El hambre aguda: una “amenaza inmediata” para más de 250 millones de personas

IPS

La coronación del rey Carlos III de Inglaterra acaparó la atención de los medios de comunicación internacionales días antes y después del 6 de mayo. Mientras se escondía otra información que merecía, al menos, los mismos titulares.

En plena fiebre por lo que acontecía en Londres, el 3 de mayo se difundió el último Informe Mundial sobre las Crisis Alimentarias (GRFC en inglés) en Roma. Éste precisó que el número de personas, quienes padecen hambre aguda –su inseguridad alimentaria es tan grave que supone una amenaza inmediata para su vida o sus medios de subsistencia– ascendió 258 millones en 58 países y territorios en 2022.

Ello representa un elevado incremento respecto a los 193 millones en 53 países y territorios registrados en 2021. Significa que el total de individuos necesitados de ayuda alimentaria, nutricional y subsistencia urgente ha aumentado por cuarto año consecutivo. Además, la cifra mundial es superior.

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Cada julio, las Naciones Unidas suministran una estimación del número de personas que padecen hambre crónica; es decir, no tienen acceso a alimentos suficientes para satisfacer sus necesidades energéticas para una vida normal y activa. El año pasado ese anual, Estado de la Alimentación y la Nutrición en el Mundo (SOFI en inglés), estableció la cifra de afectados en 821 millones.

Sólo toma en cuenta a quienes sufren las formas más graves de hambre. De acuerdo con el informe dado a conocer el 3 de mayo, se indicó que la población de siete países experimentó el peor nivel –la fase 5– en algún momento de 2022. Ésto significa que se enfrentaron a la inanición o la indigencia. Más de la mitad se encontraban en Somalia (57 por ciento). Las mismas circunstancias extremas se daban en Afganistán, Burkina Faso, Haití, Nigeria, Sudán del Sur y Yemen.

Según el nuevo Informe Mundial…, 35 millones experimentaron el siguiente nivel –la fase 4– en 39 países. Del total, más de la mitad de los afectados se ubicaban sólo en cuatro de los recién mencinados: Afganistán, la República Democrática del Congo, Sudán y Yemen. El resto padecía hambre aguda en el nivel de crisis –fase 3–.

La cifra de 258 millones es la más alta de la historia desde que se elabora el informe y la situación empeorará todavía más durante 2023. “Más de 250 millones de personas se enfrentaron a una grave inseguridad alimentaria en 2022. Un año en el que el número de personas que sufren crisis alimentarias creció un tercio en sólo 12 meses”, dijo James Belgrave, portavoz del Programa Mundial de Alimentos (PMA) con sede en Roma. Él integra la Red Mundial contra las Crisis Alimentarias, la cual elabora el Informe Mundial….

“Y si miramos cómo se ha comportado 2023 hasta ahora, vemos que la asombrosa cifra de 345 millones de personas se enfrenta a altos niveles de inseguridad alimentaria en 79 de los países en los que trabaja el del Programa Mundial de Alimentos”, amplió en su diálogo con IPS. “Ésto representa un aumento de casi 200 millones desde los niveles previos a la pandemia (de Covid-19) a principios de 2020. Lo que evidencia la rapidez con que ha empeorado la situación de hambre en el mundo”.

Justamente cuando el Programa celebra su 60 aniversario, “nos encontramos en medio de la mayor y más compleja crisis de seguridad alimentaria de los tiempos modernos”, añadió Belgrave.

De hecho, el Informe Mundial… sólo se publica desde 2016. Sin embargo, ya ha documentado un gran aumento en la cantidad de personas que sufren las peores formas de hambre. En aquel año, la población en fase 3 o superior era menos de la mitad: 105 millones.

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En 30 de las 42 principales situaciones de crisis alimentaria analizadas, más de 35 millones de niños menores de cinco años sufrían emaciación o malnutrición aguda. Mientras 9 millones 200 mil padecían emaciación grave. Ésta es una de la forma de desnutrición que pone en peligro la vida y, también, una causa principal del aumento de la mortalidad infantil.

Parte del crecimiento de la cifra en el último Informe Mundial… refleja, de igual manera, un aumento en las poblaciones de los países analizados. El hecho de que la proporción de personas subiera de 22.7 por ciento en 2022 a 21.3 por ciento en 2021 demuestra que la situación está empeorando significativamente con independencia de factores demográficos.

El informe señala que los principales impulsores de la inseguridad alimentaria aguda y la malnutrición son las crisis económicas, los conflictos y los fenómenos meteorológicos extremos. Éstos últimos están aumentando debido al calentamiento global.

Según el Informe Mundial.., las crisis económicas fueron los principales factores el año pasado. Aunque, los límites son difusos ya que las tres condicionantes se afectan mutuamente. Por ejemplo, el cambio climático aviva los conflictos y los conflictos generan crisis económicas.

En 2022, las repercusiones económicas del virus de la inmunodeficiencia humana y el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (VIH/sida) y los efectos de la guerra en Ucrania fueron los principales impulsores del hambre, sobre todo, en los países con menor desarrollo económico. Ello obedeció a su gran dependencia a las importaciones de alimentos e insumos agrícolas.

El problema central es que gran parte de la población es vulnerable a estas crisis extremas. En parte porque han sido insuficientes los esfuerzos para reforzar la resistencia de los agricultores pobres de las zonas rurales y luchar contra la inseguridad alimentaria.

El Informe Mundial… señala que las naciones y la comunidad internacional deben centrarse en una asistencia humanitaria más eficaz que incluya acciones anticipadas y redes de seguridad, las cuales respondan a las problemáticas. También deben aumentar las inversiones para abordar las causas profundas de las crisis alimentarias y la malnutrición infantil. Además, hacer que los sistemas agroalimentarios sean más sostenibles, resistentes e inclusivos.

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“La lucha mundial contra el hambre está retrocediendo. Y hoy el mundo se enfrenta a una crisis alimentaria de proporciones sin precedentes; la mayor de la historia moderna”, afirmó Belgrave. “Millones de personas corren el riesgo de que se agrave el hambre a menos que se actúe ahora para responder juntos –y a escala– a los motores de esta crisis”. Remarcó que “la vida es cada día más difícil para los más vulnerables del mundo y los logros en materia de desarrollo conseguidos con tanto esfuerzo se están erosionando”.

“El Programa Mundial de Alimentos se enfrenta a un triple desafío: el número de personas, quienes padecen hambre aguda sigue aumentando a un ritmo improbable que la financiación pueda igualar y el coste de la prestación de asistencia alimentaria ha alcanzado un nivel sin precedentes, debido al aumento de los precios de los alimentos y el combustible”, reflexionó Belgrave.

Puso como un ejemplo a seguir “los países como Somalia que han estado al borde de la hambruna. La comunidad internacional, en colaboración con el gobierno y sus socios, ha demostrado lo que se necesita para sacar a la gente adelante”. Sin embargo, remarcó que “no basta con mantenerlos con vida. Tenemos que ir más allá. Y ésto sólo puede lograrse abordando las causas subyacentes del hambre y centrándonos en desterrar la hambruna para siempre. Debemos trabajar en dos frentes: salvar a aquellos, cuyas vidas están en peligro y sentar las bases para que las comunidades aumenten su resiliencia y satisfagan sus propias necesidades alimentarias”.

Paul Virgo/Inter Press Service (IPS)*

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