Los agentes del gobierno ¿Gobernabilidad democrática?
José Luis López Duarte
Ayer, con mucho morbo político para ver al secretario general de gobierno, Enrique Inzunza Cázares, en acción frente a los medios y ver que tanto lo “couchearon” los periodistas, observe “la semanera” y dentro de todos los temas que abordó el secretario general de gobierno, me llamó mucho la atención que anuncie “con bombo y platillo” el despido de 44 trabajadores de la dirección de gobierno, argumentando que la nueva Dirección de Gobernabilidad Democrática (sí, así se llama) ya no va a espiar a nadie, pensando en que el sentido de la vieja Dirección de Gobierno era un mal necesario que subsistía para “espiar a los enemigos del gobierno”, como en los viejos tiempos en que actores políticos eran perseguidos.
Nomás les falta decir que hoy no se persigue a nadie, porque la política contra el delito no existe, porque a los delincuentes hay que brindarles amor, “abrazos, no balazos”.
Todo lo cual suena a una retórica hueca, justificación y disfraz, para un despido masivo, porque parece que se van todos los viejos empleados de la Dirección de Gobierno, que parece más una purga política que todo lo que dicen.
Y si fuera cierto lo que dicen, sería una ingenuidad, que no lo creo, del que el conocimiento, información e investigación que ha desplegado la Dirección de Gobierno y que peyorativamente lo reducen a una agencia de espionaje, nada más estrecho y ridículo.
Todo gobierno, en cualquier lugar, requiere información sistemática de todo, al interior y al exterior del gobierno, que involucran desde “las hormigas”, los que todos los días se llevan algo de alguna oficina, hasta quienes faltan, qué problemas atienden en las oficinas, dónde hay redes de corrupción, como en un montón de trámites y papeles, que se da en todos los mostradores de la USE, por ejemplo, incluso las amenazas que reciben muchos trabajadores por ciudadanos que van a realizar algún trámite, y no me meto con más asuntos que se cocinan tras bambalinas en las dependencias (como aquel “vendedor” de muchachas que existió).
Ahora no se diga de los problemas de la sociedad, como son los entretelones y disfraces políticos que se pintan muchos actores, donde su amalgama dibuja un abigarrado cuadro que se debe ir descifrando todos los días, no porque el gobierno sea responsable de responder a todo, sino cómo funcionan las políticas públicas o si hay políticas públicas que la sociedad requiera.
Sustraerse de la realidad es simplemente acomplejarse ante ella para justificar la cursilería de “gobernabilidad democrática”, o acaso en realidad se trata de abrir los espacios para los relevos del nuevo régimen y decirle adiós al viejo régimen. Lo otro será ya no contratar a nadie, y eso sería lo peor.