La elección de los acordeones

Arturo Espinosa Silis
Estamos en la semana de la elección, el próximo domingo nuevamente se instalarán cientos de casillas en todo el país, en esta ocasión son para elegir 881 cargos judicial del Poder Judicial de la Federación, y 1800 de la justicia local. Cada ciudadano y ciudadana recibiremos 6 boletas electorales con entre 152 y 221 nombres distintos, y debemos elegir entre 23 y 37 personas juzgadoras.
Para poder conocer e identificar ese número de candidaturas tendríamos que invertir al menos 15 horas a fin de investigar y conocer la información y trayectoría de cada candidatura, de manera que podamos definir quien será nuestra elección. Siendo realistas este escenario parece utópio. Por eso, desde hace varios días hemos visto en redes sociales y en la calle acordeones que circulan con los números de las candidaturas a elegir. Estos acordeones son el reflejo fiel de lo que es una elección que no debió ser y todos los vicios que tiene este proceso electoral.
En sentido estricto los acordeones son una mala práctica que no debería permitirse, pues en realidad constituyen un intento de incidir en el voto ciudadano, el cual debe ser libre y secreto, sin embargo, siendo realistas y ante las enormes dificultades para identificar las diferentes candidaturas y determinar su idoneidad para el cargo, en los hechos representan una alternativa viable para que la gente sepa por quién ir a votar. Incluso creo que quienes más nos hemos involucrado en la elección difícilmente podríamos memorizar entre 23 y 37 nombres para llegar a la casilla a votar.
El simple hecho de que la gente necesite un acordeón para salir a votar pone el énfasis en que las elecciones judiciales que se llevan a cabo no son un ejercicio idóneo para definir quienes serán las personas juzgadoras dentro del Poder Judicial, pues en realidad la ciudadanía no tiene interés en este proceso electoral y mucho menos las herramientas para poder identificar a las y los mejores perfiles para desempeñar la función jurisdiccional, e incluso que no se vislumbra una participación ciudadana significativa.
La manera en que se distribuyen estos acordeones y los diseños que presentan también dejan ver la complejidad de las boletas electorales y la forma de su llenado, pues se requiere identificar el nombre de la candidatura y el número que le fue asignado, a fin de poder plasmar ese número en el recuadro correspondiente de la propia boleta. Me queda claro que a pesar del acordeón el margen de error al momento de llenar las boletas electorales y en el posterior cómputo es alto.
Los acordeones que circulan representan la complejidad de una elección que tiene su fundamento en una vendetta caprichosa por parte de quienes nos gobiernan, a pesar de ello mi convicción es que es mejor votar que no hacerlo, pues prefiero ser parte de la decisión de quienes van a ser las personas que juzguen los próximos 6 y 9 años, a dejar la totalidad de la elección al oficialismo, y es ahí donde advierto que, aunque no son óptimos, los acordeones parecen necesarios para el tipo de elección que estamos viviendo. Por eso, a unos cuantos días de la elección sugiero que vayan haciendo su acordeón o identificando el mejor.