Herramientas para imaginar los futuros posibles en la política local en México

Mundo Montes de Oca

Como lo hemos visto durante los últimos años, meses y días, el diseño e implementación de políticas públicas en América Latina se ha caracterizado por la falta de estrategia y visión a largo plazo. Cuando los funcionarios públicos latinoamericanos se dedican a realizar planes y proyectos para resolver problemáticas de corto plazo, pierden las oportunidades para construir una memoria institucional y dar paso a mejores indicadores de evaluación que permitan una mayor resiliencia en sus países.

Por otro lado, países en Europa y Asia han fortalecido su capacidad de prospectiva política y la toma de decisiones gubernamentales. Si América Latina conociera, participara y desarrollara este tipo de análisis de manera sistemática, podría entonces establecer futuros alternativos para construir escenarios deseables y trabajar la planeación estratégica a largo plazo. Los estudios de futuros o prospectiva estratégica deberían de ser adoptados como una nueva y mejor forma de planeación institucional que sustituya a la ya obsoleta planeación cortoplacista de manera sexenal o por cuatrienios.

A través de los años, se han realizado un sinfín de ejercicios de talleres de futuro en distintas ciudades alrededor del mundo. Sin embargo, en México, pocas Alcaldías o Ayuntamientos han establecido canales formales de participación social que consideren a la prospectiva participativa como herramienta central para construir políticas públicas.

La focalización a nivel de barrios permite integrar desde el proceso de planeación el contexto en el que se desarrollan los jóvenes en América latina, y en este caso de México. Como premisa, deberemos entender a las comunidades barriales como sistemas sociales que buscan convertirse en sistemas abiertos, redes interconectadas y ampliadas. La falta de mecanismos para incentivar la participación ciudadana de vecinos en los barrios así como la falta de etapas de diagnóstico que detecten necesidades reales se convierten en razones del por qué existe una desconexión entre los ciudadanos y la clase política mexicana.

Por ello, cobra relevancia entender cómo los estudios de futuro pueden ayudar como herramienta de participación ciudadana para la incidencia en políticas públicas locales de las colonias de los barrios.

Conocer y aplicar metodologías como la de Manual de Futuros para Barrios es importante tanto para las empresas que están desarrollando proyectos de responsabilidad social en ciertas localidades, como para las asociaciones no gubernamentales que actúan en territorio, y por supuesto, para las autoridades locales de planeación urbana y tomadoras de decisiones.

El Manual consta de una serie de herramientas con métodos prospectivos para involucrar a los vecinos desde la planeación de las políticas públicas a través de una visión holística y de futuro sobre sus propios barrios.

En cinco pasos, se incorporan elementos de la prospectiva estratégica para llegar a su objetivo principal: generar capital social a nivel barrial y eficientar recursos públicos disponibles a nivel local.

1. Elección de Barrio

En esta etapa, se propone generar sondeos de calidad y uso de espacios públicos a partir de la clasificación de la calidad del espacio público que presenta Jan Ghel (Ghel, 2006). La batería de preguntas deberá ser aplicada en un espacio delimitado con el que el encuestado esté familiarizado para poder calificarlos.

2. Proceso participativo con la comunidad

Para esta etapa, se necesitará generar confianza con la comunidad previo a la actividad. La idea de este taller de futuros es realizar un recorrido junto con los residentes del barrio seleccionado por un momento de excepción a 10 -15 o 20 años en el futuro. Esta fase está basada en Prácticas de la Imaginación de (Mora, 2014), una serie de juegos y dinámicas que ponen a sus participantes frente a escenarios futuros para que, a partir de ello, expresen deseos y necesidades. El guión deberá ser adaptado para que las preguntas y cuestionamientos sobre los espacios más representativos del barrio generen debate y consensos entre vecinos del espacio.

3. Análisis de la situación

Una vez con las narraciones de futuro obtenidas, se proponen sesiones de debate e ideación con expertos locales en temas de desarrollo urbano, gestión pública local y cualquier problemática que se quisiese abordar en el barrio definido. Para llevar a cabo estas sesiones, se inicia con la pregunta central que hacía referencia a los retos para la implementación de proyectos sociales en campo. La discusión puede derivar en conceptos secundarios que se incorporan al análisis para posteriormente presentar los hallazgos de gabinete.

4. Generación de escenarios

Una vez obtenida la información de primera mano (por parte de los vecinos) así como información sólida y contundente por parte de los expertos, se utiliza el método de storytelling para la redacción de escenarios conforme la información recabada. Se utiliza la clasificación de escenarios de (Dator, 2011) para darle mayor cohesión a los resultados en distintos barrios.

5. Planeación estratégica

Es aquí, donde de manera coordinada, ciudadanos y autoridades públicas redactarán un plan de trabajo utilizando los insumos generados a través de la prospectiva y la participación ciudadana. La premisa será que las acciones o políticas públicas futuras estarán enmarcadas en el largo plazo que busquen mejorar los barrios elegidos.

Durante los últimos años, ha existido una tendencia democrática de involucrar a los ciudadanos en la toma de decisiones a través de procesos participativos; haciéndolos partícipes a través de foros de consulta, encuestas, mesas temáticas de trabajo, etc. En este análisis prospectivo se solicita, tanto a los ciudadanos como a los funcionarios públicos locales, ir más allá del cortoplacismo, de la coyuntura política o de tiempos electorales.

Esperemos que los más de 19,000 cargos de políticos y gobiernos locales entrantes trabajen procesos de planeación con ciclos de retroalimentación claros con la ayuda de las herramientas propias de los estudios de futuros.

Llegó el momento en que debemos dejar de pensar que la gestión pública de largo plazo es una utopía y trabajemos de manera coordinada para que el uso de herramientas prospectivas sea una realidad entre los tomadores de decisiones entrantes.

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