la Celac, que debía presentar el presidente de Argentina, Alberto Fernández. Debido a la crisis interna de su gobierno, el mandatario canceló su viaje, pero en su representación participó el subsecretario para América Latina de la cancillería, Juan Valle, quien expresó el interés de su país para la próxima presidencia pro tempore para 2022 y de la candidatura “de un hermano del Caribe” para 2023.
Como estaba previsto, el ministro de Relaciones Exteriores de Nicaragua, Denis Moncada, se pronunció por “el no respaldo, el no voto” a favor de Argentina y aseguró que el gobierno de Fernández “se convirtió en un instrumento del imperialismo norteamericano” para “vulnerar la soberanía de Nicaragua”.
Foro China-Celac
Por último, en la plenaria se presentó el mensaje grabado que envió el presidente de China, Xi Jinping, en el que se recordaron los siete años de cooperación del mecanismo China-Celac firmado en 2014, espacio relevante para reforzar los lazos entre el gigante asiático y la región. Hoy, dijo el mandatario, esta relación ha entrado en una nueva era de mayor cooperación y beneficio mutuo.
Con información de La Jornada