Toma chocolate (del Bienestar); paga lo que debes…

Rafael Cardona

El caso de Ricardo Salinas Pliego es un ejemplo de cómo la prosperidad, la imaginaria aristocracia, el dinero a carretadas alimentado con los fulgores de la televisión, la especulación bancaria, el agio de abonero insaciable; la manipulación de las remesas, la telefonía celular y una plataforma digital enorme, producen la incontrolable soberbia cuyo único destino seguro –antes o después–, es la derrota.

Y si a eso se le agrega un amago político electoral y el desplante de una candidatura presidencial opositora contra quien antes fue amigo y benefactor (el gobierno 4-T), el ejemplo de Luzbel está muy a la mano. Quien quiere oponerse al Estado (dispensador de todos los bienes concesionados, habidos y por haber, hasta con casinos para enjabonar dinero sucio), solamente puede esperar un resultado así. Todo está a la vista.

Quien le adjudique al gobierno la reciente derrota fiscal de Ricardo Salinas Pliego –ejemplo de impunidad a lo largo de tres lustros, por lo menos–, se equivoca.

Él mismo, a través de su presencia constante en las redes mediante mensajes de tweet en su tiempo y “X” ahora; con burlas y befas, fue labrando una inconveniente imagen de rebelde insumiso altivo e intocable.

Pues no fue de esa manera, tampoco cuando sugirió contar con la protección del gobierno de los Estados Unidos a cuyo embajador acompañó en una cena promovida (por aportación, como suele hacerse en EU), por Larry Rubin de “The American Society”, como si en ese país el Grupo Salinas estuviera libre de litigios y acusaciones de fraude.

“(oct).- La Corte Suprema del estado de Nueva York publicó ayer (19) la notificación oficial con la que se multa al empresario mexicano Ricardo Salinas Pliego con 21 millones 47 mil 378.90 dólares por violar una orden judicial de hace más de un año en un proceso legal con AT&T (La mjornada)”.

Hoy dos imágenes pueden ser contrastadas a la luz de los hechos de ayer en la Suprema Corte de Justicia (ni modo, se sigue llamando así).

En la primera estarían Vicente Fox y Marta Sahagún al abrirse el Banco Azteca:

“El éxito de Ricardo Salinas es el éxito de México”, dijo el entonces presidente bajo cuyo auspicio se le otorgaron las concesiones de operación al banco.

“…No podíamos tomar depósitos de más de 10 mil pesos –cuenta RSP–; ni hacer préstamos de más de 10 mil pesos. Nos dio castrado el permiso. Nos metimos en un pleito muy fuerte con él; y a base de gritos y manotazos en la oficina de Palacio nacional, no les quedó más que hacernos el permiso completo, pero quedó enojado”.

Ese mismo presidente, cruzado de brazos ante el asalto a las instalaciones de transmisión del Canal 40 de TV, se cruzó de brazos y negó su intervención con la pregunta más ridícula de todas:

¿Y yo por qué?.

Hoy las palabras presidenciales son distintas. Muy distintas porque no hay ni despacho presidencial ni manotazos a gritos:

“(miércoles, antes de la sesión de la SCJN).

“…Estado de derecho quiere decir: cumplir con todas las obligaciones, no hacer trampa para pagar impuestos. Entonces, esto no tiene nada que ver con un asunto político; quien lo politizó realmente fue él”.

“Ahora, si queremos debatir políticamente, vamos a debatir políticamente…”

Un día después, ayer, poco antes del pleno de la Corte, ante las excusas de dos de las ministras (Batres y Ríos), la presidenta se refirió al tema nuevamente, por quinta o sexta vez en los días cercanos:

“Lo que él está diciendo es que el SAT le impone un pago ilegal, y eso no es cierto. Tendrá que pagar lo que determinen los créditos fiscales y lo que resuelva la Corte”.

Por eso la información divulgada ayer al mediodía sobre los resultados de la Corte tienen un efecto demoledor para el Grupo Salinas.

“…En sus primeros 34 minutos, los ministros resolvieron por unanimidad tres asuntos, entre ellos el más cuantioso que enfrenta Grupo Elektra, al dejar firme la sentencia de un tribunal que la obliga a pagar un crédito fiscal por 33 mil 306 millones 476 mil 459 pesos, derivados del Impuesto Sobre la Renta, recargos, multas y actualizaciones correspondientes al ejercicio fiscal 2013…”

Fgrente a este escenario, la actitud del Grupo Salinas (un grupo de una sóla persona), reaccionó con virulencia y soberbia. Una vez más.

(Proceso).- Grupo Salinas tronó contra la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) por validar los créditos fiscales de cerca de 50 mil millones de pesos de las empresas de Ricardo Salinas Pliego; después de despotricar contra los ministros “ilegítimos” y con “sesgo ideológico”, atribuyó su decisión a un “evidente acoso político en nuestra contra”.

“En un comunicado difundido minutos después de darse a conocer una primera resolución de la SCJN referente a un amparo presentado para evitar el pago de 33 mil millones de pesos, el conglomerado controlado por Salinas Pliego aseveró que su litigio de 12 años contra el pago de impuestos fue “el más relevante de la historia reciente del país”, y que la decisión del máximo tribunal del país asestó un “golpe fulminante a la justicia y al Estado de Derecho”, pues no le permitió “garantía alguna ni defensa real”.

Extrañamente quien litigó contra las acciones fiscales durante más de una docena de años, se dice ahora desprovisto de recursos defensivos.

“Por ello, el grupo adelantó –dicen los medios–, que los abogados del multimillonario buscarán “otras vías, incluso en el ámbito internacional” para garantizar sus derechos y para “exhibir ante los ojos del mundo todas las pruebas de la persecución política sistemática en contra del señor Salinas Pliego y del autoritarismo de la mal llamada Cuarta Transformación”.

El problema no es otro sino la imposibilidad de pagar esa enorme cantidad. Ni RS ni nadie tienen flujo suficiente de golpe y porrazo. El siguiente paso es la garantía a través de los activos (los importantes operan por concesiones gubernamentales; excepto las tiendas). Así pues el rigor del Código Fiscal vendrá detrás del acto jurídico de la Corte, espuria o no. Pero es la Corte y no hay instancia superior.

Y en cuanto a la intervención extranjera, el cumpleañero de ayer habría dicho: ¡Uy!,qué miedo. Como Chico Che.

Bonito regalo, por cierto.

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