Pueblos indígenas caen en trampa de redes de trata

Ángela Chávez
Las personas indígenas del país se enfrentan a dificultades diversas, pero la trata es uno de los peores flagelos a los que están expuestos. Dicho crimen acecha a este grupo vulnerable, incluso desconocen tal delito, ya que no existe en su vocabulario, desconocen cuando han sido sometidos por tratantes y sobre todo ignoran sus derechos.
De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la trata de personas es uno de los peores delitos que se comente cuando las personas de todas la edades son sometidas o engañadas para realizar trabajo forzoso, explotación sexual, servidumbre doméstica, mendicidad o extracción de órganos.
Los casos documentados de trata de personas son la punta de un iceberg, ya que la mayor parte no son reportados, pese a ello la ONU informó en diciembre pasado, que en 2022 se registró un aumento del 25 por ciento en el número de víctimas por dicho delito en el mundo, en comparación con cifras anteriores a la pandemia.
Al respecto, la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDC, por sus siglas en inglés) informó a Reporte Indigo que en México se ha observado un aumento, entre 2020 y 2022, en la cantidad de denuncias por casos de indígenas víctimas de trata de personas —dato obtenido con ayuda del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP)— , el incremento es de 37 por ciento, al pasar de 681 a 936.
Sobre la situación, Natalia Espinoza, coordinadora del área de trata de personas en la ONUDC, también señala en entrevista para este medio que “los datos siempre son escabrosos porque el número de casos que se detectan, que identifica el Secretario Ejecutivo, es a partir de denuncias que se hacen o en algunas ocasiones a partir de las carpetas de investigación que se abren.
“Y en México, en general, existe una cifra negra del noventa y tantos por ciento, lo cual indica que aunque se tengan muchos o pocos datos no es un indicativo directo de la situación real que se vive. Lo que sí es certero es que desde que la ONUDC empezó a trabajar con las poblaciones indígenas hubo un aumento en el número de víctimas detectadas”.
Sobre la situación, Margarita Cruz coordinadora general del proyecto Casa de la Mujer Indígena (CAMI), de San Quintín, Baja California, señala en entrevista que la trata es uno de los principales flagelos con el que luchan desde hace varios años, además de otros delitos cometidos contra comunidades indígenas, ya que son más vulnerables.
“La trata es un flagelo porque es uno de los delitos a los que están más expuestas las personas de comunidades indígenas, sobre todo por la pobreza o por no hablar español.
“En San Quintín, por ser una zona que da a la frontera, prácticamente todos salimos en busca de trabajo para llevar un sustento económico a la casa, y la búsqueda de ese trabajo hace que podamos ser víctimas de diversas formas de trata”, lamenta Cruz.
Atraídos por oportunidades de trabajo engañosas
Baja California es uno de los lugares que concentra más etnias indígenas, ya que por la oferta de trabajo, personas de estas comunidades repartidas en todo el país llegan a buscar oportunidades de trabajo para hacerle frente a la pobreza que acecha a sus familias, por lo que se han reportado casos de trata de personas, sobre todo en su modalidad de explotación laboral.
“Es un municipio (San Quintín) mayormente agrícola, donde vienen personas de los diferentes estados de la República a buscar oportunidades. Es una zona rural donde se trabaja la pisca de frutos rojos y hortalizas, entre otros, es un lugar donde generalmente llega gente de Chiapas, Oaxaca, Veracruz y Guerrero, por lo que la preocupación que tenemos es que al estar cerca de la frontera, mucha gente se viene bajo engaños, además las condiciones a las que veces son sometidos a trabajos forzados y el desconocimiento que se tiene sobre el delito hace que muchas veces no puedan identificar si son víctimas de trata”, dice Margarita Cruz.

