La llamada “Ley Silla” es un avance en la protección de los derechos de los trabajadores, al brindar una condición más humana en el entorno laboral

Las reformas a la Ley Federal del Trabajo, conocidas popularmente como “Ley Silla”, marcan un avance significativo en la protección de los derechos de los trabajadores en México. Publicadas el 19 de diciembre de 2024 en el Diario Oficial de la Federación, estas modificaciones a los artículos 132, 133, 422 y 423 de la legislación laboral establecen nuevas obligaciones para los empleadores, enfocadas en la provisión de condiciones más humanas en el entorno laboral, particularmente en lo que respecta a la salud y el descanso de los trabajadores.

De acuerdo con el doctor Gonzalo Armienta Hernández investigador de la Facultad de Derecho de la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS), esta ley se centra en garantizar que los empleadores proporcionen sillas y espacios de descanso para quienes desempeñan funciones prolongadas de pie. “Esta disposición es clave para prevenir problemas de salud como las várices y otros padecimientos derivados de la permanencia constante en una misma postura”, agregó.

Además de beneficiar la salud física, las reformas refuerzan la dignidad laboral, particularmente en sectores como el comercio y los servicios, donde las jornadas laborales extensas suelen afectar principalmente a mujeres. Armienta Hernández dijo que este cambio normativo aborda una problemática histórica que ha impactado de manera desproporcionada a las trabajadoras, quienes representan una mayoría significativa en estos puestos.

Otro aspecto destacado de la Ley Silla es la prohibición explícita de que los empleadores obliguen a los trabajadores a permanecer de pie durante toda la jornada laboral o les impidan tomar asientos periódicamente, expresó. Aunque el reglamento aún debe especificar los tiempos adecuados para estos descansos, se espera que esta medida reduzca riesgos de salud y promueva un entorno laboral más justo y equilibrado, manifestó el especialista en la materia.

Asimismo, las reformas incluyen disposiciones que fortalecen la autonomía sindical, al prohibir cualquier tipo de presión o control por parte de los empleadores sobre los sindicatos, afirmó. Esto representa un avance en la democratización de las relaciones laborales y en la protección de los derechos colectivos de los trabajadores.

El doctor Gonzalo Armienta Hernández subrayó que no ha habido comentarios en contra de estas reformas, ya que cualquier crítica sería vista como un retroceso en la lucha por los derechos laborales. La Ley Silla, afirmó, es un paso fundamental hacia condiciones de trabajo más humanas y respetuosas, alejadas de prácticas que rememoran épocas de explotación extrema.

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