Rocha Moya planea arrebatarle candidaturas a Claudia Sheinbaum y al Presidente Obrador

Álvaro Aragón Ayala

Ciudad de México. – Con el secretario general de Gobierno Enrique Inzunza Cázarez a la cabeza como aspirante a candidato al Senado de la República por Morena, y otros indeseables políticos candidateados desde centro del gobierno de Sinaloa, Rubén Rocha Moya desafía al presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, y a su candidata Claudia Sheinbaum Pardo. El gobernador pretende agandallar, arrebatar, las candidaturas que le corresponden decidir al Poder Ejecutivo Federal y a la abanderada presidencial de Morena, pero Claudia no quiere cerca de ella al secretario general rochista por violentador de las mujeres sinaloenses.

En el juego político presidencial y en la toma de decisiones para el armado de la estructura sexenal del Senado de la República con una correa conductora firme hacia la que sería la futura presidenta de la República, si es que gana la elección, el “palomeo” vía el pase de las encuestas en la disputa de los espacios de la Cámara Alta, sería, por norma, competencia de Claudia Sheinbaum Parado, con la venia de López Obrador, presidente en etapa de retiro. Sin embargo, desde Sinaloa, el gobernador Rubén Rocha intenta “comerle el mandado” a la candidata presidencial con una operación política gandallesca
El mandatario estatal mandó a Enrique Inzunza Cázarez, acusado de acoso sexual y exhibido masturbándose en un video, a que se registre como aspirante a candidato al Senado para que sea tomado en cuenta en las encuestas que realizará el Comité Ejecutivo Nacional de Morena para sacar a sus candidatos. De acuerdo a la lectura captada aquí, en Palacio Nacional y en Morena Nacional, el gobernador de Sinaloa, por encima de cualquier instrucción, ordenará a otros funcionarios estatales y municipales a que se apunten como pretensos al Senado y a la Cámara Federal de Diputados.
Rompiendo el principio de equidad, en lo que será una competencia “por sondeos”, Rocha Moya les dijo a sus funcionarios aspirantes a candidatos -y lo hizo público en La Semanera-, que no tendrán necesidad de renunciar a sus cargos, con lo que pretende que en la competencia electoral los rochistas tengan el rango dual, simultáneo, de funcionarios públicos y aspirantes con registro electoral-partidista lo cual violenta la Ley Electoral Federal.

Días atrás, el gobernador de Sinaloa dijo que aquellos funcionarios de su gabinete y de las alcaldías que aspiraran a competir por cargos públicos, tendrían que dimitir a sus cargos y que ya no tendrían la oportunidad de regresar a la administración estatal ni a los ayuntamientos, sin embargo, en La Semanera se desdijo argumentando que no tenían necesidad de renunciar y aquellos que lo hicieran podrían retornar a sus posiciones en caso de no resultar elegidos por las encuestas.

La precandidatura rochista de Inzunza Cázarez es una maniobra gandalla de Rubén Rocha, un abuso de poder y un atropello a Morena, partido que el gobernador opera en Sinaloa como si fuera de su propiedad. El gobernador envió la lectura a los morenistas de que en la entidad “nada más sus chicharrones” truenan y de que todo aquel militante que se registre por fuera, sin su consentimiento, pudiera ser objeto de parte de él de venganza o de criminalización o linchamiento público. Rocha es especialista en la fabricación de delitos.

Aquí, en Palacio Nacional y en el CEN de Morena rechazan el plan rochista de “acercamiento” de Enrique Inzunza con la candidata presidencial Claudia Sheinbaum. Los escándalos pornos en los que se involucra al secretario general del Gobierno sinaloense, impacta negativamente en el nivel de honorabilidad y respeto a las mujeres que profesa Morena. El resucitamiento público del caso de la Jueza Ana Karina Aragón acosada sexualmente por el aspirante al Senado de la República, agregado a un video en el que Inzunza se ve que se masturba, representan una amenaza política-electoral.

Claudia Sheinbaum y López Obrador tienen en su poder la radiografía de esos insultantes pasajes porno que circulan en las redes digitales de Sinaloa, de los que ella no quiere formar parte como factor de apoyo, pues enlodaría su figura de mujer y candidata presidencial. Sabe bien la morenista que el “erotismo” enfermizo de Enrique Inzunza ha provocado una ola de indignación, estupor y consternación estatal y nacional con cadenas inflamables que pueden quemar su campaña y conducirla a la derrota electoral.

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