Le fallan los embajadores del PRI al presidente López Obrador 

Álvaro Aragón Ayala 

La designación de embajadores y cónsules sustraídos de las entrañas más corruptas del PRI, estrategia operada por el presidente Andrés Manuel López Obrador para socavar la alianza PRI-PAN-PRD y allegarse votos para aprobar los proyectos de reformas a la Constitución falló en una primera instancia porque los ex gobernadores tricolores montados en la Cuarta Transformación están más interesados en alcanzar impunidad plena en vez de ayudar al mandatario en su plan de transformación de la nación y en sus jugadas de alto calado. 

Los ex gobernadores del PRI asignados al Servicio Exterior Mexicano no fueron capaces de jalar votos de la fracción parlamentaria del tricolor de la Cámara de Diputados, mucho menos de negociar sufragios del PAN o del PRD a favor de la reforma eléctrica a la Constitución rechazada al no alcanzar la mayoría calificada. Los ex mandatarios “no se dieron por enterados” de que el proyecto legislativo presidencial requería de su intervención para orientar los sufragios de los diputados del PRI a favor de la propuesta de López Obrador. 

El presidente de la República ha venido incorporando a los ex gobernadores del PRI como embajadores o cónsules con “línea directa” a Palacio Nacional. Con la anexión a la secretaría de Relaciones Exteriores de ex mandatarios señalados en sus estados por los propios diputados locales y federales de Morena de corrupción, el inquilino de Palacio Nacional esperaba que en respuesta a su gratitud y protección desarticularan a los grupos políticos estatales o locales del PRI y desincorporaran a los diputados federales de la alianza PRI-PAN-PRD.        

La exgobernadora del PRI, Claudia Pavlovich, de Sonora, fue nombrada consulesa en Barcelona; Carlos Aysa, de Campeche, fue enviado como embajador a República Dominicana; Quirino Ordaz Coppel, de Sinaloa, fue designado embajador de México en España; el connotado priista, Francisco Agustín Arroyo Vieyra, fue nominado Embajador Extraordinario y Plenipotenciario en la República Oriental del Uruguay; el ex gobernador de Campeche, Fernando Eutemio Ortega Bernes, predecesor del actual líder nacional priista, Alejandro Moreno Cárdenas, fue enviado como Embajador Extraordinario y Plenipotenciario de México en la República del Paraguay. 

La indiferencia de los embajadores del PRI -Quirino Ordaz Coppel fue expulsado del tricolor- a la necesidad de auxilio político-legislativo para aprobar la reforma eléctrica presidencial se bifurca en dos hipótesis que son analizadas en Palacio Nacional y Morena: que a los ex gobernadores solo les interesa protegerse, alcanzar el mayor grado de impunidad para no ser sometidos a procesos políticos y penales o bien que en el PRI ya perdieron influencia y capacidad de interlocución con los grupos claves y los diputados y Senadores tricolores. O lo que es lo mismo: ya no cuentan en el PRI. 

Si los ex gobernadores no son capaces de incorporar a la causa lopezobradorista o de la Cuarta Transformación a diputados tricolores con quienes convivieron a diario antes de ser agregados al Servicio Exterior Mexicano, será difícil o imposible que le sirvan a López Obrador para desarticular la alianza PRI-PAN-PRD en la ruta del 2024. La protección que les brinda el presidente de la República no es bien correspondida. Si traicionaron al PRI les será fácil traicionar al mandatario de la nación o cuando menos simular que lo están apoyando.          

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