El engaño migratorio de Biden; solo recibirá a 15,000 de AL
Carlos Ramírez
Cuando la vicepresidenta Kamala Harris visitó Honduras para conocer la dimensión de la crisis migratoria centroamericana y dijo sin dramatismo que “no vengan”, en realidad estaba exhibiendo el verdadero perfil de la política de la Casa Blanca ante las solicitudes de asilo.
Y ante las cifras de centenares de miles de deportados que quieren ingresar por la fuerza a Estados Unidos, el presidente Biden acaba de definir lo que podría denominarse la política del no hay lugar.
En un memorándum oficial del pasado 8 de octubre dirigido al secretario de Estado para definir la política migratoria del 2022 y que forma parte de los documentos oficiales del Consejo de Seguridad Nacional, el presidente Biden reveló que la admisión de refugiados para 2022 será baja: 125,000 visas oficiales, con algunas excepciones reglamentadas.
De ese total, solo se tienen consideradas 15,000 plazas para solicitantes de América Latina y el Caribe, apenas el 12% del total. Las cifras se acreditan a “preocupaciones humanitarias o de interés nacional”. Eso sí, habrá más plazas para solicitantes de África (40,000) y cercano Oriente/sur de Asia (35,000).
En datos de corto plazo, sólo la crisis de migrantes haitianos que solicitaron refugio ascendió en una ocasión a 15,000 personas hacinadas debajo de un puente a la espera de trámites migratorios, la misma cifra autorizada por Biden para los solicitantes de toda América Latina y el Caribe.
Sin embargo, hay un promedio de alrededor de 150,000 migrantes mexicanos mensuales que son deportados en los últimos años. y la oleada de caravanas de migrantes centroamericanos desde 2020 podría haber sumado más de 100,000 personas.
La política migratoria de Estados Unidos es muy restrictiva porque tiene que ver con solicitudes provenientes de nacionales de más de ciento cincuenta países del mundo, sin que se tenga capacidad para absorberlos de manera local. En el período 2017-2020, el Departamento de Seguridad Interior estableció la entrega de visas permanentes de residentes solo a un promedio anual de un millón de personas, entre ellas 370,000 de Norteamérica y 90,000 de Sudamérica.
En 2019, más de 153,000 mexicanos obtuvieron residencia, junto a 135,000 caribeños, 40,000 cubanos y poco más de 52,000 centroamericanos. De Sudamérica solo se regularizaron 88,000, con el dato significativo de que dos países en colapsos de crisis y violencia expulsaron nacionales hacia Estados Unidos: 18,700 colombianos y 15,000 venezolanos. México ocupó el primer lugar como país con visas permanente, contra la cifra de más de 100,000 migrantes no legales deportados en 2019-2020.
El memorándum del presidente Biden al secretario de Estado para informar las cifras oficiales de refugiados que serán aceptados reveló la demagogia anti Trump de la Casa Blanca, pero por encima de todo mostró las claves que revelan la capacidad limitada de Estados Unidos como país receptor de ciudadanos de otras naciones huyendo de la crisis económica y la crisis de violencia, las dos, por cierto, acreditadas a una corresponsabilidad mayor de EU: el capitalismo estadounidense que ya no alcanza para todos y la demanda de consumo de drogas dentro de Estados Unidos que ha determinado en el largo plazo el colapso de seguridad en las naciones.
El memorándum señala enfoques de seguridad en la política migratoria: “el programa de admisión de refugiados extranjeros contribuirá a los intereses de política exterior de Estados Unidos y designará a dichas personas para este propósito”. Como concesión especial, pero sin romper con los límites numéricos, Biden ordenó que se le diera prioridad a nacionales procedentes de Cuba, euro Asia, el Báltico, Irak y de el triángulo del norte de Centroamérica (El Salvador, Guatemala y Honduras), de integres geopolítico.
Caso especial será la regularización migratoria de refugiados políticos procedentes de Afganistán, donde Estados Unidos tuvo una ocupación militar de veinte años y configuró una comunidad nacional colaboracionista cuyos miembros están siendo buscados por el gobierno talibán. De manera oficial se habla de casi 100,000 refugiados sólo en EU, aunque algunas versiones señalan muchísimos más. Los expresidentes corresponsables de la crisis en Afganistán –Clinton, Bush y Obama– han creado un comité especial para agilizar las visas.
El memorándum del pasado 8 de octubre revela la verdadera política migratoria de Estados Unidos y muestra la incapacidad para recibir a los centenas de miles de solicitantes de refugio.
Con información de Indicador Político