Basificación en Salud, herencia del gobierno de Quirino Ordaz
Richard Lizárraga Peiro
El paro de grupos de trabajadores del sector Salud es parte de los conflictos que el priista Quirino Ordaz Coppel cedió como herencia al gobierno de Rubén Rocha Moya por otorgar de manera irregular plazas y no incorporar a un segmento de médicos y enfermeras al beneficio de la asignación y basificación de plazas.
Las primeras manifestaciones de trabajadores del sector Salud en las que se denunció el “desorden” en la cesión de plazas-base, con la simultánea exigencia de la basificación, se realizaron en octubre, a los pocos días de que Quirino Ordaz Coppel dejara el gobierno estatal y el doctor Efrén Encinas Torres entregara la secretaría de Salud.
En octubre, los médicos inconformes no fueron atendidos ni escuchados por Quirino Ordaz ni por el doctor Encinas Torres, acusado de privilegiar con la basificación a sus familiares y amigos y a recomendados del gobierno quirinista de nuevo o antiguo ingreso en las clínicas u hospitales.
De la posición de Quirino Ordaz se desprende que le apostó a la construcción de tres hospitales, en los que canalizó una inversión millonaria, pero no dio mantenimiento ni rehabilitó ni muchos menos modernizó los viejos hospitales y clínicas y violó los derechos laborales de un segmento de trabajadores del sector Salud, mientras a otros los apapachó.
Los nuevos hospitales no funcionan por falta de equipamiento: en el Hospital Pediátrico, una supervisión realizada por el nuevo titular de la secretaría de Salud, Héctor Melesio Cuén Ojeda, puso el descubierto la caída de plafones y deficiencias en infraestructura; el Hospital General y el Centro de Salud registran un precoz deterioro.
Los doctores en paro se quejan de que casi al cierre de la pasada administración, Quirino Ordaz Coppel y el doctor Efrén Encinas Torres “contaminaron” el programa de basificación del presidente Andrés Manuel López Obrador dejando por fuera a personal de contrato de reciente ingreso o que tiene años reclamando una plaza laboral.
La basificación del personal de Salud es una responsabilidad compartida del gobierno federal y del gobierno del estado; para aumentar el número de basificados se requiere de la aprobación de nuevas plazas y la asignación de recursos federales.
El problema de la basificación generada por Quirino Ordaz Coppel y Efrén Encinas Torres adquiere tintes o derroteros sospechosos dado que los médicos y enfermeras que se dicen relegados del programa de entrega de plazas siembran dudas, ya que por un lado buscan el diálogo y por otro rechazan los avances de la mesa de negociaciones que ha celebrado más de once reuniones.
A diferencia de Quirino Ordaz que no los quiso atender ni escuchar, el gobierno de Rubén Rocha ofreció comenzar a basificar a partir de enero del 2022, es decir, dentro de poco más de mes y medio, con el apoyo del presidente Andrés Manuel López Obrador y ofreció que en caso de que no recibir los recursos federales, su gobierno aplicará recursos propios para otorgar ese beneficio laboral.
“Yo voy a coadyuvar porque no voy a esperar tendiendo la mano para que me den, yo le voy a aportar a esto y a partir de enero si no me viene recurso de la Federación nosotros le vamos a meter del Estado y vamos a basificar”, dijo y reiteró el llamado a los trabajadores del sector salud que han estado inconformes a que impere una actitud responsable para no afectar a la población que demanda los servicios de salud.
A su vez, el secretario de Salud, Héctor Melesio Cuén Ojeda reveló que en Sinaloa existe una planta laboral de 3 mil 128 trabajadores de la salud bajo el régimen de contrato y eventuales, con ingresos muy bajos y en la mayoría de los casos sin seguridad social.
Recordó que con motivo del inicio de la pandemia el pasado gobierno contrató a personal eventual, que hoy está exigiendo de manera justa su base, las cuales también se les asignarán para cumplir con el compromiso que hizo el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, en su última visita a Sinaloa.
El secretario de Salud aclaró que estas basificaciones no están programadas para este año, sino que empezarán a asignarse a partir del enero del 2022 y será un proceso paulatino.
Pero en los paros que podrían afectar la prestación de los servicios médicos en cuando menos 5 hospitales o clínicas de Sinaloa, los grupos de médicos ofrecen la percepción de no escuchar o tener la consigna de no querer escuchar ni al gobernador Rubén Rocha Moya ni al secretario de Salud, Héctor Melesio Cuén Ojeda, lo que levanta sospechas y la inconformidad de la sociedad.
Los trabajadores inconformes ya ganaron, pues existe la promesa de que se atenderán sus exigencias y de que paulatinamente se les irá basificando, pero se cierran y gritan “no a la mesa de negociación”, “nos niegan la basificación” y otras consignas que ofrecen la lectura a la sociedad de que es probable que atrás de estos movimientos pudieran existir otros intereses. La duda la siembran los médicos que no quieren escuchar y no atienden razones.
El menos inteligente de los ciudadanos de Sinaloa comprende que la basificación en noviembre o diciembre es imposible, no solo porque es fin de año y el nuevo gobierno estatal apenas tiene 11 días en funciones, sino porque Rubén Rocha Moya recibió de Quirino Ordaz una deuda de 8 mil millones de pesos, de los cuales 3 mil millones son pasivos que se tienen que pagar a corto plazo y los otros 5 mil millones de deuda a largo plazo y heredó con saqueos el Instituto de Pensiones del Estado y el ISSSTESIN.
Tan solo para el pago de salarios y aguinaldos de noviembre y diciembre y cumplir con deudas que requieren el pago inmediato y dar apoyo a los ayuntamientos para que salgan de la crisis económica, el gobierno requiere de 2 mil 618 millones de pesos, dinero que no tiene…
¿Qué parte del problema no comprenden entonces los médicos inconformes? La protesta es legítima pero su cerrazón levanta muchas dudas….