Salud en 2026, aún lejos de Dinamarca

Fundar/ Matilde Pérez

En 2026 tampoco tendremos un sistema de salud como Dinamarca. De acuerdo con la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH), en 2024 había 48 millones de personas en México, equivalente al 37 por ciento de la población, sin acceso a servicios de salud pública. Y es que, en nuestro país, tenemos un sistema de salud fragmentado, compuesto por más de ocho instituciones que ofrecen servicios de salud para la población con o sin seguridad social, cuyas coberturas, infraestructuras y plantillas de personal son desiguales.

Lograr la universalización de la salud es una deuda histórica, a pesar de los esfuerzos, en el Plan Sectorial de Salud 2025-2030, por ejemplo, se integraron seis objetivos prioritarios con acciones concretas para beneficiar a toda la población: 1) garantizar el acceso universal a servicios de salud; 2) incrementar la capacidad resolutiva y la calidad de la atención médica del Sistema Nacional de Salud (SNS); 3) garantizar la entrega oportuna de medicamentos e insumos para la salud; 4) mejorar la promoción de la salud y la prevención de enfermedades; 5) fortalecer la integración y modernización del SNS para mejorar la atención; y 6) disminuir las brechas de salud y atención para poblaciones prioritarias y vulnerables.

Sin embargo, para materializar estos objetivos y acciones, se requieren recursos suficientes y progresivos. Históricamente, el presupuesto para salud pública ha sido muy bajo y 2026 no será la excepción. El pasado 6 de noviembre, la Cámara de Diputados aprobó el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) 2026, con modificaciones en lo particular, ninguna de ellas en materia de salud.

Desde que se presentó el Proyecto, en varios foros y espacios, diversas organizaciones evidenciamos la baja asignación presupuestaria y los impactos que tendría en la prestación de servicios, sobre todo en aquellas personas en mayor situación de vulnerabilidad. Nuestras preocupaciones también fueron retomadas por algunas diputadas y diputados durante la discusión del PEF 2026, quienes interpusieron reservas vinculadas al sector salud. La preocupación más reiterada fue la limitada asignación de recursos, a pesar de la evidencia de que los hospitales y centros de salud siguen sin tener medicinas, equipo, insumos y vacunas disponibles, obligando a las familias a endeudarse para pagar tratamientos que deberían ser gratuitos.

Estas reservas se concentraron en propuestas de reasignación y modificación. Por ejemplo, proponían que 51 por ciento del subsidio a Mexicana de Aviación se destinara a salud para garantizar atención médica digna, equipamiento y medicamentos en las comunidades rurales; también que se reorientaran 130 mil millones de pesos para adquisición de medicamentos; 29 mil millones de pesos para fortalecer institutos de salud y hospitales, un aumento del más 11 por ciento al IMSS; mayores recursos para salud mental, con al menos el 30 por ciento de ese gasto a atención comunitaria y prevención; y una reasignación de siete mil 652 millones 618 mil 756 pesos del Tren Maya para restablecer la cobertura, fortalecer los servicios y atender la inflación acumulada, siempre y cuando se garantizara transparencia y rendición de cuentas, entre otras.

Sin embargo, la mayoría en el Congreso desechó estas reservas y tampoco tomó acción sobre las exigencias de la sociedad civil. De esta forma, el presupuesto para salud en 2026 se mantiene en lo establecido en el Proyecto inicial, con 965 mil millones de pesos, monto que representa un incremento de 4.5 por ciento respecto a 2025 (923 mil millones de pesos), pero que es inferior al de 2023 y 2024, cuando superó el billón de pesos. Si bien el aumento es positivo, representa apenas 2.5 por ciento del PIB, cifra muy alejada del seis por ciento recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

¿Cómo se repartirá el presupuesto en salud en 2026? La única institución de salud que tendrá un incremento será el IMSS, con 10.5 por ciento (más de 52 mil millones de pesos), lo que le permitirá fortalecer la atención, la infraestructura, el personal y los insumos. Sin embargo, esto también ampliará la brecha existente entre los sistemas de salud para población con o sin seguridad social. Las instituciones con mayores recortes serán Defensa Nacional (-6.3 por ciento), Pemex (-5.9 por ciento), el ISSSTE (-4.8 por ciento), el Ramo Salud, a cargo de la Secretaría de Salud (-4.4 por ciento) y el IMSS-Bienestar (-1.4 por ciento). La disminución en el ISSSTE afectará la calidad de los servicios para sus más de 13.7 millones de derechohabientes. También preocupa el recorte en el Ramo Salud, ya que la Secretaría de Salud federal (SSa) es la entidad rectora del SNS. Los Institutos Nacionales de Salud también recibirán menos recursos.

El presupuesto en salud de 2026 no es progresivo y está muy lejos de consolidar un sistema de salud universal. Por el contrario, mantiene un modelo fragmentado, regresivo y excluyente, que amplía las brechas en el acceso a servicios de salud.

La salud debe asumirse como un compromiso de Estado. Debe tener metas a largo plazo con criterios de equidad, acceso y epidemiológicos, lo que le permitirá disminuir progresivamente las brechas entre grupos poblacionales, regiones e instituciones de salud. Para ello, es importante trazar una política de asignación presupuestaria en salud, que establezca los aumentos progresivos que se realizarán año con año para acercar al país a un nivel de gasto cercano al seis por ciento del PIB que propone la OMS y que no dependa de la voluntad política de las y los legisladores en turno. De lo contrario, en vez de acercarnos, cada vez estaremos más lejos de Dinamarca.

Matilde es investigadora en el programa de Rendición de Cuentas y Combate a la Corrupción de @FundarMexico.

Share

You may also like...