Avances legislativos e indicadores estancados: Los claroscuros de la política laboral de AMLO
Gerardo Hernández
El gobierno de Andrés Manuel López Obrador está por finalizar, y el sexenio pasará a la historia como uno de los periodos más activos en la agenda laboral, las políticas públicas y reformas a la legislación de trabajo fueron un sello de la administración encabezada por el tabasqueño. Paradójicamente, indicadores clave del mercado laboral no tuvieron el mismo comportamiento.
En los últimos seis años, el Congreso de la Unión aprobó 15 reformas a la Ley Federal del Trabajo (LFT), eso significa que fue el periodo legislativo más activo en treinta años en materia laboral.
Como recuento, las modificaciones a la LFT se tradujeron en la implementación de un nuevo modelo de justicia laboral y reglas de democracia sindical, la regulación de los servicios especializados y la prohibición del outsourcing, la regulación del teletrabajo, la actualización de la tabla de enfermedades, el blindaje de los incrementos al salario mínimo, el reconocimiento de derechos laborales de trabajadores del hogar y un incremento de vacaciones, sólo por citar algunos ejemplos.
Adicional a esto, la legislación de seguridad social tuvo ajustes con los que se reconoció el acceso de padres trabajadores a guarderías del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), los permisos oncológicos para papás con niños con cáncer, la protección social para parejas del mismo sexo y la cotización de trabajadores independientes al régimen obligatorio del IMSS, fueron también avances que se presentaron en el sexenio de López Obrador.
Pero los avances no fueron sólo legislativos, también se reflejaron en una política laboral activa, la cual tuvo como bandera los incrementos al salario mínimo. En los últimos seis años, la referencia salarial pasó de 88.40 pesos a 248.90; un crecimiento nominal de 110 por ciento.
La política de recuperación salarial ha posicionado a México como uno de los países con más fortalecimiento al salario mínimo. De acuerdo con la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), entre las economías que cuentan con una remuneración básica, nuestro país ha conseguido el mayor avance con un crecimiento real de 86.6% en un periodo de cinco años.
Si bien una parte de los cambios también han sido impulsados por los compromisos asumidos por México en el marco del T-MEC, muchas decisiones fueron parte de la agenda de gobierno de presidente López Obrador.
Otras acciones de gobierno enfocadas en el tema laboral fue la mejora de la inspección del trabajo, esto incluyó el cruce de bases de datos con autoridades fiscales y de seguridad social, el análisis de datos y una actualización de los sistemas internos para identificar focos de incumplimiento y realizar verificaciones más precisas. Además del fortalecimiento de mecanismos voluntarios de cumplimiento.
Poco alcance en el mercado laboral
Sin embargo, el mercado laboral cuenta otra historia, al menos en términos de indicadores clave. Con excepción de la tasa de desempleo, la cual ha logrado niveles relativamente bajos, las fallas estructurales como la informalidad laboral, la baja participación económica de las mujeres, la brecha salarial de género, la pobreza laboral o la creación de empleo formal, se han mantenido sin grandes cambios.
“Durante la administración de López Obrador se crearon únicamente 1.9 millones de nuevos puestos de trabajo registrados ante el IMSS, alcanzando solo 26% de la meta, que era crear 7.2 millones de nuevos puestos en el sexenio”, destaca la organización México, ¿cómo vamos? (MCV).
De acuerdo con MCV, para que México incorpore al empleo a las personas que se suman cada mes a la Población Económicamente Activa (PEA), necesita crear 1.2 millones de puestos de trabajo cada año.
En términos de informalidad, el sexenio de Andrés Manuel López Obrador inició con una tasa de 56.7% y cerrará con un nivel de 54.3%, si bien hubo una reducción, en la práctica la mitad de la población ocupada del país sigue laborando en estas condiciones.
“Las fallas estructurales del sistema laboral en México permanecen sin cambio estos seis años. La tasa de participación laboral se mantiene igual; la exclusión de mujeres y jóvenes no ha cambiado; más de la mitad de las personas que trabajan carecen de salario suficiente para superar el umbral de pobreza; y la mitad tiene trabajos sin acceso a servicios de salud. La raíz principal de la pobreza se mantiene sin cambio: el trabajo sigue siendo fábrica de pobreza para millones de personas”, detalla Acción Ciudadana Frente a la Pobreza (ACFP) en su estudio sobre el balance sexenal en el mercado laboral.
Por otra parte, la brecha de participación laboral entre mujeres y hombres se mantiene cercana a los 30 puntos porcentuales, y la diferencia salarial entre trabajadoras y trabajadores aún oscila entre los 18 y los 20 puntos porcentuales, según MCV. En ambos indicadores, las mujeres son las desfavorecidas.
De acuerdo con ACFP, hay 34.8 millones de personas con trabajo carecen de ingreso suficientes para superar el umbral de pobreza; es decir, sus ganancias no alcanzan para cubrir dos canastas básicas. De este universo, el 61.4% son trabajadores subordinados.
La política laboral en el sexenio de Andrés Manuel López Obrador fue activa, pero el lento avance en indicadores del mercado de trabajo evidencia que hizo falta una pieza en la ecuación para que los cambios legislativos y las acciones gubernamentales se reflejaran en una mayor mejora de las fallas estructurales.