Mueren 9 mexicanos diariamente por envenenamiento involuntario

Roxana González
En México, cada día mueren nueve personas por envenenamiento involuntario, la mayoría adultos mayores y niños menores de cinco años, según datos de la Organización Mundial de la Salud.
De acuerdo con el organismo internacional, el año pasado fallecieron tres mil 300 personas por esta causa, lo que es casi el doble de lo registrado en 2018, cuando fueron mil 786. La OMS señala que una de las causas para este incremento es la falta de recursos para promover la prevención.
Las principales causas de envenenamiento en los más pequeños se debieron a la exposición a plaguicidas, medicamentos, productos químicos y sustancias nocivas, es decir, limpiadores de pisos como blanqueadores, así como de gasolina, aguarrás, insecticidas o veneno para ratas, entre muchos otros. Además, siete de cada 10 envenenamientos, ocurrieron en el hogar.
“En México, la falta de recursos tanto federales como estatales ha provocado un deterioro en la prevención de casos de envenenamiento involuntario desde 2018. Además hace falta mayor información sobre productos que contienen sustancias tóxicas como los insecticidas y los plaguicidas”, señala la OMS en su evaluación.
En el último año, la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) emitió una sola alerta para un producto que se comercializaba como insecticida de uso doméstico, pero que carecía de registro sanitario. Se trató de Nebulix que era vendido a través de la página de internet fumigacil.com, donde el supuesto insecticida se ofrecía en presentación acuosa y en su etiqueta mostraba logos de Fumiga Fácil, Mosquitin, según se informó en su momento.
“Casi nos morimos”, dice Carlos Mendoza quien hace unas semanas sufrió, junto a su mascota, una intoxicación por un insecticida que colocó en su recámara mientras dormía. “Me desperté como a las tres de la madrugada con un dolor de cabeza insoportable y comencé a vomitar y a vomitar, me sentía muy, muy mareado. Capitán, mi mascota, estaba igual. No vomitaba, pero estaba demasiado adormilado, se me ocurrió tomar leche y eso me permitió llegar al hospital donde me dijeron que se trataba de una intoxicación por químicos. Fue una experiencia terrible, pasaron cuatro días y toda la casa seguía oliendo a insecticida”, narra el joven a este diario.
De acuerdo con Sandra Bautista, doctora en química de la UNAM, la mayoría de los productos que se utilizan en casa para matar insectos como mosquitos o cucarachas pueden ocasionar intoxicación si se ingieren o absorben a través de la piel, pero también si se está expuesto por periodos prolongados. Los aerosoles usados en casa –explica- contienen químicos derivados de flores como la crisantemo llamados piretrinas que, sin bien, no son dañinos para el ser humano, cuando se exponen a ellos en gran concentración causan problemas respiratorios que pueden llevar a la muerte.
Según la experta, entre los principales síntomas por intoxicación con esos químicos están la dificultad para respirar, disminución del nivel de conciencia, crisis epilépticas, irritación, hinchazón, lenta frecuencia cardíaca, ansiedad, mareos, dolor de cabeza, cólicos, diarrea y náuseas.
El problema para Jesús Hernández, quien ha trabajado en Protección Civil por más de 15 años, es que las personas continúan utilizando envases de refresco, por ejemplo, para almacenar productos tóxicos, que son de fácil acceso a los menores, los cuales debido a su curiosidad y tendencia a explorar, son especialmente vulnerables.
El descuido de no revisar que las llaves de gas estén bien cerradas es, de acuerdo con el experto, otra de las principales causas de intoxicación accidental en México.
En zonas rurales más pobres –agrega- aún se utiliza el carbón y la leña para generar calor en temporada de invierno sin saber que esto genera cantidades de monóxido de carbono suficiente para matar a una persona.
De acuerdo con la OMS, esta es una de las principales causas de envenenamiento involuntario en el mundo. En Estados Unidos causa aproximadamente 2 mil 100 muertes por año, mientras que en México la cifra llega a las 600. “El envenenamiento involuntario es un problema que crece a nivel mundial por lo que su prevención demanda de un enfoque multidisciplinario que además de información, incluya capacitación y recursos necesarios”, destaca la organización internacional.