La 4-T.2-P; el fútbol y la conversión

Rafael Cardona

En el no tan lejano 2005, cuando Vicente Fox hacía torpes y desesperados esfuerzos para frenar la ascendente figura de Andrés López en la carrera presidencial, se desaforó al entonces jefe de Gobierno para enjuiciarlo por la violación de un amparo y de esa manera limitar su posible candidatura presidencial. Todo les salió mal. El sainete del desafuero nada más hizo crecer la figura opositora hasta dimensiones incalculables.

En la fase previa al juicio por desacato se giró una orden judicial contra el tabasqueño. Gabriela Cuevas, por esos días “la niña maravilla” del PAN, fue comisionada por su partido para poner en ridículo a López pagándole una fianza de dos mil ridículos pesos, suficientes para la furia tabasqueña.

La “maravilla” dijo entonces:

“…Que enfrente el juicio y la ley en libertad, ya no queremos que siga utilizando ni las instituciones ni los recursos públicos para manipular y guardar sus propios errores, mucho menos para hacer un proceso de engaño para la ciudadanía”.

Pero la vida ofrece cambios.

Y como dice la ópera, la donna e mobile, lo cual significa, la mujer es voluble, tal y como hoy vemos a doña Gabriela, quien, con empaque de mujer en sus mejores años, lejos de la imagen de jovencita precoz; más gentil y más señora (como decía Chabuca Granda de la ciudad de Lima), agita a todo meter en Los Pinos, el incensario en favor de nuestra señora presidenta quien le ha dado un cargo y un encargo.

Porque después de muchas maromas y funciones administrativas (otro tiempo; otra militancia); de la entonces azul delegación Miguel Hidalgo a la presidencia de la Unión Interparlamentaria, un cargo altamente inútil pero extraordinariamente decorativo; antes de caerse del caballo –como Saulo en el camino a Damasco–, y mirar sorprendida el resplandor de la verdad y la vida, Cuevas cambió persuadida por el movimiento regenerador de su antiguo adversario.

Ayer, en el edificio donde despacharon los únicos dos presidentes del PAN en toda su historia (par de petardos), la señora Cuevas (Coordinadora de los Trabajos del Gobierno Federal para el Mundial 2026) fue figura importante en el aprovechamiento de la propaganda futbolera del gobierno, con todo y balón en el podio.

“Le agradezco –le dijo a la presidenta con A–, su confianza y la oportunidad de trabajar por nuestro país y sumar esfuerzos con todo el Gobierno de México.

“El éxito de lo que está por venir se debe a que usted nos transmite algo fundamental: no es solo fútbol, la Copa Mundial es una oportunidad para mostrar nuestra identidad y cultura, el orgullo de nuestro legado histórico. Es crear nación y a la vez construir mundo.

“México está de fiesta (¿?). Seremos el único país en albergar por tercera ocasión una Copa Mundial de la FIFA (ni tanto, mi Gaby, en todo caso un tercio, porque, lo demás se va a Estados Unidos y Canadá).

Pero la gratitud optimista no repara en exageraciones:

“…Trabajamos por un Mundial que se sienta en las colonias, barrios y pueblos, porque nos une el amor a nuestra patria…compartimos prosperidad y alegría. Por eso, también es importante que la derrama económica se traduzca en más bienestar para todas y todos (la verdad nos hará libres; la FIFA nos hará ricos, por tercera vez, ¿No?).

“Este Mundial también se juega en cada sonrisa, en cada ciudad, en cada comunidad de nuestro país”.

Esto si es verdaderamente importante: un mundial en cada sonrisa; un delantero en cada hijo te dio. La patria como cantera, toda entera.

“…una fiesta de México para los mexicanos y mexicanas, una celebración de nuestras raíces; de nuestra identidad y sueños (las raíces meten gol; los árboles hacen la ola y los sueños venden chelas); una razón más para que nuestros paisanos estén orgullosos de su patria, una muestra de lo que logramos juntos (¿Infantino y la TV?)”.

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