Los Poderes Fácticos lo pusieron y lo quitaron: se fue Cristóbal Castañeda

Álvaro Aragón Ayala

Impuesto por Quirino Ordaz Coppel en funciones de gobernador, eso sí, con el aval de los Poderes Fácticos, quien fuera secretario de Seguridad Pública Estatal, Cristóbal Castañeda Camarillo, fue lanzado a la calle tras cinco años de estar en el cargo. Aquí no hay otros datos: fue heredado a Rubén Rocha Moya. La jornada de “seguridad” de Castañeda es una de las más sangrientas de las que se tenga memoria en Sinaloa.

Cristóbal Castañeda salió del gabinete rochista con el disfraz de renuncia voluntaria, dejando “buenos deseos” para los sinaloenses. Sí, es probable y posible que de un momento a otro el ex funcionario estatal parta a la Ciudad de México, de donde es originario. Junto con él fue “renunciado” el subsecretario de la dependencia Carlos Alberto Hernández.

Cristóbal Castañeda Camarillo estuvo en el cargo con Quirino Ordaz Coppel, del PRI, y con Rubén Rocha de Morena. Pese al registro de dos “culiacanazos”, feminicidios, tumbas clandestinas y “levantados” y la violencia desatada en todo el estado, había sido sostenido en el cargo “por indicaciones del presidente Andrés Manuel López Obrador”.

El ahora ex titular de la Secretaría de Seguridad Pública Estatal puso de moda las estadísticas para aparentar trabajo de prevención de delitos y se acopló con los Poderes Fácticos logrando imponer relativamente, junto con ellos, la “Pax Narca” en Culiacán y otros municipios, aparente tranquilidad que se rompió meses atrás con una escalada criminal sin precedente.

En sus momentos más difíciles, en la revista Espejo y en el periódico Noroeste se le calificó como “responsable, discreto, optimista, prudente, disciplinado, activo, práctico, honesto, amistoso con los compañeros”. Fue pintado, pues, como un súper-policía o súper-militar con resultados falsos o imaginarios para burla del pueblo sinaloense.

Los Poderes Fácticos comenzaron a perderle la confianza a Cristóbal Castañeda los días últimos del mes de octubre del 2019, meses antes del fallido operativo de la captura de Ovidio Guzmán, al aparecer en Sinaloa un escuadrón de agentes “gringos”. Dos audios alertaron sobre la llegada de la DEA a Culiacán:

“A la altura del aeropuerto internacional en Culiacán, Sinaloa, reportan que ahí llegaron más de 150 elementos de la DEA, que van a estar laborando en carros particulares. ¡Para que estén enterados y se mantengan pendientes!”.

Los agentes de la DEA operaron en Culiacán y en lo alto de la sierra de Badiraguato en coordinación con Cristóbal Castañeda, de la SSPE, y autoridades del orden militar. Debido a las filtraciones en la SSPE, en la Policía Ministerial y en las policías preventivas, los Poderes Fácticos lograron reducir al mínimo las detenciones de narcos en las operaciones de la DEA y de las autoridades de la Sedena y la Marina.

Al no poder entonces mantener la Pax Narca, no dar resultados en la prevención de delitos y mantener una relación tensa con los Poderes Fácticos que ejercen presión para que no se les ponga “el dedo” con las autoridades federales, Castañeda Camarillo fue puesto de patitas en la calle. Se fue por inútil, por presiones de los Poderes Fácticos y por la escalada criminal que se vive en Sinaloa. Ya no le sirve a nadie.

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