¿Es Imelda? Opositores creen que sí. Adversarios anticipan guerras de lodo
Alejandro Sicairos/Observatorio
A Imelda Castro la colocan bajo una enorme lupa y si nada indebido le encuentran entonces la escrutan con la mirada miope de la invención. Nada nuevo en un sistema político en el cual la altisonancia de la mentira y la especulación resulta el manjar favorito para redes sociales que anteponen el escándalo saciamorbos al sereno juicio ciudadano que construye decisiones cívicas acertadas.
A cualquier candidata o candidato que los partidos políticos contrarios o los pretensos de éstos perciban con posibilidades de ganar la elección de titular del Gobierno de Sinaloa, como es el caso del buen posicionamiento de la Senadora Imelda Castro Castro, los opositores ya les tienen listas las toneladas de lodo que anticipan el pantano al cual buscarán llevar a los adversarios sólo con fines de hacerlos nadar en el fango en el cual la democracia desvanece y resplandece la competencia ruin.
Anticipo atroz de una elección cuyos plazos legales aún no corren, el caso de la Legisladora atacada debido al activismo que realiza en sus asambleas informativas a lo largo y ancho de Sinaloa significa el adelanto de la capacidad de tergiversación de parte de personajes y grupos que en ningún escenario posible obtendrían los votos suficientes para llegar a los cargos por los que suspiran.
O probablemente ni sea Imelda el problema sino la involución de los mismos bárbaros atorados en el tiempo de la sentencia misógina que planteó que las mujeres, como las escopetas, deberían permanecer “cargadas y arrinconadas”. Los que no ven que el sector femenino acapara la confianza de electores mil una veces traicionados por masculinidades con pieles de lobos.
Es la “democracia” de nuestro tiempo. La vía libre para construir narrativas que sean la cáscara de plátano en que resbalen los sufragantes sin importar que el razonamiento lógico se estrelle con el disparate. El dicho adulterado por los solícitos intérpretes de “lo que quiso decir” que acaba siendo malas réplicas de la serpiente de Uróboros que se devora a sí misma.
Ya hace rato que esculcan a la mujer que podría ser la primera en gobernar Sinaloa, inquisición que se yergue como anticipo de lo que viene en el encontronazo entre el Movimiento Regeneración Nacional que es la principal fuerza política, y los partidos Revolucionario Institucional y Acción Nacional más las minorías cuyo instinto de sobrevivencia les aconseja aferrarse al panismo o priismo.
A Imelda Castro la colocan bajo una enorme lupa y si nada indebido le encuentran entonces la escrutan con la mirada miope de la invención. Nada nuevo en un sistema político en el cual la altisonancia de la mentira y la especulación resulta el manjar favorito para redes sociales que anteponen el escándalo saciamorbos al sereno juicio ciudadano que construye decisiones cívicas acertadas.
¿Qué tanto son machismo anquilosado, campaña negra de contrincantes de antemano derrotados o fuego amigo embozado, los ataques contra Imelda Castro? Hay un poco de casa cosa, sin duda. Simultáneamente a la probabilidad de que la morenista salga como la mejor posicionada en la encuesta que su partido aplicará en marzo para definir el caso Sinaloa, irá creciendo la apuesta de que a río revuelto ganancia de confabuladores. La ley de la oferta y la demanda vale también en el mercado donde la intriga y la infamia se cotizan caras.
Del Diputado Sergio Torres, dirigente estatal de Movimiento Ciudadano, no extraña la estrategia de ver la paja en el ojo ajeno y no la viga en el ojo propio. Hoy le hacen ruido las iniciales ICC en algunas bardas con mensajes que motivan a la paz, pero se hizo de la vista gorda cuando las tripas del Par Vial de Culiacán, construido en la administración municipal que él encabezó, supuraron corrupción. Es “El Morrín” que retorna para instalarse, igual que ayer, hurgando en todas las conciencias menos en la suya.
Tampoco nada tiene de raro que la casa de Imelda Castro en Culiacán la presenten fuera de la línea del tendido de la banqueta sin precisar que ella llegó primero a habitar y se ajustó al trazado urbano original y la compañía que construyó la zona vecina procedió después a alterar la alineación de la calle. Es la precoz guerra por la sucesión que estalla petardos presentándolos como misiles.
Así será de aquí a junio de 2027. Ahora es Castro Castro la que pone a temblar a la Oposición porque es la “corcholata” de Morena más cercana a obtener la candidatura. Y en la estrategia TCI (todos contra Imelda) si un predicador tocara a la puerta del domicilio de la Senadora y ésta no le diera el acceso, le armarían una moderna guerra cristera porque así como lo hacen contra ella, las toneladas de lodo están listas para lanzarlas a quien repunte en la sucesión en el Gobierno estatal
