Negociar o ceder

Eduardo Zerón García
Las cosas no lucen bien cuando uno de los principales líderes del Cártel de Sinaloa, Ovidio Guzmán, logra una negociación velada que le permite sacar a 17 familiares cercanos de México hacia Estados Unidos, sin que nuestras autoridades parezcan haberse dado por enteradas. Las razones pueden ser muchas, pero lo cierto es que estas acciones ocurren en un contexto donde la información que Guzmán posee podría poner en riesgo la integridad de los suyos y de sus asociados más cercanos.
Tampoco nada puede ir bien cuando a una gobernadora en funciones y a su pareja les retiraron la visa, y la información sobre los motivos resulta confusa, y poco clara, por decir lo menos, como también no menos grave resulta la filtración de que otros gobernadores podrían estar en la misma situación, así como funcionarios del gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum.
Sheinbaum ha ejercido la política y la diplomacia con paciencia y temple. No es una improvisada: ha caminado durante años por las filas de la izquierda. Parece por lo menos insólito que las personas que parecen estar causándole más daño no provienen de sus propias filas: ninguna fue electa bajo su mandato, y algunas incluso vienen del sexenio anterior.
En este contexto, solo existen dos vertientes posibles; primero que lo publicado por Tim Golden en ProPublica sea mentira y que ninguna persona cercana a su gobierno esté siendo investigada o señalada formalmente, lo cual implicaría una campaña sucia, probablemente orquestada para erosionar su legitimidad.
Y segundo, que sea verdad —al menos en parte—. Y que diez personas, o quizá menos, estén siendo señaladas por su presunta participación con organizaciones del narcotráfico, ahora también clasificadas como organizaciones terroristas. En ese caso, los problemas que se avecinan son enormemente mayores a los previstos, tanto para su gobierno como para su estabilidad política.

¿A qué me refiero? Recordemos que dentro de la legislación estadounidense, entre otros, existen dos conceptos: la extraterritorialidad y la figura de “sponsor of terrorism” (patrocinador del terrorismo). Esta figura permite sancionar a instituciones, organizaciones y particulares, incluso si se encuentran fuera del territorio de Estados Unidos.
Supongamos que un gobernador mexicano es señalado por las autoridades estadounidenses como patrocinador de la delincuencia organizada. Aunque las sanciones no son genéricas, la acusación podría derivar en su inclusión en la lista de la OFAC, bajo la ley Specially Designated Global Terrorist (SDGT). También podría ser objeto de observaciones por parte del GAFI o de la ONU, conforme a las resoluciones 1267/1373, o ser requerido por Interpol.
Las consecuencias: congelamiento global de activos como el caso de Wells Fargo con del Pilar, bloqueo de transacciones internacionales, revocación de visas, inhabilitación migratoria permanente y su clasificación como persona de interés para las comunidades de inteligencia y seguridad nacional.
A esto se suman los procedimientos judiciales, con penas de hasta 15–20 años de prisión. Pero más allá de lo judicial, el impacto político sería catastrófico. Si —en el peor escenario— diez gobernadores son sancionados, estaríamos hablando de casi el 50% del bloque de gobierno del partido político mayoritario, complétele lo que quiera después de ahí.
Entonces, se abren algunas preguntas de fondo: esta filtración es resultado de una escalada para una negociación. ¿Cuál sería la moneda de cambio? Y segunda, ¿por qué esta administración tiene que cargar con un pasado que no es de ella? ¿Por qué asumir el costo político y moral de figuras que ni eligió, ni promovió, y que incluso pertenecen al sexenio anterior? Política.
MONEDA AL AIRE: Y es que las presiones que ha hecho con México el gobierno del presidente Trump parecería, que lejos de entrar a negociar es cuánto estamos dispuestos a ceder.
Buen mensaje, el del embajador Ronald Johnson a su llegada a México, advirtiendo que trabajará de la mano de la presidenta Sheinbaum, sobre todo en tiempo donde se necesita diplomacia, diplomacia y más diplomacia.