La peligrosa dependencia de México del gas natural estadounidense
Tzuara De Luna
México es dependiente de las importaciones de gas natural, principalmente de Estados Unidos, y aunque esto ya era así desde antes del regreso de Donald Trump a la Casa Blanca, las últimas posturas del mandatario estadounidense, tanto en restricciones comerciales como en materia energética, han encendido las alertas.
Aunque los aranceles de 25% que Washington había anunciado para productos mexicanos están actualmente suspendidos, podrían entrar en vigor en un mes, lo que generaría una respuesta recíproca por parte de México. Si bien es poco probable que el gobierno mexicano imponga aranceles al gas natural estadounidense, debido a su necesidad crítica para la generación eléctrica y la industria, esta misma dependencia deja al país vulnerable a que Estados Unidos utilice el suministro de esta molécula como una herramienta de presión en futuras negociaciones.
Estados Unidos podría condicionar el acceso al gas natural o aplicar restricciones a su exportación para forzar concesiones en otros sectores comerciales o estratégicos. Esto afectaría de manera directa a la economía mexicana, incrementando costos para la industria y generando incertidumbre en el sector energético. Hoy, el 72 % de la demanda de gas natural en México depende de importaciones.
La falta de infraestructura de almacenamiento en México agrava aún más la situación, ya que limita la capacidad del país para resistir interrupciones en el suministro.
La tensa relación bilateral de las últimas semanas ha llevado a México a acelerar las negociaciones con empresas privadas para incrementar el almacenamiento de gas natural, un recurso clave para la generación de electricidad y las actividades industriales, según reportó la agencia Reuters la semana pasada.
“Debemos incrementar nuestras reservas de gas natural para reducir la dependencia con Estados Unidos, porque ya hemos visto que esto puede generar afectaciones, como lo comprobamos en 2021, (cuando las bajas temperaturas en Estados Unidos provocaron el congelamiento de los ductos de gas natural, paralizando sectores fundamentales para México, como el automotriz), sostiene Perla Díaz Taracena, especialista en energía e infraestructura en Hogan Lovells.
Las cifras reflejan la vulnerabilidad de México en este aspecto: actualmente, el país cuenta con una capacidad de almacenamiento de solo 2.4 días, mientras que otras naciones, como España y Francia, poseen reservas equivalentes a 105 y 20 días, respectivamente.
“El gas natural es un tema de seguridad energética y de seguridad nacional, por lo que debemos aumentar las reservas en México”, añade Díaz Taracena.
Inversiones en riesgo
El presidente Donald Trump también ha decidido poner fin a la suspensión temporal del otorgamiento de nuevas licencias para la exportación de gas natural licuado desde Estados Unidos. En línea con sus políticas energéticas y con el objetivo de aumentar las exportaciones a Europa, el mandatario ha advertido a la región que deberá adquirir más gas natural, bajo la amenaza de imponer aranceles si no lo hace.
Desde la perspectiva de Ramses Pech, analista del sector energético, esta decisión representa un golpe para México y los proyectos en desarrollo relacionados con este hidrocarburo.
“Al eliminar la restricción para construir nuevas centrales en Estados Unidos, muchas empresas optarán por quedarse e instalar nuevas plantas allá. México ha perdido otra oportunidad”, señala Pech.
Según el estudio Evaluación de las exportaciones de Gas Natural Licuado de Estados Unidos, elaborado por la Oficina de Energía Fósil y Gestión del Carbono (FECM, por sus siglas en inglés), los proyectos de gas natural licuado previstos en México incluyen Delfín en el Golfo de México, Mexico Pacific Limited en Sonora, Energía Costa Azul en Ensenada, Epcilon LNG en Sonora y Vista Pacífico LNG en Sinaloa.
Díaz Taracena coincide en que la medida de Trump disminuiría el atractivo de México para este tipo de inversiones, lo que implicaría cambios en los negocios que se habían planeado hasta ahora.
“Se estaban evaluando múltiples proyectos en los que se importaba gas natural desde Estados Unidos para instalar plantas en México que permitieran su licuefacción y exportación a otros mercados. Pero si ahora se permitirá la exportación directa desde Estados Unidos, la inversión en estos proyectos en México se reducirá”, concluye.