Que el crimen no quede impune, demanda la mamá del normalista

Sergio Ocampo Arista

Lilia Vianey Gómez, madre de Yanqui Kothan Gómez Peralta, estudiante de la Normal Rural Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa asesinado la noche del jueves en esta ciudad, exigió justicia al gobierno de Guerrero, encabezado por la morenista Evelyn Salgado Pineda, y advirtió que luchará para lograr que no quede impune el crimen contra su hijo.

Esto (el homicidio) no va a quedar impune, voy a hacer todo lo posible para que no quede así, porque las autoridades no hacen nada. Y si lo puedo hacer personalmente, yo lo voy a hacer para que no quede impune la muerte de mi hijo, insistió.

Entrevistada vía telefónica, Vianey Gómez narró los últimos momentos que pasó con su hijo Yanqui Kothan, estudiante del cuarto semestre del grupo C de la licenciatura en educación primaria. Él tenía 23 años y le gustaba mucho estudiar y hacer deporte, recordó.

Dijo que al enterarse de la muerte del muchacho, se trasladó al hospital en Chilpancingo: sí, lo que pasa (es) que ayer en el hospital me entregaron sus pertenencias. Pero lo que me hizo falta fue su teléfono y el teléfono de otro muchacho que creo iba con él, son dos, y queremos que el gobierno los entregue.

Mencionó que si recupera el móvil de su hijo podría saber qué pasó en los últimos momentos de su vida, bueno, tal vez un mensaje no; pero bien lo podrían utilizar para chantajearnos o decirnos algo, pues para eso lo pueden ocupar.

Lilia Vianey, madre soltera, trabaja en la cooperativa de la Normal y mantiene a seis hijos. A pregunta expresa de qué le pediría al gobierno, respondió: el gobierno está corrompido. Ni para tenerle confianza, porque también está corrompido. Pero igual, como todas las madres piden justicia para sus hijos, yo también lo voy a demandar.

Le gustaba el ejercicio

Rechazó que su hijo fuera un borracho y repudió los señalamientos que han circulado en ese sentido.

–Él era deportista, ¿no?; participaba en la Carrera Guadalupana, según nos enteramos.

–Así es. Era miembro del club, le gustaba correr; hacer ejercicio. Últimamente iba al gimnasio de la escuela. También le gustaban los caballos.

La muerte del estudiante en un retén en el libramiento a Tixtla, baleado por la policía de Guerrero, es, otra vez, un golpe a la normal rural de Ayotzinapa y no podemos quedarnos callados, aseguró Cristina Bautista, madre de uno de los 43 normalistas desaparecidos, quien además exigió que se castigue a los responsables.

Ellos (los policías) ya tienen bien vigilados a los estudiantes, como siempre; sabían que iban a ir normalistas, por eso les dispararon, no es que se hayan equivocado, señaló en entrevista la madre del joven desaparecido en 2014 Benjamín Ascencio Bautista.

Reclamó que mientras a los estudiantes –quienes se dirigían a los preparativos para la celebración del 98 aniversario de la normal de Ayotzinapa– les dispararon por no detenerse, los delincuentes pasan ahí armados y ni les hacen nada.

Ya estuvo bien de tanta porquería

Mario González, padre del normalista César Manuel, dijo que entre las familias existe enojo, puesto que desafortunadamente, una vez más se vuelve a vivir otro ataque de policías contra normalistas, ya estuvo bien de tanta porquería que hay contra los estudiantes.

Demandó que una vez que la Fiscalía General de la República atraiga las indagatorias, ésta debe realizarlas con independencia y que se detenga a los culpables del asesinato de Gómez Peralta.

Asimismo, los padres y madres de los normalistas defendieron la labor de su abogado Vidulfo Rosales y afirmaron que no acudirán, si no es con él, a la posible reunión con el presidente Andrés Manuel López Obrador en 15 días, pues –indicaron– es su derecho como víctimas.

Al referirse a la campaña de desprestigio que en los últimos días han atizado en contra de Rosales, don Mario asegura meter las manos al fuego por él, porque ha sufrido de día y noche con nosotros; el hambre que hemos pasado, la ha pasado él.

Cristina Bautista apuntó que las familias le tienen confianza a Vidulfo porque junto a él han caminado nueve años y cinco meses exigiendo justicia, impidió que le dieran carpetazo al caso y se ha fajado los pantalones para hablar y denunciar de todo (las irregularidades) y estamos con él hasta encontrarlos.

(Con información de Jared Laureles y Jessica Xantomila). La Jornada

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