Reducido grupo de Jubilados quiere marcarle la agenda a la UAS. Gritan y patalean en el Congreso Local

Richard Lizárraga Peiro

Un reducido grupo, minúsculo, de jubilados, se presentó este jueves en el Congreso del Estado de Sinaloa para expresar su supuesta inconformidad por la Reingeniería Integral y Normativa de Universidad Autónoma de Sinaloa, solicitada por el mismo gobierno federal y estatal, y buscar apoyo legislativo para cambiar la agenda de la Institución.

Sin embargo, más allá del grito destemplado y del ruido mediático que intentaron generar, lo cierto es que esta movilización careció de representativad y de sustento real, pues no representa al total de los jubilados ni a los estudiantes de la Universidad.

Pese a que convocaron a una magna concentracion estatal, al Congreso solamente acudieron, exhibiendo pancartas nuevas, 200 jubilados de más de 5 mil 800 trabajadores en retiro, y 20 alumnos, la mayoría menores de edad que no representan a nadie. La UAS brinda educación a 170 mil jóvenes. 20 no llegan ni al 0.01 por ciento.

El Rector Jesús Madueña Molina ha sido claro: la modernización académica y administrativa que impulsa la UAS no es un capricho personal; es una respuesta institucional a una solicitud expresa del Gobierno Federal, encabezado por la presidenta Claudia Sheinbaum.

Se trata, en esencia, de dar certeza jurídica y académica a un proceso que busca modernizar los programas de estudio y fortalecer la vinculación de la universidad con las necesidades del desarrollo científico y tecnológico mundial.

La Reforma Laboral, que da paso a modificaciones del Contrato Colectivo de Trabajo, ya fue aprobada por una Consulta Sindical Democrática. No hay marcha atras: los trabajadores aprobaron descuentos en los salarios y en la prestación de retiro para fortalecer la creación de un Fideicomiso Pro-Jubilación Dinámica.

Por ello, la protesta que se registró en el Congreso del Estado no sólo resulta irregular y alocada, sino también fuera de toda normativa: la Ley Orgánica establece que los jubilados ya no pertenecen a la comunidad universitaria.

Desde afuera de la Casa Rosalina, el reducido grupo pretende frenar un ejercicio administrativo que tiene como fin mejorar la calidad académica. Se mueve con argumentos falsos y bajo el mantra de los intereses personales. Va en contra del espíritu universitario y de la autonomía de la institución.

En contraste, la gran mayoría de estudiantes, docentes y personal académico entiende que la Universidad Autónoma de Sinaloa debe avanzar con responsabilidad, adaptarse a los nuevos tiempos y seguir siendo un referente de formación profesional.

Las reformas impulsadas por el Rector Madueña no son un retroceso, sino una oportunidad para fortalecer la institución, alinearla con las políticas nacionales de innovación y garantizar que los egresados cuenten con herramientas actualizadas y competitivas.

En conclusión: lo ocurrido en el Congreso sólo fue una expresión de un pequeño grupo ruidoso, ajeno, sin ningún vínculo laboral con la Universidad, que intenta confundir a la opinión pública y generar caos y desestabilización.

La verdadera comunidad universitaria está concentrada en lo esencial: en la construccion de una Universidad más sólida, moderna y comprometida con el desarrollo de Sinaloa y de México.

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