Salario mínimo 2026 se encamina a 9,450 pesos mensuales

Felipe Morales Fredes

En tiempos donde abundan los desafíos fiscales, sociales y políticos, hay una meta que parece avanzar sin grandes tropiezos: el aumento del salario mínimo. Y todo parece indicar que los astros han comenzado a alinearse para que el gobierno federal pueda cumplir sin problemas su meta para este referente en el 2026. 

Después del informe de pobreza multidimensional en México de la semana pasada, publicado por primera vez por el Inegi tras la desaparición del Coneval, en el que se destacó una reducción de 41.9 a 29.6% de la población en pobreza en el sexenio pasado y la incidencia de la política de recuperación del salario mínimo en este comportamiento, todo apunta a que el Ejecutivo no quitará el dedo del renglón en esta materia.

De hecho, la misma Comisión Nacional de los Salarios Mínimos (Conasami) difundió horas después del reporte del Inegi un informe en el que destaca que la mitad de la reducción de la pobreza se debe directamente a los aumentos del salario mínimo. En seis años, el referente pasó de 88.40 a 248.90 pesos diarios, lo que representa un crecimiento real acumulado de 116.4 por ciento.

“De los 13.4 millones de personas que salieron de la pobreza, 6.64 millones se deben exclusivamente a la política salarial”, detalló el organismo descentralizado del gobierno federal, sectorizado a la Secretaría del Trabajo, y que encabeza Luis Felipe Munguía Corella.

¿Qué tanto podrá mantenerse esta dinámica a lo largo de los próximos años? Es claro que la liga no podrá estirarse tanto, ya que el margen para hacerlo se ha ido reduciendo.

En un texto publicado en El Economista hace unos días, el mismo Munguía Corella lo reconoce: “Es importante comentar que la política salarial seguirá teniendo efectos positivos, pero estos serán cada vez más modestos. El salario mínimo es una política muy exitosa, pero tiene sus límites y no se puede seguir incrementando indefinidamente”.

Evolución del salario mínimo entre 2018 y 2025.Infográfico EE

El panorama del salario mínimo para 2026

La meta de la presidenta Claudia Sheinbaum es que, en un ambiente de inflación en el rango del Banco de México, los aumentos del salario mínimo sean de 12% en su administración, en promedio. Además, se comprometió a que el referente general tenga un valor de al menos dos canastas básicas ampliadas en 2026.

Por un lado, la inflación ha comenzado a descender. En julio, la variación de los precios al consumidor fue de 3.51%, el nivel más bajo desde finales del 2020. Además, el consenso de los analistas consultados por el Banco de México estima que este indicador tendrá una variación de 4.05% en 2025, en el límite superior del rango de tolerancia de la meta oficial.

Además, el Inegi también difundió las líneas de pobreza por ingreso en el país, tarea que también asumió tras la desaparición del Coneval. Con esta actualización, la canasta básica ampliada urbana tiene un valor actual de 4,718.55 pesos.

Tal como están dadas las circunstancias, no será complicado para la Secretaría del Trabajo empujar para cumplir con su meta para el salario mínimo 2026, ya que con los últimos datos disponibles, un salario equivalente a dos canastas ampliadas equivaldría a 9,437.10 pesos mensuales, lo que implicaría un aumento nominal de 11.3% respecto del valor de 2025.

Con este dato, el referente general diario pasaría de 278.80 a 314.60 pesos el próximo año.

Ésa es la meta para 2026. La sexenal es que el salario mínimo en 2030 equivalga a 2.5 canastas básicas. Lo que en valores actuales implicaría que llegue a un monto de 393.20 pesos diarios o de 11,796.40 mensuales.

“La Conasami continuará con el diálogo tripartito que permitió concertar los incrementos salariales en el periodo analizado por el estudio, buscando alcanzar la meta planteada para que, en 2030, el salario mínimo permita cubrir 2.5 canastas básicas”, expresó el organismo en el reporte de hace unos días.

Alcanzar un salario mínimo de 9,437 pesos en 2026 –y de 11,796 pesos en 2030– parece técnicamente posible y políticamente viable. El reto está en lo que no se ve en la cifra: el impacto que pueden tener estos ajustes en los costos laborales, en la inflación y en la dinámica del empleo, especialmente para las pequeñas empresas. La meta está trazada, pero el reto será no perder el equilibrio en el camino.

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