ONU se tambalea por falta de apoyo de Estados Unidos

Fernanda Munoz y Pablo Abundiz

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) no es sólo un foro para que los países del mundo sean escuchados, también funciona como un conjunto de cuerpos y agencias especializadas que han tejido el sistema internacional como hoy lo conocemos; sin embargo, pese a su función, la administración del presidente estadounidense, Donald Trumpamenaza con delimitarlo.

Bajo la premisa de que la organización ha crecido hasta el punto de la “ineficiencia”, se revisarán exhaustivamente las finanzas y la composición de Naciones Unidas.

En un memorándum interno, la ONU dictó una serie de “sugerencias” que consolidarían el trabajo de las múltiples agencias bajo el sistema de Naciones Unidas en cuatro departamentos: Paz y Seguridad, Asuntos Humanitarios, Desarrollo Sustentable y Derechos Humanos.

Las medidas propuestas surgen después de que el secretario general, António Guterres, estableciera una comisión para mejorar el trabajo de la organización de cara a la reducción de los recursos otorgados por su principal patrocinador, Estados Unidos.

El diagnóstico hecho por el grupo de trabajo de Guterres no es halagador para la ONU. Las seis páginas del reporte señalan “retos sistémicos” por un constante “uso ineficiente” de recursos causado por múltiples agencias cuyas obligaciones se fragmentan con otras instancias y cuyos mandatos continúan expandiéndose por las decisiones de la Asamblea General.

Si bien las sugerencias planteadas por el memorándum sugieren modos para eficientizar el funcionamiento del sistema de Naciones Unidas, algunas son más pequeñas que otras. Si bien una de las propuestas llama a limitar el número de traductores simultáneos en las reuniones, las más profundas buscan combinar el Programa Mundial de Alimentos, la UNICEF, la Organización Mundial de la Salud, y la Agencia de la ONU para los refugiados en una sola entidad.  

Para la oficina del secretario general, las reformas planteadas son urgentes y a diferencia de otros intentos de reformas, donde tanto Guterres como sus antecesores han fallado en adelgazar a la institución, esta vez la falta de recursos para algunas de sus operaciones obliga al cuerpo a tomar medidas para garantizar las obligaciones de la organización.

Si bien Guterres tiene las manos atadas para una reforma estructural hasta que la Asamblea General adopte las “sugerencias” del análisis interno, la falta de presupuesto ya se ha hecho notar en recortes de personal en algunas de las agencias.

Mientras UNICEF espera un recorte del 20 por ciento en sus fondos de este año, la Organización Mundial para las Migraciones ha perdido seis mil empleados a razón de recortes presupuestales.

Las reacciones ante el desmantelamiento de la fuerza laboral del sistema de Naciones Unidas ya se han visto en Europa, donde cientos de empleados salieron a las calles a protestar los recortes presupuestales y la pérdida de sus empleos.

Fricción entre Estados Unidos y la ONU

La disputa entre Donald Trump y la ONU no es nueva: mientras que en el primer gobierno del magnate llamó a la organización un cuerpo lleno de “estructuras fragmentadas, procedimientos bizantinos y una burocracia sin fin”, en su segundo periodo aprobó recortes de miles de millones de dólares al financiamiento de la institución.

Al respecto, el doctor Alejandro Martínez Serrano, profesor de Relaciones Internacionales en la Universidad La Salle y especialista en América del Norte, asegura que la misma arquitectura institucional de la ONU es la que otorga un poder desequilibrante a Estados Unidos.

“En términos jurídicos, todos los Estados miembros son iguales, pero en términos de las cuotas y la capacidad de negociación política y militar, hay grandes diferencias. Estados Unidos representa una de las grandes economías, y si considera que la organización no responde a sus prioridades ideológicas habrá una disminución de sus cuotas, pues considera que sus recursos se van a malgastar.

“Hay otras economías que también aportan significativamente, como Japón o China, pero pongamos de ejemplo el caso mexicano. México aporta cuotas importantes a los diferentes proyectos de la ONU, pero su porcentaje de participación es muy limitado pese a que su economía está entre las 15 más grandes del mundo, porque sus cuotas se dan de forma proporcional”, afirma.

La ONU es financiada principalmente por las aportaciones de sus países miembros a través de una cuota proporcional del tamaño de su economía, por lo que una diferencia con su mayor benefactor pone en riesgo no solo la operación diaria de la ONU, sino la legitimidad con la que opera el sistema internacional que descansa sobre sus hombros.

De acuerdo con el reporte de 2024 de la Oficina del Fideicomiso Multilateral de Naciones Unidas, de los 53 mil 800 millones de dólares otorgados por los países miembros a su presupuesto de 2022, Estados Unidos dio 18 mil millones de dólares, lo que representó un 20 por ciento del presupuesto total de la institución.

Si bien los recortes implementados por Trump ponen en riesgo la legitimidad del Sistema de Naciones Unidas al impedir una respuesta satisfactoria a los mandatos que enfrentan sus agencias, Estados Unidos también enfrenta problemas al desmantelar el sistema que lo cimentó como potencia mundial.

“La arquitectura de la ONU fue diseñada por los ganadores de la Segunda Guerra Mundial y Estados Unidos fue tan beneficiado que la sede de las Naciones Unidas está en una de sus principales ciudades: Nueva York.