En el mismo sentido Espinoza abunda que el tema de las oportunidades laborales que existen y estos espacios de agricultura hacen que la población indígena se vea afectada.
“En temas de delitos de trata de personas, están los jornaleros agrícolas a quienes se les promete trabajo en en los campos, les hablan de oportunidades maravillosas de trabajo para enfrentar la pobreza en la que viven con sus familias, y cuando ya llegan a las empresas o a los espacios, se dan cuenta que no tienen todas las características que les había prometido.
“Están alejadas de servicios de salud, de educación, de justicia, entonces todas estas situaciones hacen que muchas veces no exista comunicación o coordinación entre las comunidades, situación que los expone a sufrir trata y que los casos ni siquiera sean conocidos quedando entre la cifra negra”.
No saben identificar el delito ni su condición de víctimas
Uno de los factores que ponen más en peligro a los indígenas es que la mayoría de los casos de trata de personas tienen una cifra negra muy grande. La falta de conciencia sobre lo que es tal delito causa que los hechos no sean reportados y mucho menos atendidos.
“Los conceptos de delitos como la trata no existe en su vocabulario, no existe en su lengua, por ello menos pueden saber cuando son víctimas de la trata. Es una situación que hace que las condiciones de vulnerabilidad sean todavía más altas”.
Al respecto Cruz señala que tan solo en San Quintín, se han detectado más de 40 lenguas sin contar sus modalidades, pero predomina más el mixteco y sus variantes, ya sea del estado de Oaxaca o de Guerrero, como el Triqui, el Zapoteco y el Náhuatl. Detalla que esta situación también complica el que se hagan denuncias, debido a que las autoridades no cuentan con traductores para poder entender a las personas que buscan ser rescatadas de la trata.
Caen en explotación
La trata de personas no distingue género ni edad, ya que este delito ha alcanzado a mujeres, hombres, jóvenes, niños y ancianos de las comunidades indígenas, quienes son obligados a trabajar, afirma Margarita Cruz coordinadora general de CAMI, de San Quintín, Baja California Sur.
“Muchas personas son engañadas para venir a trabajar y luego se las llevan a otros estados, se aprovechan de ellos al prometerles muchas cosas, y es una lástima que sea para ser explotadas, pues les piden documentos personales que luego se los retienen, no se los quieren dar, además les cobran los viáticos. Los ponen a trabajar sin paga con el argumento de cobrarles el viaje, la comida y lo que han invertido en ellos. Es una explotación laboral que afecta desde los jóvenes hasta los ancianos, más cuando no saben hablar español”, lamenta Cruz.
Sobre estos acontecimientos, Natalia Espinoza, coordinadora del área de trata de personas de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, confirma que han detectado casos de trata en lo que aplican lo que se conoció hace muchos años como “tienda de raya”, para endeudar a los trabajadores sin que tengan derechos.
“A las víctimas les dicen que los llevarán a San Quintín donde hay mucho trabajo, pero al llegar les cobran el viaje, empiezan a generarse deudas y se vuelve una situación como en la época previo a la Revolución, donde los hacendados tenían tiendas de raya”, señala Espinoza.
Personas de todas las edades son vulnerables
Por su parte, Margarita Cruz, coordinadora de la CAMI, relató dos casos como prueba de que la situación afecta a la población indígena general: en el primero, señaló que les reportaron a un hombre de la tercera edad quien parecía extraviado y al darle apoyo les contó que se lo habían llevado con engaños a un lugar desconocido donde le cobraban todo y lo obligaban a trabajar para pagar esa deuda, además que no le querían devolver sus documentos personales; sin embargo, escapó con otras personas quienes buscaron la manera de huir, ya que había bastante gente que se había quedado en esas condiciones.
El segundo es sobre una mujer joven a quien atendían por violencia de género, pero con el paso del tiempo se dieron cuenta que era trata por ser explotada laboralmente y sometida con golpes para trabajar, pero su pareja se quedaba con todo el dinero amenazando con quitarle a sus hijos. Ella no sabía que tenía derechos y fue apoyada para salir de la situación.

“Se ven muchas situaciones, niños trabajando de noche o que están obligados a pedir limosna, igual pasa con los ancianos. También hay preocupación por los jóvenes indígenas del país que buscan trabajar para ayudar a sus familias pobres, ellos están bajo mucho riesgo. En fin, toda la población indígena en general es abusada y está propensa a sufrir el flagelo de la trata”, lamenta Cruz.
Información, estrategia para frenar trata
La población indígena se ha visto afectada por la trata de personas y por otros delitos debido a que desconocen sus derechos, por ello la ONU se ha encargado de impulsar campañas para orientar a las personas indígenas sobre éstos y para evitar que sean víctimas de algún crimen.
En México, aproximadamente 39.2 millones de personas se han identificado como indígenas, en tanto que 7.4 millones de personas de tres años y más hablan alguna lengua de esta población, mientras que 7 millones cumplen con ambas condiciones, de acuerdo con el más reciente informe “Estadísticas a propósito del Día Internacional de los Pueblos Indígenas”, publicado el 6 de agosto de este año por el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (Inegi).
Dicha conmemoración se realiza cada 9 de agosto, en reconocimiento a la primera reunión de trabajo de la ONU sobre esta grupo poblacional que tuvo lugar en Ginebra en 1982, tiene como propósito fortalecer la cooperación internacional para los desafíos que enfrentan las comunidades indígenas en ámbitos como los derechos humanos, medio ambiente, desarrollo, educación y salud. También destaca que 19.1 por ciento de la población indígena de 15 años y más es analfabeta.
Campañas en lenguas indígenas
En el marco de la conmemoración la ONUDC lanzó nuevos formatos para impulsar la protección de este sector vulnerable de la sociedad mediante campañas hechas en diferentes dialectos, desde dibujos animados para que los menores de edad sepan identificar situaciones como matrimonio forzado, explotación laboral y sexual, condición de siervo, adopción ilegal, entre otros; hasta spots de radio en español y en las lenguas indígenas amuzgo, tsotsil y totonaco, enfocado a menores de edad y otro a mujeres y niñas.
Además se presentaron infografías que abordan factores de riesgo junto con un manual práctico con orientaciones para reportar casos y directorios de atención locales.
“Desde hace años buscamos sensibilizar y hacer conscientes a las poblaciones indígenas sobre ciertas situaciones que vivían en su cotidianidad en donde estaban violencias que podían hacerlos caer en la trata de personas”, destaca Natalia Espinoza, coordinadora del área de trata de personas en la oficina de UNODC.
Por su parte, Margarita Cruz, coordinadora general de CAMI, de San Quintín, Baja California Sur, asegura que con el acercamiento que han tenido con UNODC desde hace años, empezaron a trabajar en la difusión y la prevención de delitos como la trata.
“Es muy importante seguir concientizando sobre esos delitos porque como indígenas damos a conocer derechos laborales y de prevención de la violencia, entre otros, los cuáles son los tipos y modalidades en situaciones de trata.
“Considero necesario el señalamiento de que se capaciten los servidores públicos porque también es importante que ellos, como responsables de la aplicación de la ley, conozcan todos los protocolos y el actuar que se debe hacer cuando hay un caso y que sepamos cómo identificar los casos de trata”, concluye Cruz.