La derrota de Imelda y Enrique; el gobernador prepara megafraude para hacerlos ganar

Álvaro Aragón Ayala

Los balances de Morena-Sinaloa son catastróficos. El olor a la derrota impregna el campamento de campaña de Imelda Castro Castro y Enrique Inzunza, que integran la fórmula al Senado de la República, y empapa las instalaciones electorales de Juan de Dios Gámez Mendívil, aspirante a la alcaldía de Culiacán y de Estrella Palacios, candidata a la presidencia de Mazatlán. Los cuatro van en caída libre. El gobernador Rubén Rocha prepara un megafraude electoral para rescatarlos de un anunciado e inminente fracaso electoral.

El factor Inzunza “contaminó” la campaña al Senado y las jornadas cívico-electorales de Morena en Culiacán y Mazatlán y en los otros 18 municipios del estado. Las tres acusaciones de la Jueza Ana Karina Aragón Cutiño enderezadas contra Enrique Inzunza Cázarez por los delitos de acoso, hostigamiento, pornografía, violencia sexual y de género, derrumbó la imagen del abanderado de Morena y desacreditó el discurso de apoyo a las mujeres víctimas de violencia en razón de género de las candidatas de este partido a puestos de elección popular.

Ningún candidato quiere cerca a Enrique Inzunza. Lo repelen sus “compañeros” que buscan alcaldías, diputaciones locales y federales. Lo soportan por miedo a que el gobernador les quite las candidaturas si es que se percata del rechazo a Inzunza por estimar que su compañía ensucia. Cuerpean a Enrique, para evitar “daños mayores”, Imelda Castro; la candidata a diputada local pluri, Tere Guerra, y su jefa de prensa Vanessa Félix, cuyo esposo, Julio César Manzanaez Cázarez, es director de la Comisión Estatal de Atención Integral a Víctimas y del Fondo de dicha Comisión.

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Demostraciones de la derrota de Imelda Castro y Enrique Inzunza se dan todos los días. El domingo, el gobernador Rubén Rocha obligó al director de la secretaría de Salud, Cuitláhuac González Galindo, a que exigiera, bajo la amenaza de despido a aquel que no asistiera, a médicos y enfermeras a que acudieran a “una jornada de salud” que se realizaría en Culiacán. Sin embargo todo fue un engaño: la concentración se realizó para montar un evento electoral de hipotético apoyo a Imelda y Enrique.

El gobernador les ha organizado otros encuentros similares, pero con otros sectores, simulando, en efecto, reuniones “multitudinarias”. Desde que se inició la campaña por el Senado, los mismos contingentes integrados por empleados del gobierno federal y estatal, y por trabajadores de los ayuntamientos y personas beneficiadas con los programas del Bienestar, son movilizados de un lado a otro, para crear la apariencia de que tienen mucha gente que los apoya. Las personas que acuden a un evento ganadero, son la mismas que asisten a las reuniones electorales con el sector pesquero o agrícola.

Igual sucede con la campaña de Juan de Dios Gámez Mendívil, en Culiacán, también acusado de violencia sexual. Le montan eventos con la misma gente en diferentes colonias. Las pasean de un lado a otro en camionetas o autobuses para fabricar escenarios tumultuosos de fingido respaldo a la candidatura del ahijado de Rubén Rocha. Obvio, la raza se deja movilizar por un pago extra y el refresco y la torta de la mañana, el mediodía o en la tarde. Estrella Palacios, de Mazatlán, anda en los mismos trotes: encabeza montajes electorales.

La invención de escaparates para los candidatos tiene un motivo: Rubén Rocha prepara el camino para la ejecución de un megafraude. Las reuniones con gente del gobierno y los beneficiarios del Bienestar le servirán para justificar que los candidatos “tenían mucho apoyo popular”, y esgrimir que por eso ganaron. El otro argumento es el de las encuestas compradas que reflejan falsamente que los abanderados de Morena van adelante. El gobernador orquesta el despojo electoral planeando cómo evitar que los representantes de los partidos y de oposición no acudan a las urnas para que los morenistas tengan la oportunidad de cruzar boletas y rellenar o embarazar cientos o miles de casillas.

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