“Si bien durante estos 80 años no ha habido un estadounidense como secretario general de la ONU, la institución ha respondido en muchos momentos a los intereses de Estados Unidos como el líder del mundo capitalista, sobre todo en el contexto de la Guerra Fría, pero también en la Guerra del Golfo en 1991 cuando Irak invadió Kuwait y la organización creó una fuerza multinacional que estaba conformada principalmente por estadounidenses para retirar las tropas iraquíes. A lo largo de la historia se han dado situaciones de esta
naturaleza en muchas ocasiones”, enfatiza Martínez Serrano.

Pese a los embates estadounidenses por minar la confianza en el sistema multilateral de los últimos 80 años, el especialista no considera que haya un peligro inminente para la existencia de la ONU, pues si el financiamiento de la institución deja de caer en manos de Estados Unidos, se tendrá que recurrir a otras formas de financiación, pues ante un vacío de poder siempre hay quien lo supla.

Peticiones ignoradas por países permanentes del Consejo de Seguridad

En los 80 años de historia de la ONU, si bien incontables decisiones que se toman desde la organización han sido valoradas, muchas otras son ignoradas.

Una de las últimas medidas que no fueron ejecutadas pese a su aprobación general en la Asamblea General fue el fin del embargo de Estados Unidos a Cuba, que sólo recibió dos votos en contra: el de la Unión Americana y el de Israel, mientras que Ucrania se abstuvo.

Respecto a la situación de la isla caribeña, Naciones Unidas ha hecho la misma solicitud a Washington desde 1992, pero a la fecha la petición ha sido ignorada, lo que hace que la relación bilateral sea cada día más dura.

En febrero pasado, otra de las medidas aprobadas tanto por la Asamblea General como por el Consejo de Seguridad de la organización fue el fin del conflicto en Ucrania por la cantidad de muertes registradas y la protesta inicial de que Rusia violó el derecho internacional al invadir territorio ajeno.

El acercamiento a la pacificación en Europa se está propiciando gracias a la intervención de Estados Unidos, que bajo el liderazgo del presidente Donald Trump intenta afianzar convenios trilaterales para llegar a un cese al fuego.

Naciones Unidas también ha hecho hincapié a sus miembros para garantizar los derechos vitales a distintos sectores sociales como a los niños; sin embargo, en enero de 2019, dio a conocer que muchos Estados aún no garantizan dichos fundamentos.

Pese a la responsabilidad y compromiso con los que surgió la ONU para mantener la paz y la seguridad internacional, es el poder que tienen los países miembros del Consejo de Seguridad el que provoca un retraso en la organización.

Solicitudes como el fin de la guerra en Ucrania o el cese al embargo Cuba no avanzan por el poder de los cinco países permanentes del Consejo: Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Rusia y China, que tienen el beneficio de vetar cualquier resolución que no les convenga.

Los cambios que beneficiarían a la ONU

Actualmente, la ONU es objeto de críticas por no lograr la pacificación en distintos puntos del mundo, lo que pone en duda su funcionamiento por países como Estados Unidos.

Sin embargo, para que una reforma o solicitud avance dentro de la organización, primero debe ser aceptada por el Consejo de Seguridad y, además, que no sea vetada por alguno de sus miembros permanentes.

En entrevista, la maestra Patricia Baranda, docente de Relaciones Internacionales de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Aragón de la UNAM, asegura que para afrontar los señalamientos, la ONU debe reformarse, principalmente desde su Consejo de Seguridad.

“No hace mucho, la presidenta de México, en la Cumbre del G20, presentó una propuesta que se ha hecho en la última década: reformar a la ONU sin perder de vista al Consejo de Seguridad (…) Brasil también lo ha señalado: que haya más presencia (en el Consejo) de países del sur, de África, de América Latina y el Caribe, de países peninsulares, porque no se han visto plenamente representados”, afirma.

Desde su perspectiva, en la ONU debe haber una democratización y solo así haya voz y voto de otros países además de los cinco miembros permanentes.

“Mientras estas potencias permanentes no quieran ceder poder y las demás potencias medias, como México, no insistan, o si lo hacen pero no influyan en mayor medida, esta historia va continuar”, menciona.

Así también, el maestro Óscar Abad, internacionalista por la UNAM y académico de la Universidad Anáhuac, coincide en que de no haber una resolución dentro de la organización se verán afectados sus intereses.

Para él, un camino a seguir sin duda es quitar el veto a los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad y democratizar con la incorporación de los países restantes del G20; una propuesta que, coincide, podrían apostar algunos de los candidatos a secretarios generales pese a que es “atrevida y temeraria”, y la cual no aprobarían los países permanentes.

“El siguiente secretario general debe conciliar un entorno con una organización fuertesólida, que realmente pueda actuar de forma activa y no reactiva (…) Ahora la ONU es rehén de las voluntades de los cinco países que no permiten que realmente haya un eco en la toma de decisiones”.

Para el también especialista en Diplomacia por la Escuela Diplomática de España y egresado del Instituto Science Po en Francia, aunque sería un reto crear una nueva organización que reemplace a la ONU, si lo hacen los cinco miembros permanentes no tendrían otra opción que adherirse.

“La nueva organización tendría un nuevo nombre, donde los principios sean mucho más justos , transparentes, que esté a la altura de los desafíos globales porque ahora estamos en momentos críticos ”, admite. 

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