Crimen de Luis Enrique: ¿es usado o no para higienizar la imagen de la Fiscal?

Álvaro Aragón Ayala

Agentes de la policía investigadora capturaron a Samuel Rodolfo Velarde, a quien la Fiscal General de Justicia, Sara Bruna Quiñonez Estrada, ha criminalizado imputándole el asesinato material de Luis Enrique Ramírez, columnista de El Debate y autor de Fuentes Fidedignas, aprehensión que levanta una serie de sospechas y preguntas por la “agilidad” y el despliegue publicitario que deriva en la hipótesis de que es usada para higienizar la figura de la Fiscal.

Hay que decirlo. La detención de Samuel Rodolfo Velarde, uno de los acusados del crimen (el otro, el “cerebro”, dice la Fiscal que es Jorge Ernesto Gómez Galván), fue oportuna ya que se produjo cuando Sara Bruna Quiñónez la necesitaba con urgencia debido a que está ubicada en medio del escándalo por el no esclarecimiento de cientos de crímenes, desaparecidos y feminicidios que se reportan en Sinaloa. La Fiscal, pues, requería de una captura que rayara en lo espectacular para demostrar su “eficiencia” y “eficacia” al frente de la dependencia.

¿Hay motivos para creer o no creer que Samuel Rodolfo Velarde es el verdadero asesino de Luis Enrique Ramírez? ¿Es confiable el trabajo de la Fiscal Sara Bruna Quiñonez? ¿Cuáles son las dudas que despierta la detención? ¿Es usado o no el detenido como “chivo expiatorio” para limpiar la imagen de la Fiscal General, señalada constantemente de fabricar montajes en materia de procuración de justicia? ¿Se despejarán o no durante el proceso judicial las interrogantes que surgieron en relación al asesinato del periodista y que aún no se contestan?

1.- Sobre la detención de Samuel Rodolfo Velarde hay varios relatos. A) La propia Fiscalía General de Justicia hizo correr la versión de que era protegido por el narco y de que tenía información de que se movía en poblados aledaños a Culiacán. B) La Fiscalía dijo que se le detuvo gracias a un “trabajo de inteligencia”. C) Que se le detuvo cuando transitaba por una de las calles del fraccionamiento Villa Bonita, en Culiacán. D) Que se le detuvo en la celebración de una Posada Navideña. E) Que se le capturó debido a que le “pusieron el dedo”.

2.- Samuel Rodolfo Velarde llega ante el Juez de Control, Adán Alberto Salazar Gastélum, cargando de antemano el estigma de que es el asesino material y de que Jorge Ernesto Gómez Galván, que está prófugo, es el autor material del crimen. Se precisa la predisposición de la Fiscal y del Juez de Control de imputarle el delito de homicidio calificado. Se llegó al grado de que la Fiscalía publicó en sus redes digitales el ofrecimiento de una recompensa de un millón de pesos a quien aportara datos por su captura, a la que se le agregó su fotografía junto a la de Ernesto Galván.

3.- El gremio periodístico no sabe a ciencia cierta si la versión construida por la Fiscalía General de Justicia en relación al crimen es cierta, porque no se ha dado a conocer si los investigadores lograron incautar el arma homicida, si recogieron huellas digitales, si hay vehículos detenidos, y otros elementos de prueba que puedan servir para tener la certeza de que la indagatoria criminal no fue fabricada para sofocar la “presión social” y periodística buscando un “chivo expiatorio”.

4.- El gremio periodístico tampoco sabe si hay testigos oculares del asesinato y en caso de que los hubiera a que distancia observaron el suceso criminal. Desconoce el papel que jugó en el crimen Brisya Carolina “N”, detenida y después liberada por orden de un Juez Federal por considerar ilegal su aprehensión y encarcelamiento. No se sabe qué hacía Luis Enrique en las afueras del domicilio de Brisya; tampoco si fue ahí asesinado y encajuelado su cadáver o si fue encajuelado vivo y asesinado después en otro lugar.

En fin. Cualquiera que sea el sistema de investigación del asesinato que se haya desarrollado o adoptado existe un principio universal que debe preservarse en cualquier sistema de justicia penal: la premisa de que él o los sospechosos son inocentes hasta que se pruebe su culpabilidad. Los investigadores deben cerciorarse de que sus sospechas se basen en una evaluación objetiva de los hechos y de que no hayan manipulado los hechos para ajustarlos a sus sospechas o a la trama de una consigna policial.

Para aumentar las suspicacias, el Juez de Control ante quien se radicó a Samuel Rodolfo Velarde, al que la Fiscalía le construyó con antelación la imagen de asesino, es Adán Alberto Salazar Gastélum, que está impedido para fungir como servidor público por su dualidad de ministro de culto y funcionario del Tribunal de Justicia de Sinaloa, pero dispuesto a obedecer las consignas del gobernador y de la Fiscal General de Justicia, quien decidió y ya hizo creer a la sociedad sin que haya corrido ninguna de las etapa del proceso judicial, de que el detenido es el asesino del periodista Luis Enrique Ramírez. Punto.

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