La inversión en infraestructura toca piso, mientras el costo de la deuda vuela

Dainzú Patiño

La inversión pública en infraestructura como carreteras, hospitales, escuelas, centros educativos, puertos y aeropuertos reportó niveles menores a 2023, mientras que el pago de intereses por la deuda pública fue el más alto de los últimos 20 años, durante el primer trimestre del año, de acuerdo con cifras de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP).

En el primer trimestre del año, el gasto en infraestructura o inversión física del sector público tuvo una caída de 33.5% en términos reales (excluyendo la inversión a cargo de Pemex): pasó de 147,600 millones de pesos en el primer trimestre de 2024 a 101,800 millones en el mismo periodo de 2025. Un nivel menor a lo reportado en 2023 en el mismo periodo, detalló un análisis del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO).

Si se considera la inversión física total, también muestra un descenso de 12.3% real anual, frente a enero-marzo de 2024, refiere Hacienda en sus Estadísticas Oportunas.

El descenso se relaciona con la conclusión de obras emblemáticas de la administración pasada, como el Tren Maya, la Refinería Dos Bocas, las cuales fueron proyectos que mostraron una aceleración antes del cambio de administración. También podemos sumar los recortes, en pro de reducir el déficit fiscal, comentó Diego Díaz, coordinador de Desarrollo Económico del IMCO.

El menor gasto en infraestructura se observa como una tendencia que prevalecerá al cierre de este año, al considerar que el Ejecutivo, a través de Hacienda propuso un recorte de 14%, aprobado por el Congreso, respecto a lo programado para 2024.

Pago de intereses al alza

En tanto, el costo financiero, pagado en su mayoría por el gobierno federal, Pemex y CFE, reportó su mayor nivel del que se tiene registro en igual periodo, al sumar 302,746 millones de pesos, con un crecimiento de 11.7%. El monto es el mayor del que se tiene registro para un periodo enero-marzo de los últimos 20 años.

En este aumento inciden cuatro motivos, de acuerdo con el especialista del IMCO: el crecimiento de los saldos históricos de la deuda, la depreciación del tipo de cambio, las aún altas tasas de interés alrededor del mundo, y la calificación crediticia de Pemex, que implica que un prestamista otorgue crédito a tasas más altas.

Hacienda detalló que tan solo de 2023 a 2024, los saldos históricos de la deuda aumentaron más de tres billones de pesos, al pasar de 15.08 billones a 18.1 billones.

Comparativos refieren que fue en el primer trimestre de 2022 cuando el monto del costo financiero fue mayor al gasto en inversión física, lo que rompió la tendencia de una inversión en infraestructura mayor al pago de intereses de la deuda, práctica poco saludable para las finanzas públicas.

“Creo que aquí tiene que ver mucho con la razón por la cual una persona o un gobierno se endeuda. Al final de cuentas, si el gobierno se hubiera endeudado en proyectos de infraestructura que contribuyeran a mejorar la productividad de la economía o a mejorar el capital humano de la población, creo que se podría justificar”, comentó el especialista del IMCO.

Destacó que la Constitución establece endeudarse solo para actividades productivas, una condición que no sucedió, porque estos proyectos emblemáticos absorbieron buena parte del presupuesto público para inversión, y que son proyectos como Dos Bocas o el Tren Maya, “que realmente no tienen un beneficio tangible porque nunca se hizo un análisis costo-beneficio por parte de la SHCP u otra institución federal”, dijo Diego Díaz.

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