Cónclave: listos los 133 cardenales que elegirán al nuevo papa

Karla Alva
A tres semanas de la muerte del papa Francisco, el Vaticano se preparan para iniciar el miércoles el cónclave para elegir a sus sucesor, de este modo los 133 cardenales que votarán para elegir al nuevo pontífice ya se encuentran en Roma, informó la Santa Sede.
Actualmente hay 135 cardenales menores de 80 años con derecho a voto en el cónclave, los cuales proceden de 71 países diferentes. Entre los favoritos para suceder a Francisco se encuentran los italianos Pietro Parolin, Matteo Zuppi y Pierbattista Pizzaballa.
Aunque también en la lista figuran el filipino Luis Antonio Tagle, el arzobispo de Bolonia, Matteo Zuppi y figuras crecientes como el ghanés Peter Turkson o el moderado Péter Erdo, de Hungría, así como el patriarca de Jerusalén, Pizzaballa.
En medio de este panorama, este lunes todo el personal, eclesiástico o laico, desde los ceremonieros a los ascensoristas, que estará vinculado en la organización del cónclave para elegir al nuevo papa, presentarán el juramento para guardar absoluto secreto de todo lo que ocurra.
Las personas que participarán en el cónclave del próximo miércoles, aprobadas por el cardenal camarlengo y los tres cardenales asistentes, de acuerdo con la Constitución Apostólica Universi Dominici Gregis, deberán prestar y firmar el juramento a las 17:00 horas en la Capilla Paulina.
¿Cómo es el juramento?
La medida afectará al Secretario del Colegio Cardenalicio, el maestro de las Celebraciones Litúrgicas Pontificias y los Ceremonieros Pontificios, pero también médicos y enfermeras, ascensoristas del Palacio Apostólico, personal encargado de los servicios de comedor y limpieza o incluso el personal de floristería y los servicios técnicos, así como el coronel y un mayor de la Guardia Suiza Pontificia destinados a la vigilancia en las inmediaciones de la Capilla Sixtina.
Después de ser instruidos sobre el significado del juramento, deberán pronunciar y firmar personalmente la fórmula prescrita ante el camarlengo, Kevin Joseph Farrell.
Al jurar confidencialidad significa que no podrán revelar nunca, lo que ven o escuchan. La fórmula del juramento, que será un acto privado, lejos de cámaras y periodistas, es solemne y conlleva, en caso de incumplimiento, la excomunión.
“Prometo y juro observar absoluto secreto con cualquiera que no forme parte del colegio de cardenales electores, y esto a perpetuidad a no ser que reciba permiso especial expresamente dado por el nuevo pontífice elegido o por sus sucesores, sobre todo lo que directa o indirectamente se refiere a la votación y al escrutinio para la elección del sumo pontífice”, reza el juramento.
“Prometo y juro abstenerme de utilizar cualquier medio de grabación, audición o visualización de cualquier cosa que tenga lugar en la Ciudad del Vaticano durante el período electoral y, en particular, de cualquier cosa que esté relacionada directa o indirectamente con las operaciones conectadas con la elección misma”.
Los cardenales realizarán su juramento tras su entrada el 7 de mayo en la Capilla Sixtina. Una vez jure el último de los electores, el maestro de las celebraciones papales, Diego Ravelli, pronunciará las dos palabras que abrirán oficialmente el cónclave: “Extra omnes” , es decir, todos fuera, cerrando con llave la puerta del lugar.
El cardenal Raniero Cantalamessa, predicador de la Casa Pontificia durante 40 años, se dirigirá a los electores para la segunda meditación prevista por la Constitución.
Una vez terminada su reflexión, el cardenal Cantalamessa abandonará la Capilla Sixtina junto con el arzobispo Ravelli y los cardenales harán la primera de las votaciones.
El cónclave será presidido por el cardenal Pietro Parolin, en ausencia del decano, el cardenal Giovanni Battista Re, de 91 años.
Los preparativos en la Capilla Sixtina
Contexto: la Capilla Sixtina del Vaticano se prepara para el cónclave del que saldrá el sucesor de Francisco y los técnicos se afanan para que todo esté listo, instalando las mesas en las que votarán los cardenales o la estufa en la que los cardenales quemarán sus votos secretos, además de otros retoques.

La primera misión ha sido colocar la estufa y la chimenea en el tejado de la Sixtina que anunciará al mundo si hay papa. Tras la votación, los votos de los cardenales son quemados y el color del humo indicará el resultado: si es blanco, significará que ha habido acuerdo; si es negro, las deliberaciones deberán continuar.
Los bomberos colocaron la chimenea así como la instalación de dos estufas, ya que desde hace años se utiliza una auxiliar en la que se introducen productos químicos para garantizar un color nítido al humo.
Además, han sido conectadas con la chimenea del exterior mediante un largo tubo que recorre la pared interna de la capilla, sobre los históricos frescos que la decoran.
La Sixtina, construida a finales del siglo XV por orden del papa Sixto IV y embellecida con obras de arte como el Juicio Final de Miguel Ángel, es recorrida estos días por numerosos operarios que no solo se aseguran de prepararlo todo sino también de que nada pueda grabar o registrar lo que ocurre en su interior.