Engaño, opacidad, autoritarismo y muchos abrazos a la delincuencia

Alfonso Carlos Ontiveros Salas

La farsa gubernamental ha sido el común denominador. Desprotección desmedida ante una inseguridad terrible y la infamante desaparición de programas de apoyo para los niños con cáncer.

La escasez de empleos y la falta de inversión privada, originó la desesperación gubernamental que tuvo que recurrir a los fideicomisos públicos para financiarse y mantener la estabilidad del peso y detener el fenómeno inflacionario. El País se sostiene en un hilo muy delgado que puede romperse en cualquier momento con funestas consecuencias para todos.

La opacidad gubernamental es otra de las debilidades que ensucian la confianza ciudadana. Grandes inversiones en los proyectos del sexenio como la refinería dos bocas, el tren maya, y el aeropuerto Felipe Ángeles, entre otros, han sido un completo fracaso y con un costo terriblemente alto para las precarias finanzas nacionales, sin que se conozca con certeza los costos de dichas obras.

Pero no solo son proyectos políticos fracasados, también ha causado malestar social y político por la nula información por parte del Emperador Nacional en sus mañaneras de todos los días. Dos bocas, no produce gasolina y sigue chupando presupuesto; el tren maya deforestó grandes proporciones de selva y no le genera al País ninguna utilidad, pero muchos reproches internacionales por el daño al medio ambiente natural del suroeste del País.

La clausura de las obras del aeropuerto internacional de la Ciudad de México dejó a muchos inversionistas muy molestos, pero por el temor a enfrentar represalias de gravedad a sus condiciones financieras prefirieron negociar, perder capital y callar.

Las relaciones con los medios de comunicación y con los periodistas han sido muy rudas y belicosas. Es una osadía disentir de lo que informa el Presidente de la República en sus mañaneras. Quien se atreve a cuestionarlo se convierte en su enemigo y lo destierra de Palacio Nacional.

La verdad es propia del dictador nacional y nunca la voz del pueblo, aunque sea sabio y bueno. El derecho de contradicción en un sistema democrático como en el que supuestamente vivimos, es una falacia, el Presidente es el que siempre tiene la razón.

El Poder Judicial de la Federación se atrevió a enfrentarlo a través de su Presidenta Norma Piña, temeridad que le ha traído una cascada denostativa del Presidente de la República a las funciones judiciales que ejercen los Jueces, Magistrados y Ministros, al deshonrarlos y desacreditando su misión constitucional.

El autoritarismo presidencial ha llegado al absurdo de suprimir los fideicomisos del Poder Judicial con un aliado cómplice anidado en el Congreso Legislativo. En un abuso desmedido del poder arbitrario por la mayoría morenista y de los partidos satélites que lo secundan han provocado una colisión entre los Poderes de la Unión con miras a un posible cuartelazo.

Un gobierno desafiante a la estabilidad nacional aparece en la forma autoritaria de atender el auxilio de la sociedad a las precarias condiciones de inseguridad, de salud y de servicios en que quedaron los habitantes guerrerenses ante el azote despiadado del huracán OTIS.

Acapulco, ha puesto al descubierto la grave descomposición que impera en el gobierno federal ante la terrible incapacidad gubernamental para prestar auxilio pronto a miles de ciudadanos guerrerenses afectados por el huracán OTIS. Sin alimentos y muchas vidas sacrificadas, se obstaculiza por el ejército y la guardia nacional el apoyo de los mexicanos deseosos de colaborar en el auxilio de los afectados. La milicia tiene ordenes de no permitir esa colaboración sino es a través del gobierno federal, por lo que toda ayuda de la sociedad civil está siendo confiscada ¿Hasta cuándo se permitirá esa brutalidad? ¿El FONDEN dónde quedó?

Prefieren los abrazos a la delincuencia que atender las emergencias de la población con prontitud y eficiencia. 2024, tendrá que ser la solución.

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