México envejece: el futuro se decide hoy

CIEP
Cada 11 de julio conmemoramos el Día Mundial de la Población. Es una fecha que suele pasar desapercibida, pero ahora debe tomar más relevancia no solo porque México sigue creciendo en número de habitantes, sino porque su estructura poblacional está cambiando radicalmente. Nos encontramos en una encrucijada demográfica que determinará si vemos al envejecimiento de la población como una oportunidad o nos sumergimos en crisis sociales y fiscales evitables.
Durante décadas, México se benefició de una población joven y dinámica. Pero ese bono demográfico, esa ventana en la que hay más personas trabajando que dependiendo de ellas, está por cerrarse. De acuerdo con proyecciones realizadas con el simulador fiscal del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP), en 2031 alcanzaremos el pico de personas en edad productiva (entre 19 y 60 años), con un 57.8% de la población en este grupo. Después de ese punto, el porcentaje de personas mayores crecerá de forma acelerada, mientras que las y los niños seguirán representando una porción cada vez menor de la población.
Para el año 2050, la edad mediana aumentará una década: los hombres pasarán de 29 a 39 años y las mujeres de 31 a 42. La población mayor de 65 años se duplicará, pasando del 8.8% actual al 18.2%. ¿Estamos preparados para sostener ese cambio?
Vale la pena resaltar que 7 de cada 10 personas que vivirán en México en 2050 ya nacieron. Esto significa que nuestras decisiones de hoy tendrán efectos directos y concretos en quienes habitarán el país en las próximas décadas. No es un escenario lejano ni teórico. Es un presente que requiere visión de futuro. El gran reto está en que nuestras instituciones y políticas públicas no se han actualizado al ritmo de esta transformación. Seguimos arrastrando sistemas diseñados para una población joven, con relativamente alta fecundidad y estructuras familiares tradicionales. Pero el México de hoy ya no es ese. Y el de mañana, menos.

El artículo “The Debate Over Falling Fertility” de David Bloom, publicado en Finance & Development del FMI, plantea este dilema global: la baja fecundidad y el envejecimiento no son una “crisis”, pero sí un desafío profundo para el crecimiento económico y la sostenibilidad de los sistemas sociales. En lugar de alarmarnos, debemos actuar con inteligencia, ajustando las instituciones a esta nueva realidad. Por su parte, Andrew Scott en “The Longevity Dividend” propone una visión esperanzadora: si invertimos en envejecimiento saludable, educación continua y trabajo flexible, podemos convertir la longevidad en una oportunidad, no en una carga. En otras palabras, no se trata solo de vivir más años, sino de vivirlos mejor.
En México, esto significa reformar ya el fragmentado, inequitativo y financieramente insostenible sistema de pensiones; fortalecer un sistema nacional de cuidados que hoy recae de forma desproporcionada sobre las mujeres; adaptar el sistema de salud a las enfermedades crónicas y degenerativas, no solo a la atención materno-infantil; y promover políticas laborales que permitan a las personas mayores seguir participando activamente en la economía.
El envejecimiento de la población no es una tragedia. Es, en muchos sentidos, una conquista social: hemos logrado que más personas vivan más tiempo. Pero esa conquista exige corresponsabilidad del Estado, de las empresas y de la sociedad civil para asegurar que esos años se vivan con dignidad, seguridad y bienestar.
México está cambiando. La pregunta ya no es si envejeceremos, sino cómo lo haremos. En este Día Mundial de la Población, es momento de dejar de ver la pirámide demográfica como una simple figura estadística y comenzar a verla como lo que es: el plano del país que estamos construyendo.
Para contribuir a una mejor toma de decisiones, el CIEP publica estimaciones sobre la transición demográfica y sus implicaciones para las finanzas públicas. Estas estimaciones pueden consultarse en sus plataformas sociales: @ciepmx.

Alejandra Macías Sánchez*
Es economista por la UDLAP y doctora en Políticas Públicas por la Escuela de Gobierno y Transformación Pública del ITESM. Ha trabajado en el gobierno federal y en organismos internacionales. Tiene experiencia en temas de evaluación, finanzas públicas, seguridad social y desarrollo social, sobre los cuales ha publicado. Es candidata al Sistema Nacional de Investigadores (SNI) y actualmente es directora ejecutiva en el CIEP. Se especializa en cambio demográfico, finanzas públicas y transiciones justas, con especial interés en la mejora del sistema fiscal con base en evidencia y perspectiva de género. Le interesa mejorar las finanzas públicas con base en evidencia y perspectiva de género.