Regresar a la Revolución y no olvidar traiciones contra democracia

Carlos Ramírez

Los discursos del presidente de la Republic y del secretario de la Defensa Nacional en la ceremonia del 112 aniversario de la Revolución Mexicana deben enmarcarse en un escenario estratégico pocas veces visto:

1.- El contexto.

–Presiones sobre los jefes del Ejército y la Marina para someterlos al control del poder legislativo, cuando en realidad son secretarios del despacho presidencial.

–La marcha organizada por la Coparmex y el empresario ultraderechista Claudio X. González, con los tres más importantes partidos de oposición como patiños, se convirtió en un mensaje en donde la calle se impuso sobre el funcionamiento del Congreso y los partidos de oposición se sometieron a los intereses de la nueva coalición centro-ultraderecha.

–La reunión del general secretario con legisladores en el campo militar número 1 donde el jefe del Ejército dijo que no son tiempos de golpes de Estado y convocó a nuevas formas de colaboración entre poderes.

–La reunión de grupos radicales mexicanos de ultraderecha articulados a los grupos conservadores del presidente Donald Trump para lanzar discursos de radicalización ideológica caracterizando al régimen actual de López Obrador como socialista.

–El anuncio presidencial para la realización de una gran marcha de celebración del cuarto año de gobierno casi como un contrapunto con la marcha de la coalición centro-ultraderecha de la Coparmex-Señor X.

–La decisión del presidente López Obrador de regresar al 20 de noviembre como un desfile militar y a la ceremonia como un espacio para enviar mensajes nada crípticos sobre dos temas fundamentales: el papel dinámico de las Fuerzas Armadas en actividades de apoyo a la reconstrucción nacional y el recordatorio de los grupos de derecha, impulsados por Estados Unidos, para traicionar al presidente Madero aplastar el primer intento de democracia política moderna en México.

2.- Los mensajes.

La ceremonia de aniversario de la Revolución Mexicana tuvo este año un detalle bastante significativo: era usual que en la ceremonia del cuarto y quinto año participará como orador oficial quien de alguna manera se perfilaba como precandidato presidencial; pero esta vez, en cambio, el presidente López Obrador asumió la responsabilidad del discurso oficial y también por primera vez el general secretario participó como segundo y único orador invitado.

Una revisión minuciosa del discurso presidencial encontrará, como pocas veces, un método de análisis político-histórico que a veces solo quedaba en mero recordatorio de anécdotas. En este contexto debe leerse en tiempo real y actual lo que el presidente consideró dos de las enseñanzas mayores de la revolución: “las dictaduras o las oligarquías no garantizan la paz ni la tranquilidad social» y “los gobiernos democráticos solo pueden tener éxito si atienden las demandas de las mayorías y en consecuencia consiguen a cambio como recompensa el apoyo del pueblo”.

Para completar, el presidente señaló que los regímenes autoritarios terminan siendo subversivos y que la lección es que “ningún modelo económico funciona si se sostiene con las armas y si la prosperidad de unos pocos se sustenta en la esclavitud y el empobrecimiento de muchos”.

En el escenario político derivado de la marcha contra la reforma electoral organizada por la Coparmex y la coalición centro-ultraderecha, el presidente de la República le dio a su discurso un tono de recordatorio histórico ajustado las circunstancias del conflicto entre dos proyectos de nación: el social-popular y el neoliberal empresarial, una reproducción del escenario político de 1981 en el que se puso en disputa la nación justamente entre los dos mismos proyectos: el de los sectores sindicales del PRI y el del Fondo Monetario Internacional.

En este contexto se requiere una lectura estratégica de uno de los párrafos más importantes del discurso presidencial del domingo: “la traición contra Madero ayuda a entender el porqué de nuestra estrategia política. Si no estuviéramos respaldados por la mayoría de los mexicanos y en especial por los pobres, ya nos habrían derrotado los conservadores o habríamos tenido que someternos a sus caprichos e intereses para convertirnos en simples títeres o peleles de quienes ya se habían acostumbrado a robar y a detentar el poder económico y político en nuestro país, y que ya se sentían dueños de México”.

El discurso presidencial fue, pues, el preludio de la lucha política que comenzó con la marcha de la Coparmex-Señor X del domingo 13, que tendrá un mensaje político de respuesta en la marcha-mitin presidencial del próximo domingo 27 y que se enmarca en la elección presidencial de 2024 entre esos dos proyectos de nación.

El contenido de esta columna es responsabilidad exclusiva del columnista y no del periódico que la publica.

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