Abuso, acoso y jornadas inhumanas: la violencia normalizada en las residencias médicas en México

Fernanda Rangel
En redes sociales y foros auspiciados por legisladores, médicos residentes denuncian que durante su formación enfrentan jornadas de más de 48 horas sin dormir, acoso sexual, explotación laboral y hostigamiento en hospitales-escuela.
De acuerdo con la Norma Oficial Mexicana 001-SSA-2023 los médicos residentes deben recibir educación en condiciones dignas, libres de violencia, con jornadas de hasta 80 horas semanales, espacios para descansar, alimentación adecuada y acceso a servicios de salud mental y defensa legal. Sin embargo, residentes que platicaron con La Silla Rota dicen que este ordenamiento rara vez se cumple.
“El 100% de quienes están en formación médica han sido violentados”, aseguró el médico David Islas, miembro de la Asamblea Nacional de Médicos Residentes 2025.
Islas dice que la violencia se transmite de generación en generación y que los estudiantes que se atreven a denunciar son revictimizados por los mismos hospitales que deberían protegerlos.
La Silla Rota solicitó una postura sobre las denuncias al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), al Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) y al IMSS-Bienestar, sin embargo, sólo el IMSS respondió.
De acuerdo con la institución, en 2024 realizó más de 204 mil exámenes médicos y más de 144 mil atenciones psicológicas para sus residentes, además de implementar programas para ambientes académicos saludables y protocolos contra la violencia laboral.
Violencia generalizada a residentes
Mauricio Sarmiento, médico y abogado defensor de residentes, aseguró que la violencia no solo ocurre dentro de los hospitales, también se extiende fuera de ellos debido a las condiciones en las que los estudiantes deben trasladarse y trabajar.
Él ha documentado casos en los que residentes fueron atacados o víctimas de violación al salir de guardias nocturnas en zonas peligrosas.
Dice que, pese a la gravedad de los casos, las autoridades universitarias y hospitalarias no atienden las denuncias y prefieren evitar escándalos, en lugar de ofrecer acompañamiento real.
Medidas insuficientes
Mauricio Sarmiento advirtió que pese a las evaluaciones psicológicas, estas no solucionan las condiciones materiales que afectan la salud de los médicos en formación, como las jornadas extensas, la alimentación deficiente y la falta de espacios adecuados para el descanso.
Represalias por protestar
Alejandra Ortiz González, médica cirujana por la UNAM y exenfermera del IMSS, fue una de las residentes que, por denunciar, quedaron fuera del sistema de educación médica de México.
Le faltaban cuatro meses para convertirse en especialista en medicina familiar, pero su sueño se truncó por una serie de actos de violencia: por dos años hizo guardias de más de 36 horas sin supervisión, se le obligaba a reportarse con fotos desde dentro del hospital y sufrió crisis emocionales por el ambiente hostil.
“La coordinadora de enseñanza, Mayra Dorán en su momento me dijo que cómo era posible que una enfermera pudiera haber sido médico. Me discriminó. Luego hizo que médicos residentes de mayor grado a que me vigilaran para que me enseñaran disciplina”, dijo.
Para defenderse, documentó la violencia con audios y testimonios; gracias a ello, la coordinadora fue removida, pero solo por cinco meses.

Fue la única de 15 residentes que fue dada de baja, sin posibilidad de presentar de nuevo el Examen Nacional de Aspirantes a Residencias Médicas (ENARM) para elegir otra especialidad o terminar. Ahora enfrenta una demanda laboral y penal para exigir la conclusión de su residencia.
Acoso sexual, represalias y agotamiento extremo
Andrea, nombre ficticio para proteger la identidad de una residente de 25 años que está asignada a un hospital regional del Estado de México, relata que ha sido acosada sexualmente por un residente de grado mayor que usó su jerarquía para chantajearla.
Le prometía liberarla de guardias de 40 horas si salía con él. Aceptó dos veces por miedo y agotamiento físico, pero cuando dejó de hacerlo, la persona que organiza las guardias le asignó más trabajo.
“Ya mejor no digo nada. Sé que no va a pasar nada. Solo quiero terminar mi residencia y dedicarme a esto que me gusta”, dijo con tristeza Andrea.
Andrea también ha pasado jornadas sin dormir ni comer, esto a pesar de que la NOM establece que las unidades receptoras deben dar alimentación y áreas de descanso, pero esto se incumple sistemáticamente.
Según David Islas, miembro de la Asamblea Nacional de Médicos Residentes 2025, estos casos se repiten con frecuencia, sobre todo hacia mujeres y en especialidades como cirugía y ginecología/obstetricia.
Frente al abandono institucional hacia los residentes de medicina, la Asamblea Nacional de Médicos Residentes 2025 ha comenzado a tejer redes de apoyo psicológico, legal y colectivo.
No ofrecen asesoría legal, pero dan acompañamiento psicológico y psiquiátrico a aquellos que lo necesitan. Para contactarlos, hay que enviar un mensaje a su cuenta de Instagram: @anmr25mx