Jesús Aguilar contra el PRI y con el PRI
Álvaro Aragón Ayala
En una osada jugada política, el ex gobernador Jesús Aguilar Padilla procesa, por un lado, el desmantelamiento estratégico del PRI estatal derrotado y, por otra arista, proyecta el apoderamiento de la dirigencia del tricolor con planes de reactivarlo después, pero sin que constituya una amenaza para la Cuarta Transformación en Sinaloa.
El plan de Aguilar Padilla es convertirse en una fuerza política de alto calado en la plataforma electoral rumbo a la elección del 2024 y colocar al PRI en el piso de remates, en el Tercer Piso. Aguilar posee una “parte del poder” del PRI estatal: cuando menos 4 de los 8 diputados locales del PRI están bajo su control.
Los legisladores del Revolucionario Institucional bajo la férula de Aguilar están transados con la 4T. Ejemplo claro es su yerno Sergio Mario Arredondo Salas, presidente de la Comisión de Fiscalización del Congreso Local, con instrucciones de proteger al aliado de Jesús Aguilar, el ex gobernador Quirino Ordaz Coppel, quien en el pasado quinquenio convirtió a Arredondo en director general del COBAES.
Quirino es considerado como uno de “los bienes portados” en funciones de gobernados con la Cuarta Transformación. Aunque han aflorado evidencias concretas de sus actos de corrupción, el presidente Andrés a Manuel López Obrador usa al ex mandatario priista como “punta de lanza” para romper la alianza PRI-PAN-PRD. Quirino y Jesús Aguilar se llevan de maravilla.
Otro aguilarista, Ricardo Madrid Pérez, presidente de la bancada de los diputados del PRI de la 64 Legislatura, transó con la 4T a cambio de que su hermano Eduardo Madrid fuera ratificado en la dirección de Administración de Sistemas del Servicio de Administración Tributaria del Estado de Sinaloa –SATES-. Natividad Madrid Uriarte, padre de Ricardo, fue también ratificado en el Archivo General de Notarías.
Ubicado como desleal en el Comité Ejecutivo Nacional del PRI, Jesús Aguilar Padilla orienta la desbandada de cuadros importantes del tricolor para mandar una señal de “desarticulación” al presidente del tricolor Alejandro -Alito- Moreno Cárdenas y por otro abre frentes contra personajes que no figuran en su establo y que están interesados en dirigir el partido en Sinaloa. Los desertores se van a otros partidos en donde Aguilar quiere tener presencia.
Si Aguilar no logra apoderarse totalmente del PRI estatal, la idea o estrategia sería insistir en mandar la lectura a la sociedad de la sobrevivencia de un PRI desfondado, sin expectativas electorales rumbo al 2024. Si toma el ex gobernador el dominio del tricolor, el proyecto sería “reactivarlo”, inyectarle un poco de vida para usarlo estratégicamente en las futuras elecciones, pero sin atravesársele a los proyectos de la 4T.
El ex gobernador Aguilar Padilla, uno de los responsables de meter al PRI, con la derrota del 6 de junio, en una fase de “cadaverización”, escudriña las jugadas del Senador de la República, Mario Zamora Gastélum, a quien traicionó en los pasados comicios. Zamora se reunió el martes con el ex gobernador Mario López Valdez con quien Aguilar Padilla mantiene rencillas desde el 2010, año en que Malova le arrebató el triunfo a Jesús-Aguilar-Jesús Vizcarra y tomó el control de Sinaloa por seis años, obligando a algunos aguilaristas a emigrar a la Ciudad de México en busca de subsistencia política.
Pese a que fue Mario López Valdez y Gerardo Vargas Landeros quienes operaron la campaña y el triunfo de Quirino Ordaz Coppel en el 2016, Jesús Aguilar regresó en el 2017 a Sinaloa en plan de conquista política: Quirino le cedió algunas posiciones a Aguilar y respetó los acuerdos con Malova, pero desencadenó contra él una furiosa campaña de desprestigio para intentar borrarlo del mapa político. Hoy Quirino Ordaz vive la penitencia al ser considerado uno de los gobernadores más corruptos en la historia de Sinaloa.
La reunión-desayuno de Malova con el Senador Mario López Valdez, Bernardino Antelo y el dirigente del PRI municipal de Ahome, César Emiliano Gerardo Lugo, inquietaron al Jesús Aguilar por temor a que se cuaje una alianza pro PRI, sin embargo, Malova no quiere todavía concentrar en él los reflectores ni jugarle las contras a ningún grupo ni personaje político.
La convocatoria de Aguilar para “escuchar todas las voces” en la futura elección del dirigente del PRI estatal, levanta la hilaridad de los propios priistas y de la sociedad toda, dado los antecedentes políticos del ex mandatario. Se trata, pues, de un llamado tramposo: en función de gobernador Jesús Aguilar provocó la desunión, la falta de consensos y la desarticulación del PRI estatal. Durante el régimen aguilarista, el Revolucionario Institucional fue operado por el ahora ex gobernador como si fuera “cosa privada”.
De acuerdo a los datos que obran en el Comité Ejecutivo Nacional del PRI, en la pasada elección, Aguilar Padilla apoyó “por abajo del agua” a los candidatos de la Cuarta Transformación y desalentó la participación del priismo al colocar a su yerno Sergio Mario Arredondo y a Ricardo Madrid como candidatos a diputados locales plurinominales, mandando la señal de que una derrota del PRI-PAN-PRD constituiría para él una ganancia política.
El PRI-PAN-PRD perdió la elección, pero ganó Jesús Aguilar: mantiene el dominio de cuando menos 4 de los 8 diputados del PRI y va en busca de la presidencia estatal del tricolor para uno de los suyos, procesando a su vez el debilitamiento del tricolor, para, en caso de lograr su objetivo, “rescatarlo” y moldearlo de acuerdo a sus intereses.