“México requiere una estrategia de paz nacional”, afirma sacerdote guerrerense
José De Jesús Dorantes González
El sacerdote y director del Centro de Derechos Humanos de las Víctimas Minerva Bello, José Filiberto Velázquez Florencio, consideró que México necesita una estrategia nacional de paz que no dependa de coyunturas políticas ni de la visibilidad de los hechos violentos.
No puede haber estrategias aisladas, ni para unos estados sí y para otros no. Debe haber una política de paz integral, que atienda las causas, la prevención y la justicia.José Filiberto Velázquez, sacerdote
El pasado martes, la presidenta de México Claudia Sheinbaum Pardo, presentó el Plan Michoacán por la Paz y la Justicia, luego del asesinato del alcalde de Uruapan Carlos Manzo.
Al respecto, el director del Centro Minerva Bello destacó que en algunos municipios ya existen Consejos Municipales de Paz Restaurativa, pero advirtió que su funcionamiento será limitado si no se garantiza el combate frontal a la corrupción y la colusión de las autoridades con grupos delictivos.
“Las fuerzas del orden deben actuar sin alianzas, sin compromisos y sin corrupción. La impunidad es lo que fortalece a los violentos”, advirtió el religioso católico.
Llamó a las instituciones de justicia y seguridad a recuperar la confianza de la ciudadanía y a que los casos de violencia contra autoridades locales no queden en el silencio.
Estimó que los asesinatos de autoridades municipales en distintos estados del país, como el del alcalde de Chilpancingo, Alejandro Arcos Catalán, ocurrido el 6 de octubre de 2024, y el reciente homicidio del presidente municipal de Uruapan, Michoacán, Carlos Manso Rodríguez, buscan sembrar miedo y desmoralizar a la población.
“El crimen organizado manda mensajes a través del terror, pretende imponer miedo y control, pero la respuesta ciudadana debe ser la contraria, recuperar las calles, las plazas y los espacios comunes”, expresó.
Velázquez Florencio subrayó que la población de Chilpancingo ha reaccionado de manera pacífica ante el crimen del alcalde, realizando actos públicos y memoriales en su honor, lo que calificó como un ejemplo de dignidad frente al miedo.
El sacerdote explicó que la violencia genera un impacto directo en la vida cotidiana de las comunidades, pues muchas personas restringen sus actividades por temor a nuevos ataques. No obstante, insistió en que “la gente de Michoacán o no se ha quedado callada y ha buscado maneras de expresarse para no normalizar el horror”.
Respecto a las diferencias en la reacción de las autoridades federales ante los asesinatos de alcaldes en Michoacán y Guerrero, Velázquez consideró que la respuesta institucional en el caso guerrerense fue “más lenta y discreta”, a pesar de tratarse de un hecho ocurrido en la capital del estado.
“Cualquier homicidio debería investigarse con la misma rapidez y eficacia, sin importar si la víctima es una figura mediática o no. La justicia no debe depender del nivel de popularidad o del costo político del caso”, enfatizó.
